¿Permitirá Ortega el ingreso a Nicaragua de vuelos con deportados de Estados Unidos?

Oficialmente la dictadura de Daniel Ortega no reporta la llegada de vuelos a Nicaragua con migrantes deportados de Estados Unidos desde octubre de 2019. El enfrentamiento de este domingo entre el presidente de Colombia, Gustavo Petro y Donald Trump plantea la interrogante sobre qué hará el régimen cuando se le plantee recibir a sus connacionales deportados en aviones militares.

A raíz de las sanciones impuestas por Washington durante la primera administración del presidente Donald Trump contra altos funcionarios del régimen por las graves violaciones de derechos humanos cometidas desde abril de 2018, Daniel Ortega había ordenado no recibir más vuelos de deportados de Estados Unidos.  

El último registro de llegada de un vuelo de este tipo a Managua es de octubre de 2019 cuando se recibieron a 94 personas. En 2022 llegó un vuelo con deportados, pero estos salieron primero a México y después volaron a Managua.  

Para que un vuelo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos aterrice en un tercer país, éste debe ser autorizado por el gobierno local.

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Tampoco hay reportes de medios oficialistas sobre la llegada de migrantes deportados, quienes regularmente eran recibidos en el aeropuerto por personal de varias instituciones del Estado. En los últimos días se ha reportado la llegada de vuelos a Nicaragua con deportados, pero ni Washington ni Managua lo han confirmado. 

Según datos del ICE, al menos 44.995 personas de Nicaragua están en lista de espera de deportación en Estados Unidos, aunque la cifra podría ser mayor si se considera que Trump considera como migrantes ilegales a los beneficiarios de otros programas como el parole humanitario. 

El mensaje de Trump: cooperar sí o sí  

Este domingo el mundo observó cómo el presidente de Estados Unidos doblegó al gobierno de Gustavo Petro de Colombia, que se negó en un primer momento a recibir dos vuelos con deportados en Bogotá y los hizo volver cuando ya estaban en el aire. 

Trump ha ordenado en su primera semana en la Casa Blanca deportaciones masivas de migrantes que permanecen en situación irregular en Estados Unidos.

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Precisamente, sus políticas migratorias derivaron este domingo en una crisis sin precedentes en la relación con Colombia, que expone la inclinación de Trump por utilizar la ley del más fuerte a la hora de negociar y presionar a otros países. 

Después de que el presidente colombiano, Gustavo Petro, rechazara recibir dos aviones de deportación con migrantes de su país, Trump anunció la imposición de aranceles del 25 % a Colombia y la revocación de visas para los altos cargos de ese país. Sanciones que en la noche del domingo revocó tras un acuerdo de última hora con Bogotá para reanudar los vuelos de deportaciones. 

Petro, que en un primer momento quiso imponerse a Trump ordenando reciprocidad en las medidas arancelarias, exhibió una retórica antiimperialista y de “dignidad nacional” en una batería de mensajes en la red social X. La presión sobre su gobierno fue tanta que terminó cediendo. 

Durante la jornada, Petro recibió la solidaridad de varios gobiernos de izquierda de la región. El régimen de Daniel Ortega guardó silencio. 

Esta fue la primera vez que Trump lleva a cabo la imposición de aranceles para forzar concesiones, algo de lo que también ha amenazado a México, Canadá o China y que podría utilizar con Nicaragua si Ortega se niega a recibir a los deportados. 

Ortega tiene muy poco margen de negociación frente a Estados Unidos que es el principal socio comercial de Nicaragua y el principal país emisor de remesas. Una subida de aranceles a los productos de exportación sería un duro golpe a la economía.