Inicio de abril: Murillo carga contra opositores e Iglesia y los culpa de “brutalidad organizada”

Rosario Murillo intensifica discurso de odio al iniciar el séptimo aniversario de la rebelión de abril, que califica como una “masacre planificada, financiada y dirigida por la maldad”.

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Rosario Murillo, codictadora y vocera del régimen.
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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • abril 01, 2025
  • 02:25 PM

La codictadora Rosario Murillo arremetió este 1 de abril contra la ciudadanía que en 2018 se levantó contra el régimen que comparte con su esposo, el dictador Daniel Ortega. En un discurso de odio calificó a los opositores de “vándalos” y “tranqueros” que “no tienen perdón de Dios”.

Murillo, señalada como responsable de la brutal represión policial y parapolicial que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dejó 355 muertos, también acusó a la Iglesia Católica de dirigir lo que llamó “brutalidad organizada”.

“A siete años de la brutalidad organizada e impuesta desde algunos templos por demonios sacrílegos y mentecatos al servicio del infierno, hoy habitamos el país que queremos”, declaró Murillo.

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La vocera del régimen insistió en que las protestas fueron derrotadas y atribuyó ese desenlace a la intervención divina. “Sobre sus estrepitosas derrotas, sobre su visible miseria, los cobardes, vándalos tranqueros, criminales serviles, se retuercen y revuelcan perseguidos por sus propias sombras y oscuridad”, expresó con tono iracundo.

Refuerza criminalización de la protesta

Murillo también afirmó que los “cuchillos filosos” de los opositores “se han enterrado en su propia carne”, en alusión a la desarticulación de las protestas y los destierros impuestos por el régimen.

“Siete años y la delincuencia, el crimen organizado, los lacayos y diablos proimperialistas fueron derrotados por el gran espíritu nicaragüense revolucionario”, agregó.

Según Murillo, las manifestaciones de abril de 2018, que iniciaron en rechazo a unas reformas al Seguro Social y luego se convirtieron en una revuelta nacional que demandaba adelanto de elecciones sin Ortega y Murillo, fueron parte de una “masacre planificada, financiada y dirigida por la maldad”.

Su discurso refuerza la retórica de criminalización contra quienes se opusieron al régimen, en un mes que marca siete años desde el estallido social que el oficialismo reprimió con violencia letal.

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