La dictadura ha cometido crímenes de lesa humanidad contra los religiosos nicaragüenses

La persecución del régimen contra la Iglesia se intensificó en 2022 y continúa agudizándose a través de prohibiciones de actividades y misas, alerta un informe del Colectivo de derechos humanos

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La policía cuando asedió parroquia San Miguel de Masaya, cuando el párroco aún era el padre Edwing Román, hoy exiliado.
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  • abril 24, 2024
  • 03:03 PM

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha cometido al menos cuatro crímenes de lesa humanidad contra sacerdotes nicaragüenses, desde que en 2022 arreciara la persecución contra la Iglesia católica, restringiendo la libertad de religión en Nicaragua, denunció este miércoles el Colectivo Nicaragua Nunca Más en un informe que alerta sobre la profundización de la persecución.

Deportación o traslado forzoso, encarcelación u otra privación grave de la libertad física, tortura y persecución de un grupo o colectividad, son las violaciones a los derechos humanos que califican como crímenes de lesa humanidad que ha perpetrado la dictadura contra sacerdotes.

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Así lo indica el informe del Colectivo Nicaragua Nunca Más en el que documenta los destierros, las desnacionalizaciones y la criminalización que han sufrido los religiosos católicos a manos del régimen Ortega-Murillo desde que en 2018 se produjeron las protestas de abril de ese año.

Según el Colectivo, la persecución religiosa en Nicaragua continúa agudizándose a través de la prohibición de actividades religiosas y la celebración de misas, el cierre forzado de radioemisoras, centros de estudios y universidades católicas; y la detención, encarcelamiento, desnacionalización arbitraria y expulsión del país de sacerdotes y religiosos católicos sin el debido proceso.

Para el Colectivo, las violaciones a la libertad de religión en Nicaragua no se acabarán hasta que exista "un espacio cívico abierto, libre y plural para garantizar que las personas tengan la libertad de profesar, manifestar y practicar su religión o creencias sin discriminación".

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LOS NÚMEROS DE LA GUERRA CONTRA LA IGLESIA

Los números de la represión del régimen son brutales, pues, solo entre agosto de 2022 y marzo de este año 2024, al menos 65 religiosos han sido criminalizados o acusados sin fundamento en los tribunales de la dictadura, entre los que se cuentan tres laicos, cinco seminaristas, 43 presbíteros o sacerdotes, tres obispos y 11 misioneros evangélicos.

Otros 22 religiosos católicos han sido desnacionalizados y 42 desterrados, refiere el documento.

El organismo de derechos humanos, destaca el caso de monseñor Rolando Álvarez, una de las voces que más quiso callar la dictadura y no pudo, hasta que, en agosto de 2022, lo secuestraron, lo condenaron a más de 26 años de cárcel y, finalmente, en enero de este año 2024 lo desterraron a Roma junto a otros sacerdotes.

Además menciona el caso de 10 sacerdotes que fueron detenidos en 2023 y no fueron acusados, por lo que se evidencia que el régimen solo quería privarlos de la libertad.

En total, 170 religiosos han sido impedidos de entrar a Nicaragua o han sido deportados, exiliados o desterrados, incluidas 76 monjas expulsadas.

En estos últimos meses, organizaciones, parroquias y colegios de la Iglesia católica han sufrido el congelamiento de cuentas bancarias y los dictadores y sus adeptos han emitido discursos de odio contra la insititución y sus jerarcas.

LEYES PARA REPRIMIR Y EL CASO TICAY

Por otra parte, Ortega y Murillo crearon leyes para intensificar la persecución y criminalización de quienes ellos consideran opositores, las que también afectaron a los religiosos.

Entre esas leyes, que sirvieron para desnacionalizar, criminalizar y confiscar, se encuentran la ley especial de ciberdelitos; la ley de defensa de los derechos del pueblo a la indenpendencia, la soberanía y autodeterminación para la paz; la ley especial que regula la perdida de la nacionalidad nicaragüense y la reforma al artículo constitucional 21.

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La persecución religiosa de los Ortega Murillo ha alcanzado a los periodistas que cubren actividades convocados por la Iglesia, como fue el caso del periodista Víctor Ticay, encarcelado por cubrir una actividad de la Semana Santa de 2023.

Según el boletín del Colectivo, a Ticay el régimen lo tiene incomunicado y ha sido torturado con choques eléctricos en los pies. En la celda, sufre temperaturas extremas y no se le permite mosquiteros, a pesar de la gran cantidad de mosquitos que le afectan la calidad del sueño. En la comida le salen cucarachas y los custodios le golpean las rejas para que no duerma.

TESTIMONIOS SOBRE LA PERSECUCIÓN

El pasado 7 de marzo, en Ginebra, Suiza, algunas víctimas de la persecución religiosa brindaron sus testimonoos en una reunión donde estuvieron presentes la relatora especial sobre libertad de religión o creencias, Nazila Ghanea y el representante regional de la OACNUDH para América Central y República Dominicana, Alberto Brunori.

Un sacerdote desnacionalizado, bajo anonimato, expresó: "Ante la ausencia de sacerdotes, poco a pocose está viendo impedida la realización de sacramentos en Nicaragua. Ha sido muy difícil para muchos sacerdotes abandonar su patria y pensar que, mientras no haya democracia, será muy difícil volver a esa tierra que nos vio nacer".

Y una feligrés, también bajo anonimato, dijo: "Yo era asediada únicamente por estar sirviendo, por estar leyendo, por estar cantando en la Iglesia".

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