No necesitamos una “tregua”, sino la libertad de los presos políticos, el restablecimiento pleno de nuestros derechos y libertades, el retorno seguro de los exiliados, justicia para los responsables de crímenes y un país con democracia.

Este mal tiempo también despierta solidaridad y gratitud. A las ocho de la noche, toda España se une en aplausos para reconocer a quienes salvan vidas. En este encierro, no todo es malo, hay esperanza.

Es el momento de la solidaridad, de unirnos para trabajar en minimizar los impactos que como sociedad vamos a padecer.

Quien diría que las aburridas compras de un mes atrás se convertirían, verbigracia del coronavirus en una aventura de alto riesgo.

Me toca ser fuerte nuevamente, con la certeza de que esta crisis no se hará “eterna” como la de Nicaragua.

En Nicaragua aún estamos a tiempo de evitar que la situación se salga de control. Marquemos la diferencia y quedémonos en casa.

Las nuevas dinámicas y rutinas que estamos viviendo, tanto en la vida cotidiana como a gran escala, representan una oportunidad para desafiar las costumbres arraigadas, cambiar paradigmas y comenzar a hacer las cosas de forma diferente.

Pareciera que la apuesta que está haciendo el régimen, es que el contagio se dé entre los nicaragüenses. Que desarrollemos los anticuerpos y que no sean muchos los muertos.

Una revisión de El 19 Digital indica que se realizaron al menos 43 eventos en 18 municipios durante esta semana en la que se anunció el primer caso de coronavirus.

Cuando los gobernantes no son capaces de manejar un país, teniendo la seguridad y la libertad de sus ciudadanos como objetivos prioritarios, se vuelve responsabilidad de los ciudadanos cambiar a sus gobernantes por los medios que sean necesarios.