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Julio César Avilés será jefe del Ejército de Nicaragua por seis años más

El dictador aplica la reforma constitucional que aumenta el periodo de mandato de los jefes del Ejército y la Policía para atornillar al general Avilés como Jefe de Ejército

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  • diciembre 21, 2024
  • 12:22 PM

El general Julio César Avilés fue confirmado este sábado 21 de diciembre de 2024 como comandante en jefe del Ejército de Nicaragua. Es la cuarta designación consecutiva en el cargo para Avilés y la primera por un periodo de seis años, como consecuencia de la reforma constitucional ordenada por Daniel Ortega en noviembre pasado para prolongar el mandato de los jefes de la Policía y el Ejército. 

El Acuerdo Presidencial 2025 2024 publicado en La Gaceta, Diario Oficial, ordena  "nombrar en el cargo de comandante en jefe del Ejército de Nicaragua al general Julio César Avilés Castillo, por un periodo de seis años, debiendo tomar posesión de su cargo el día 21 de febrero de 2025".  

Avilés recibió el mando del Ejército de Nicaragua en 2010. Debía haber dejado su puesto en 2015 según las normas de rotación interna del Ejército, pero la con Ortega se instauró la práctica de la reelección y, desde entonces, ha continuado ejerciendo el cargo.

Su nuevo nombramiento para el periodo 2025-2031 refuerza la idea de una militarización estructural del poder en el país. Este periodo que iniciará en febrero coincidirá con entrada en vigor de las reformas constitucionales que otorgan el control absoluto del Estado a la Presidencia que, debido a esas emniendas, será bicéfala. 

La perpetuidad de la alianza Ortega-Avilés

Desde su primer nombramiento en 2009, la relación entre Ortega y las Fuerzas Armadas ha sido un factor fundamental para la estabilidad del régimen sandinista. En sus dos primeras reelecciones, en 2015 y 2020, Avilés fue un pilar clave para la lealtad militar al régimen.

Sin embargo, con este nuevo nombramiento, Ortega no solo asegura el respaldo militar para su administración, sino que también impone una visión autoritaria en el Ejército, donde la rotación de mandos parece ser una práctica olvidada.

La decisión de mantener a Avilés en el poder refleja la política de control y subordinación de las instituciones estatales a la voluntad presidencial, independientemente de lo que dictan las normas de la Constitución de Nicaragua. La permanencia de un solo líder militar en el cargo durante más de dos décadas es un claro signo de la falta de alternancia y pluralidad, elementos fundamentales para cualquier democracia.

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