Daniel Ortega es peligro para el mundo al cobijar a terroristas iraníes en Nicaragua

El dictador Daniel Ortega no solo amenaza la estabilidad de Nicaragua al permitir la presencia de terroristas iraníes en territorio nacional -según denunció Israel en una entrevista a DESPACHO 505- también representa un peligro para la seguridad mundial, coinciden analistas que ponen en balanza las maniobras recientes del veterano líder rojinegro.

"Es hora de que las democracias occidentales declaren al FSLN (Frente Sandinista, organización dirigida por el dictador y su esposa Rosario Murillo) como lo que es: una organización terrorista", plantea el excarcelado político Félix Maradiaga, presidente de la Red Liberal de América Latina.

"El Frente Sandinista ha demostrado ser más que un régimen autoritario; es un actor activo en una red global de terrorismo que amenaza la estabilidad del mundo", argumenta Maradiaga. Insiste en que las declaraciones del cónsul de Israel, Amir Rockman a este medio, sobre la presencia de grupos terroristas en Nicaragua, "permitir que un régimen como el de Ortega siga operando sin consecuencias significativas es un riesgo inaceptable". 

Daniel Ortega fue acusado este por el cónsul de Israel en Costa Rica, de permitir que "fuerzas iraníes radicales y grupos de terror actúan libremente en territorio nicaragüense", tras lamentar la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel que ordenó Ortega, la tercera rupura de Nicaragua con ese país desde que los sandinistas asaltaron el poder en 1979.

"La diferencia de esta ruptura de relaciones es que el involucramiento de Irán y de otros esfuerzos antidemocráticos en Nicaragua en los últimos años ha incrementado mucho y, por es,  creo que esta nueva ruptura de relaciones, en mi opinión, va a durar más tiempo, porque los intereses de los iraníes, Hezbolá, y otros grupos antidemocráticos que están ahora instalados en Nicaragua, juegan un papel más grande que en los años pasados", señaló el diplomático israelí.

El profesor de Investigación sobre América Latina del U.S. Army War College Strategic Studies Institute, Evan Ellis, señala que a pesar de que los lazos humanos y políticos entre Irán y Nicaragua no han sido tan amplios como los que la nación persa ha mantenido con Venezuela, país que ha servido como punto de entrada y ocultamiento de personas, ya existe "la preocupación del uso de Nicaragua como un punto de acceso para Irán" en el continente americano.

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La presencia de terroristas iraníes en Nicaragua está respaldada por diversos hechos. Ellis, por ejemplo, recuerda que cuando   Ortega regresó al poder en 2007 una delegación de iraníes exploró a bordo de lanchas rápidas la zona de Monkey Point, una remota población del Caribe, con la supuesta misión de hacer planes para la construcción de un puerto de aguas profundas y una nueva ciudad. El proyecto no se concretó, en gran parte debido a la resistencia de los pobladores.

Juan Sebastián Chamorro se remonta en la historia para señalar que los lazos de Irán los sandinistas se unen bajo el argumento de que son "revoluciones hermanas", ya que en 1979 la revolución islámica llegó al poder en Irán y los sandinistas secuestraron a la revolución popular que se produjo en Nicaragua, pero en realidad no tienen ningún vínculo.

Chamorro rememora que el ahora fallecido presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, aterrizó en Nicaragua en 2012 y, recientemente, en 2023, también llegó al país el presidente Ebrahim Raisi, fallecido en un accidente aéreo en mayo de 2024.

Menciona otras muestras del acercamiento reciente, como la presencia de Mohsen Rezai, vicepresidente de Asuntos Económicos de Irán en enero de 2022 para la última toma de poder de Ortega, lo que causó una crisis diplomática con Argentina, porque Rezai está sindicado como el autor intelectual de un atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994 que dejó 85 muertos y al memos 300 heridos. 

El embajador del entonces presidente argentino, Ernesto Fernández, fue colocado en la misma tarima que Rezai, desatando la molestia de Argentina, porque al momento del ataque terrorista, él era uno de los jefes de la Guardia Revolucionaria de la teocracia islámica, por lo que pesa sobre él una alerta roja de Interpol.

“Esta es una prueba contundente de que efectivamente, y no es casualidad, ni es secreto para ellos mismos, ni siquiera de los Ortega que entren al país terroristas sindicados por la justicia internacional (…), seguramente las declaraciones del cónsul obedece también a información de inteligencia más reciente y de cargos de terroristas iraníes o de la Guardia Presidencial que tienen ellos con una presencia muy represiva en Irán en el territorio de nicaragüense”, opina Chamorro.

Féliz Maradiada añade que el FSLN tiene una larga historia de colaboración con redes terroristas internacionales, que se remonta a los años setenta del siglo pasado, cuando sus guerrilleros recibieron entrenamiento militar en campamentos palestinos.

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La ruptura y los intereses oscuros de Ortega

Daniel Ortega rompió relaciones con Israel con el argumento de que comete genocidio contra el pueblo palestino. Maradiaga dice que es una justificación es falsa y que se trata de "una estrategia cínica (de Ortega con los iraníes) que oculta intereses oscuros".

"Esta decisión se alinea con las alianzas peligrosas que Ortega ha consolidado con regímenes autoritarios y grupos extremistas. Como lo ha señalado el embajador israelí en Costa Rica, Amir Rockman, la dictadura sandinista ha estrechado lazos con el régimen de los ayatolas en Irán, facilitando el actuar de grupos radicales en Nicaragua", manifestó Maradiaga.

Según Maradiaga, durante las dictaduras de Ortega, la de los años ochenta y la que inició en 2007, Nicaragua se ha consolidado como un refugio para extremistas.

"Las conexiones del régimen con dictaduras como la de Gadafi, y la otorgación de pasaportes nicaragüenses a actores extremistas, demuestran la afinidad del FSLN con el terrorismo y el antisemitismo. En los años noventa, investigaciones revelaron la facilitación de documentos y recursos a terroristas, y la relación con grupos como la OLP, ETA, y las Brigadas Rojas italianas", añadió el también analista político.

Para la comunidad internacional, Ortega preocupa por sus relaciones con organismos terroristas y ahora se le suman otros gobernantes centroamericanos, como Xiomara Castro en Honduras y Nayib Bukele en El Salvador, quienes han "disminuido cooperación con Estados Unidos en los últimos años", dijo por su parte el catadrático estadounidense Evan Ellis.