Daniel Ortega cumple 79 años disminuido en poder y con los ojos puestos en otra reelección

Es el segundo dictador más longevo del mundo. Está acusado de crímenes de lesa humanidad, enfrenta aislado internacionalmente, pero no estaría dispuesto a dejar el poder mientras viva

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Daniel Ortega cuando era presidente en los años ochenta.
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  • noviembre 11, 2024
  • 12:00 PM

Daniel Ortega cumple 79 años de edad este 11 de noviembre de 2024.  Es el segundo dictador más lóngevo en el mundo y el político que más tiempo ha controlado el poder en Nicaragua. Ortega enfrenta acusaciones de crímenes de lesa humanidad por la represión a las protestas de 2018 y a toda forma de disidencia; se encuentra internacionalmente aislado por su deriva autoritaria, y su poder efectivo se ve mermado porque el "poder cotidiano" lo ejerce su esposa, Rosario Murillo.

Ortega nació en 1945 en La Libertad, Chontales, la ciudad natal de su madre Lidia Albertina Saavedra Rivas y a la que llegó su padre en busca de oro, un contador de origen caraceño llamado Daniel Ortega Cerda.

En edad, Ortega solo es superado por el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, quien tiene 82 y gobierna el país africano desde 1979. Hace dos años se reeligió por sexta vez consecutiva.

A nivel interno, Ortega es la persona que más tiempo ha retenido el poder: 24 años, tomando los años que dirigió la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (1979-1984), su primer periodo en la Presidencia, de 1985 a 1990 y su retorno al poder en 2007 hasta la actualidad, convertido en dictador.

De esa forma, Ortega supera a los dictadores que ha tenido Nicaragua desde que inició la vida independiente. Tomás Martínez gobernó 11 años; José Santos Zelaya estuvo en el poder 18; Anastasio Somoza García fue presidente 16 y su hijo Anastasio Somoza Debayle 10.

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Un dictador en dificultades

Daniel Ortega llega a los 79 años de edad con diversas dificultades: una enfermedad crónica que le aqueja desde hace años y que le ha ocasionado perdidas de facultades físicas y, más grave aún, acusado de crímenes de lesa humanidad por la represión que desató tras las protestas de abril de 2028.

Eso lo ha ha condenado al aislamiento internacional. El régimen que lidera con su esposa como segunda al mando, enfrenta el rechazo de las democracias del mundo, incluidos países del hemisferio y de la Unión Europea. Para mantenerse a flote se ha acercado a potencias distantes y que son enemigas de Estados Unidos, como Rusia, Irán y China. 

Disminuido en poder, sometido por Rosario Murillo

El dictador nicaragüense también se encuentra muy disminuido en el poder político, pues el "poder cotidiano" en Nicaragua está en manos de su esposa Rosario Murillo, opinan distintos analistas, como los excarcelados políticos y desterrados Óscar René Vargas y Dora María Téllez.

"Lo veo físicamente disminuido, mentalmente muy disminuido. En términos de poder político, creo que el avance de la sucesión en Rosario Murillo y Laureano Ortega ha sido bastante decisivo en los últimos tiempos", comenta Téllez.

Otro analista, que prefiere no ser identificado, comenta que en las últimas comparecencias públicas que Ortega ha realizado, como los aniversarios del Ejército y la Policía, y más recientemente la conmemoración de la muerte de Carlos Fonseca, la mayor parte de los presentes son gente fiel a Rosario Murillo, mientras que solo unos cuantos son los de confianza del dictador.

"El grueso de lo que estaban presentes en el acto en honor a Carlos Fonseca eran gente de ella (Murillo), tal vez el 80 por ciento. De él estaban tal vez solo los militares y Francisco López. Es cierto que alabó a Fidel Moreno, pero Fidel sabemos que es fiel a ella", comentó la fuente, agregando que ahí no se vio a Bayardo Arce, Lenín Cerna, Doris Tijerino o Manuel Rivas Vallecillo, por ejemplo, que son cercanos a él.

No obstante, Dora María Téllez considera que mientras Ortega esté vivo no cederá completamente el poder a Murillo, quien se limitará a continuar preprándose, nombrando a toda su gente y ampliando su cuota de poder en las instituciones, incluyendo ejército y policía.

"Ya vimos la barrida en el Poder Judicial y en otras instituciones y la compactación. Eso no quiere decir que Ortega haya decidido ponerla al frente", manifestó Téllez.

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Con la mira en las elecciones de 2026

Los analistas sí ven a Daniel Ortega pensando en las elecciones de 2026, en las que creen que siempre él será el candidato a pesar de que le ha prometido a Rosario Murillo que será presidenta.

"Está golpeado de salud, pero no grave", dice la fuente que pide anonimato. Agrega que asumir un nuevo ciclo presidencial será complicado tanto para Ortega como para Murillo. En 2026 sería la última oportunidad de ser candidatos para ambos, porque él tendría 81 para entonces y Murillo 75.

Dora María Téllez también cree que el veterano dictador insistirá en ser candidato. "No tengo duda que la aspiración principal de Ortega sigue siendo ser candidato eterno, no lo veo cediendo el poder mientras esté vivo. No lo veo capacitado para una campaña en 2026, pero insistirá", dijo Téllez.

Un guerrillero devenido en dictador

 

Antes de 1950, la familia de Ortega se trasladó de Chontales a Managua, donde el futuro dictador derecho en la Universidad Centroamericana (UCA), pero no culminó la carrera porque se integró al movimiento guerrillero Frente Sandinista (FSLN), lo cual lo llevó a la clandestinidad después de 1963.

Estuvo preso en cinco ocasiones, una de ellas en Guatemala, y en la última pasó siete años encarcelado hasta que en diciembre de 1974 lo liberó un comando sandinista y trasladado a Cuba.

Regresó a Nicaragua en 1976, donde estuvo algunos meses, pero se fue porque comenzaron a caer muertos a manos de la Guardia Nacional de Somoza importantes líderes del sandinismo, como el fundador del sandinismo Carlos Fonseca Amador y también cayó uno de los principales estrategas de ese grupo guerrillero, Eduardo Contreras, así como uno de los líderes en Managua, Carlos Roberto Huembes.
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Salió a Costa Rica, pero regresó en 1977 para participar en uno de los pocos combates que se le conocen, en San Fabián, luego de lo cual se fue a Honduras y posteriormente regresó a Costa Rica, de donde ya no volvió hasta la caída del dictador Anastasio Somoza Debayle en julio de 1979.

Fue seleccionado como uno de los nueve comandantes sandinistas que gobernaron Nicaragua en los años ochenta, coordinando la Junta de Gobierno y luego como presidente de la Republica.

Perdió el poder en 1990, iniciando desde ese momento un plan para regresar al poder, para lo cual eliminó a gran parte de la nomenclatura del partido FSLN y se entregó a su esposa Rosario Murillo después de que ella lo protegió cuando su hija Zoilamérica Narváez lo acusó de violación.

Un pacto que firmó con el caudillo liberal Arnoldo Alemán, en 1999, le permitió a Ortega regresar al poder en 2007.

Para 2011 tenía prohibido ser candidato presidencial, porque la Constitución Política prohibía la reelección, pero Ortega violó todas las leyes y se reeligió para el siguiente periodo que inició en 2012.

Desde entonces, ha amañado las elecciones para mantener en el poder.

En 2018, protestas cívicas iniciadas en abril de ese año lo hicieron tambalear, pero el dictador y su esposa ordenaron que paramilitares y policías dispararan a los manifestantes, provocando las muertes de más de 355 nicaragüenses, según organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.

Ortega y su esposa se mantienen en el poder gracias a que Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea le han impuesto sanciones económicas y de otros tipos, como cancelación de visas para entrar al país norteamericano.

Las siguientes elecciones están previstas a celebrarse en 2026, pero, a como en las recientes que se han celebrado, no existen condiciones para que participe la verdadera oposición. Ortega tampoco apuesta por el diálogo.

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