Cardenal Leopoldo Brenes: “Los obispos no somos enemigos de ningún Gobierno”

El jerarca sostiene que la iglesia Católica ha sido víctima de ataques que intentan amedrentarla, pero no apunta al régimen de Daniel Ortega como responsable sino a sus simpatizantes. En esta entrevista descarta que la Conferencia Episcopal de Nicaragua medie algún acercamiento entre la oposición y la dictadura.

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  • marzo 08, 2021
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Presidente Conferencia Episcopal

Cardenal Leopoldo Brenes: “Los obispos no somos enemigos de ningún Gobierno”

El jerarca sostiene que la iglesia Católica ha sido víctima de ataques que intentan amedrentarla, pero no apunta al régimen de Daniel Ortega como responsable sino a sus simpatizantes. En esta entrevista descarta que la Conferencia Episcopal de Nicaragua medie algún acercamiento entre la oposición y la dictadura.

Por José Denis Cruz | Marzo  8, 2021

El cardenal Leopoldo Brenes es comedido en sus respuestas y evade las preguntas sobre el régimen de Daniel Ortega. De hecho al término de esta entrevista, tras más de 45 minutos de conversación, en su defensa aclara que sus palabras son a título de pastor y no de político.   

— ¿Qué responde usted a quienes critican su postura, a quienes esperan una actitud crítica como la de los obispos Silvio Báez o Rolando Álvarez, que son frontales? 

— No siento que hagan confrontaciones, son pastores. Alguien las puede ver de alguna forma porque cada uno tiene su manera de llevar el mensaje. Yo siempre he tenido mi mensaje basado en el Evangelio, yo siempre he dicho que como arzobispo lanzo mi mensaje para todos.

El cardenal Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN),  cree que la Iglesia que dirige puede ser incómoda para algunos sectores del país. De hecho, tras el atentado en la Catedral de Managua, que calcinó la centenaria imagen de la Sangre de Cristo, dijo que la institución religiosa estaba siendo víctima de ataques que buscaba amedrentarla. El acto tocó el templo más importante del país y dañó a una imagen símbolo del catolicismo nicaragüense.

 — ¿LLoró cuando supo que la imagen se quemó?

— Sí, no me gustan las expresiones públicas, pero lo sentí con mucho dolor.  

El cardenal Brenes se sentó frente a su computadora, flanqueado por una imagen de la Sangre de Cristo, para responder preguntas sobre la pandemia de coronavirus, la unidad de la oposición, el contexto electoral y Daniel Ortega y Rosario Murillo. 

¿Usted maneja cuántos sacerdotes han fallecido por coronavirus? 

Nosotros en la Arquidiócesis de Managua tenemos a un sacerdote que falleció por la pandemia de coronavirus. Fueron contagiados unos seis, pero gracias a Dios eran jóvenes y  se atendieron a tiempo. En León hubo tres sacerdotes fallecidos. 

¿Qué valoración hace usted a un año de registrarse el primer contagio en Nicaragua? 

La  Iglesia fue la primera en lanzar el SOS cuando nos dimos cuenta  que el virus estaba en muchos países. Nosotros invitamos a la gente a quedarse en casa y tomar las medidas necesarias. Nuestra gente fue y es obediente  a nuestros llamados, eso ha sido muy positivo en que no tengamos la cantidad de muertos como en otros países, aunque no tengamos un dato bien específico al respecto.

Mientras los sacerdotes cancelaron festividades religiosas, el Gobierno en paralelo organizaba sus propias actividades con imágenes que no pertenecían a la Iglesia. ¿Usted considera esto un desafío a la institución o un interés por aparentar normalidad?  

Para nosotros lo importante es que nuestra gente escuche a los obispos, somos muy respetuosos si otra persona quiere seguir a otras actividades. Sí ha sido positivo que las celebraciones grandes que hemos hecho, la gente se ha mantenido cercana a nosotros. Agradecemos el apoyo que nos han brindado porque han sido obedientes cuando decimos que no haremos procesiones porque hay que cuidarse. La gente que vive con fe se ha quedado en su casa y ha seguido las orientaciones de los obispos. Respetamos las decisiones  de cada persona. Cuánto no me gustaría que  la gente no fuera al mar, pero están yendo. Somos respetuosos de las libertades.

¿No ve estos llamados del Gobierno como un desafío a la Iglesia, como por ejemplo cuando deciden cancelar las fiestas patronales de un municipio y ellos organizar la propia? 

No son celebraciones patronales, son actos que realizan ellos libremente,  sin embargo la propia celebración patronal es la que dirige la Iglesia. 

Usted cumplió siete años de haber sido nombrado Cardenal este 22 de febrero. ¿Cómo valora estos años al frente del cargo religioso más importante del país? 

Quizá no es el más importante porque lo importante es ser pastor. Cada uno de los obispos mantenemos una amistad y el hecho que el Papa me haya querido unir al Colegio Cardenalicio fue una referencia para mí y el país. Como obispo sigo siendo el mismo pastor, ser cardenal no da categoría, sino más bien servicio. He sido el pastor y obispo  de todos los miembros de esta Arquidiócesis de Managua. Soy el hermano mayor entre los hermanos obispos. Ser cardenal no tiene ningún poder, sino que aumenta la capacidad de servicio.

Pero el cargo de Cardenal le da influencia en este país con más del 40% de la población católica... 

Algunas personas me dicen que no me doy cuenta de lo que soy, pero yo me siento una sacerdote más. Me llama la atención que cuando voy a las parroquias algunos me llaman padre Polo, otros me llaman Monseñor, otros me llaman Polito, y me preguntan si no me enojo. Yo digo que no. Lo importante para mí es tener el cariño de los fieles, acompañarlos en su caminar. Ser cardenal no me da ningún poder, sigo trabajando como un obispo que va junto a sus hermanos, hacemos orientaciones nacionales, luego las aplicamos  a nivel diocesano y es lo que estoy haciendo junto con mis sacerdotes. 

En 2018 hubo un momento que marcó al país, la Insurrección de Abril… ¿también marcó su vida?

Nuestro compromiso siempre es orientar y acompañar a nuestra gente desde el Evangelio. El llamado que hacemos ante cada realidad, lo hacemos como pastores, luego por el bien de nuestra gente, y desde el Evangelio. El punto fuerte para nosotros no es una ideología sino más bien el tener la presencia de Jesús, iluminar el camino de los fieles desde el evangelio. 

A tres años de ese Diálogo Nacional que usted medió, ¿qué valoración hace? 

Desgraciadamente el Diálogo se encasilló, se bloqueó y no se pudo progresar. Fue una enseñanza que tenemos que aprender a dialogar, y el problema es ese, que no tenemos una cultura de diálogo, a veces queremos imponer nuestras ideas, y desde la doctrina social de la Iglesia y mensajes del Papa señalamos que dialogar significa saber escuchar, y a veces nos cuesta. Lo podés ver en la sociedad política que ha estado muy tensa, se han hecho muchas iniciativas (de unidad), pero hace falta. Saber dialogar es muy importante.

¿A quién benefició el Diálogo? Se pensó que de ahí surgiría un cambio en el país, pero Ortega al final ganó tiempo. 

Había una buena intención por parte de quienes participaban en el Diálogo, pero luego, como todo diálogo, se estancó, y no fuimos capaces de empujar el camión para delante y sacarlo del pegadero. 

¿Qué falló de ese Diálogo Nacional? 

Nos cuesta tener una cultura de diálogo. De las cosas negativas se sacan positivas, así que cada uno hizo su aporte. Ahora lo importante es que sigamos adelante. 

¿Usted apoyaría otro diálogo? 

Siempre se hacen solicitudes, y la Conferencia Episcopal valora. En este momento pensamos que hay muchos líderes políticos que tienen la capacidad y queremos que sean ellos los que lleven el diálogo. Nosotros seguimos acompañando con nuestras orientaciones, que no tienen una línea política. No apoyamos a nadie en particular, nuestras orientaciones son de pastores.

¿Por qué esa distancia a mediar? 

No estamos distantes, estamos participando en lo propio. Colaboramos en el primer momento, pero ahora los políticos pueden llevar adelante esas decisiones. 

 ¿Usted mantiene comunicación con Ortega o Murillo? 

Directamente no, en algunas ocasiones sí, pero no hay un teléfono rojo. 

¿Cuándo fue la última comunicación con el Presidente o Vicepresidenta? 

No recuerdo una fecha. En algún momento llamamos para pedir que sacaran a un prisionero.  Pedíamos cita con Presidencia y luego nos llamaban. 

¿Y el Nuncio mantiene comunicación con el Gobierno?

Él como diplomático y representante de la Santa Sede siempre ha estado apoyando y tratando de interceder. A veces ha sido criticado, pero las obras dicen lo contrario. Siempre ha trabajado no para que lo aplaudan sino para tratar de hacer el bien. El Nuncio toma los canales propios de la Nunciatura para comunicarse.

¿Usted siente que esta Iglesia que encabeza es incómoda para el Gobierno? 

Para muchos puede ser incómoda, para otros no. Nosotros seguimos adelante, nuestro trabajo es evangelizar indistintamente, siempre la Iglesia tiene problemas. En este tiempo el Santo Padre nos ha regalado una exaltación y es: "Hermanos todos". Tenemos que respetarnos, evitemos confrontaciones y que todos podamos vernos como hermanos.

Tras el atentado en Catedral usted dijo que fue un acto terrorista para amedrentar a la Iglesia, ¿mantiene estas palabras?

Sí, yo pienso que muchos seguidores políticos a veces son fanáticos, y el fanatismo lo lleva a hacer esas cosas. No somos la excepción, en México hubo un atentado contra una catedral, en Estados Unidos, Chile, Argentina, también, son actos cometidos por personas fanáticas, y la toman contra la Iglesia y las imágenes. Siempre la Iglesia es motivo de contradicción.

Pero no señala al Gobierno, usted señala a simpatizantes..

El cardenal Miguel Obando me decía: Si usted  no tiene la seguridad, no afirme nada. Si a mí no me consta un hecho no puedo culpar a nadie. Señalamos el hecho, pero persona alguna no. No tengo la seguridad. 

¿No le parece un hecho muy fuerte que Ortega los haya acusado de golpistas?

Nosotros nunca nos sentimos aludidos con eso. Yo mismo me pregunté qué es un golpista y me fui al diccionario y encontré que es aquella persona que usa las armas para tomar el poder. Nosotros solo fuimos mediadores, ofrecimos nuestros servicios, no estábamos buscando el poder y no somos enemigos de ningún Gobierno, por lo tanto lo miramos como una palabra más. Nunca nos sentimos golpistas. 

Usted dice que los atentados pueden ser cometidos por simpatizantes. ¿No cree que el discurso de la primera dama está cargado de odio e incide en estos actos?  

Yo poco escucho la radio porque a veces uno se molesta más. Sigo anunciando la reconciliación entre nosotros y debemos usar un lenguaje que no lleve malos entendidos, que no lleve a la violencia. Mi mensaje va por ahí.

¿Nunca ha escuchado a Murillo al mediodía? 

No, porque a esa hora yo tengo reuniones. 

¿Cuáles son los planes para restaurar la Sangre de Cristo? 

Esta imagen vino de Guatemala y he hablado con mis hermanos obispos y me han indicado que hay tres escuelas  que pueden restaurar la imágen. Yo me comuniqué con la escuela propia del arzobispado de Guatemala y están haciendo un estudio, pero el problema es que no tenemos vuelos directos para que vengan y poder hacer la restauración de la imagen.

Ha habido un recorte de recursos a la iglesia desde el Presupuesto General, ¿cómo ha afectado eso?

Suspendieron las ayudas desde hace tres años, siempre los diputados de las diversas regiones, que eran cercanos, nos decían que enviáramos proyectos, pero desde hace años no metemos proyectos y hacemos conciencia entre la gente: El templo es de todos y nos corresponde a todos.  

Algunos misioneros han quedado en un limbo migratorio porque Extranjería les ha quitado sus permisos de residencia. ¿Qué sabe usted al respecto?

Es lamentable, conozco a dos. En la Arquidiócesis no hemos tenido problemas, algunos se tienen que presentar cada tres meses para renovar la estadía. Pero estamos trabajando, porque ese es nuestro compromiso.

¿No ve esos dos hechos como una represalia del Gobierno contra la Iglesia?

No sé los motivos, no conozco a profundidad. Mis sacerdotes que estaban fuera ingresaron por tierra y estuve pendiente de ellos. No tengo conocimiento de los demás, aún no he hablado con los obispos Rolando Álvarez (Matagalpa) ni con Marcial Guzmán (Chontales). 

¿Las organizaciones sin fines de lucro de la Iglesia se inscribirán como Agentes Extranjeros ante el Ministerio de Gobernación? 

Como Iglesia no, no somos ONG. Yo tengo Cáritas Arquidiocesanas y las ayudas que recibimos no son de Gobiernos, recibimos ayudas de iglesias hermanas. Nuestra relación no es con Gobiernos. No tenemos pensando inscribirnos. 

Los obispos en su mensaje de Cuaresma hacían un llamado a reformas electorales que garanticen comicios libres y transparentes, pero Ortega desoye. ¿Cómo valora eso?

 En 2014 le entregamos un documento al Presidente en el que señalamos algunas cosas con relación a las elecciones y Consejo Supremo Electoral (CSE). Damos el mensaje, recogemos el sentimiento de nuestra gente y lo plasmamos, no apoyamos a ninguna aspiración política, de ninguna ideología. Siempre los años electorales llevan violencia, nosotros estamos llamando a que se supere toda confrontación y acciones que vayan en contra de un ejercicio cívico. Ojalá se puedan realizar las elecciones según el deseo de los ciudadanos. 

¿No contempla la CEN otra comunicación con el Gobierno como la de 2014?

Todavía en la CEN no hemos considerado eso.

La Comisión de Buena Voluntad invitó a la Iglesia a sumarse para tratar de unir a la oposición. ¿Por qué decidió no participar?

Llegamos a la conclusión de que sean los laicos quienes lleven adelante esa obra, nosotros lo acompañamos a través de nuestras orientaciones y como pastores. 

Sin reformas electorales no saldremos de esta crisis. ¿Cómo avizora el año? 

Desgraciadamente podría ser un año de tensión por eso aprovechamos el tiempo de Cuaresma para invitar a un cambio de corazón. Ojalá que tengamos una elecciones según lo desea la ciudadanía. 

 ¿Se debe ir a elecciones con presos políticos en las cárceles?  

Estamos siempre orando para que obtengan su libertad, es el mensaje que la Comisión de Paz y Justicia. Ojalá que logre su pronta libertad.  

¿Qué le diría a quienes aspiran a ser candidatos a la Presidencia? 

No es malo aspirar a bienes mayores, pero siempre hay que trabajar por el bien común, cada uno de ellos es responsable de sus acciones. Nuestros mensajes es que reflexionen. Respeto los grandes deseos, pero debe haber buena voluntad.

¿La Iglesia confía en que se logre la unidad de la oposición? 

Ese es el deseo, pero, como decimos, la pelota está en la cancha de ellos (de los opositores).

¿Y hablado con alguno de ellos?

No, no.

 ¿Y lo hará?

A lo mejor, no sabemos. 

Monseñor Mata ha pedido que lo releve en su cargo el Obispo Báez. ¿Usted respalda esa posición?

No depende de nosotros, depende del Papa. Al Papa se le presenta una terna y eso lo elige él. 

Cuando se fue Baéz, los obispos anunciaron que iba al Vaticano, pero en una entrevista me dijo que no había estado ahí, y que estaba viviendo un exilio en Miami. ¿Sería el momento indicado para que regrese el obispo Báez? 

Desconozco el diálogo profundo que él tiene con el Santo Padre. Él me comentó que el Papa le dijo que estuviera en Roma.

¿Respaldaría un retorno de Silvio Báez? 

Como el Santo Padre lo llamó, es un asunto de él. Nosotros estamos en manos del Papa. 

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