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Las luces y sombras de Humberto Ortega

Nació pobre en Juigalpa, Chontales, pero murió millonario después ser uno de los nueve comandantes sandinistas que gobernó Nicaragua en los años ochenta.

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Humberto Ortega emitiendo un comunicado del FSLN durante la lucha contra la dictadura somocista.
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Despacho 505
  • septiembre 30, 2024
  • 04:12 PM

“El servicio militar obligatorio en época de guerra es una necesidad en cualquier país del mundo”, solía justificar Humberto Ortega, fallecido este 30 de septiembre, cada vez que se le recriminaba haber impulsado el Servicio Militar Obligatorio (SMO), en 1983, al que los sandinistas calificaron como “Patriótico” (SMP) cuando vieron que no tenían soldados voluntarios suficientes para enfrentar a los contras.

Casi 150 mil jóvenes, según dijo el propio Humberto Ortega, de entre 17 y 22 años de edad, fueron reclutados de manera forzosa por las autoridades sandinistas para que cumplieran con el SMO y combatir a la contra entre 1984 y 1989, en las montañas del norte, en una guerra que cobró más de 30 mil muertes en ambos bandos, aunque algunos hablan de más de 50 mil fallecidos.

A los jóvenes los perseguían en sus casas, colegios, universidades, discotecas, estadios o cuadros de beisbol, en las canchas o cualquier otro centro de diversión. Hasta en las carreteras que dan acceso a los departamentos. Nunca se precisó la cifra exacta de los jóvenes del SMO fallecidos en la guerra, pero Humberto Ortega en una artículo de opinión dijo que fueron alrededor de cuatro mil.

“El SMP significó un alto costo político para el sandinismo, pero fue vital para el triunfo militar, la paz y la apertura al proceso largo y complejo de la democracia que aún hoy forjamos”, dijo en 2016 Ortega, quien fue jefe del ejército entre 1979 y 1995.

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Un niño pobre, pero jactancioso

Humberto Ortega siempre se ufanó de su abuelo paterno Marco Antonio Ortega, quien fue director del Instituto Nacional de Oriente y escribió la letra de uno de los himnos nacionales, La Patria Amada, que estuvo vigente entre 1910 y 1939.

A Ortega siempre le gustó hablar de la parte buena de su vida, o de su familia, pero siempre rehuyó hablar de lo negativo que se le achacaba. Por ejemplo, si gustaba de hablar del abuelo paterno, siempre rehuyó hablar de la abuela materna, quien fue una doméstica en la casa del abuelo.

Ya habiendo dejado la jefatura del ejército, Ortega no gustaba de ser llamado “general en retiro”. Prefería que lo llamaran “dirigente revolucionario”, “Comandante de la Revolución”, “estratega político”, “historiador” o, simplemente, “general”.

En los años ochenta, fue el que disfrutó de más lujos entre los nueve comandantes de la revolución sandinista, pues vivía en complejo militar, en una casa con todas las comodidades, afirmó una fuente cercana a Ortega, quien pide anonimato.

Los escoltas de Ortega siempre estuvieron mejor vestidos que los de los otros comandantes, con un uniforme diferente para cada día.

En el complejo, Ortega gozaba de gimnasio, un barbero que hacía faciales, la mejor ropa, perfumes, zapatos bien lustrados y todos los lujos que casi nadie se podía dar en aquella época en Nicaragua. “Cuando se vestía de civil, era todo un catrín”, indica la fuente.

Además, en la casa de protocolo llamada la L, Ortega tenía un lugar especial para “encuentros con damas”, asegura.

Hasta antes que su cuñada lo “encarcelara”, Ortega seguía dándose muchos lujos gracias a que se había convertido en un empresario millonario, aunque él admitía serlo.

“Nunca he sido empresario. Aunque desde la paz he apoyado con mis relaciones internacionales la inversión externa de empresarios o gobiernos a nuestra patria. Soy un ideólogo, estratega político, escritor e historiador, y miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua”, se justificó en 2016.

Sin embargo, no siempre Ortega gozó de lujos en la vida. Sus padres lo concibieron en pobreza, en el Chontales de finales de la década de 1940. Incluso, sus dos hermanos mayores, Sigfrido y Germania, murieron a los dos y tres años de edad respectivamente, en 1945, producto de enfermedades, las cuales los padres no pudieron paliar por falta de recursos económicos.

Daniel Ortega nació en La Libertad, Chontales, en 1945, tres días después de la muerte de su hermana Germania. Mientras que Humberto nació en 1947, cuando la familia se había mudado a Juigalpa. Su hermana Lidia nació un año después, pero la llamaban Germania, como la primera hija fallecida. Camilo, el menor de todos, nació en 1950, con la familia asentada en Managua, y vivían cerca de la iglesia San Antonio, destruida por el terremoto de 1972.

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Líder sandinista

Ni Humberto ni su hermano Daniel son fundadores del Frente Sandinista (FSLN), el cual se terminó de conformar en 1963, pero sí se incorporaron al poco tiempo.

Una de las razones para que los dos hermanos ascendieron a altos cargos dentro de la organización guerrillera, que luchaba contra la dictadura somocista, fue la mayoría de los fundadores o principales líderes del sandinismo fueron encarcelados o murieron asesinados por la Guardia Nacional.

“En los primeros meses de 1969, se desató una redada policial en Costa Rica, y varios sandinistas son detenidos después del primer congreso, no formal, y clandestino del FSLN en su historia, presidido por Carlos Fonseca Amador. Producto de la represión no se eligió en ese congresito la primera conducción que según Estatutos debe llamarse Dirección Nacional, y entonces Carlos Fonseca escondido en San José y Oscar Turcios desde nuestra celda, escogen a los siete miembros de la Dirección Nacional, en correspondencia intercambiada embutida en tubos de pasta dental Colgate, siendo yo incorporado, y es así que ininterrumpidamente integré la Dirección Nacional hasta julio 1991, para poder continuar como comandante en jefe del EPS”, escribió Humberto Ortega.

En ese mismo año 1969, Humberto Ortega y un comando sandinista intentaron liberar a Fonseca Amador, que estaba preso en Alajuela, Costa Rica, pero falló el operativo. Ortega recibió un balazo en una de las manos, que le quedó inhabilitada para siempre. Un año después, otro comando sandinista los liberó y fueron enviados a Cuba.

Humberto Ortega ya no regresó a Nicaragua, sino hasta julio de 1979. En los años previos al triunfo sandinista estuvo dirigiendo la guerra desde Costa Rica.

“Soy considerado el principal estratega de la insurrección (contra la dictadura somocista) porque fui el único de los dirigentes históricos que profundiza en el estudio teórico y de las experiencias internacionales sobre las leyes de la insurrección política armada”, dijo en 2016.

Sin embargo, quienes lo conocen, afirman que Ortega se nutrió de las ideas sobre la guerra que tenían los verdaderos estrategas del sandinismo, como Eduardo Contreras o Pedro Arauz Palacios, entre otros muchos que murieron combatiendo contra la Guardia.

Tras el triunfo sandinista, Ortega pasó a ser el primer jefe del ejército sandinista.

“Previo al triunfo, en el proceso de negociación para la unidad de las tendencias sandinistas, habíamos acordado entre Tomás Borge, Daniel Ortega y mi persona, que Daniel sería miembro de la Junta de Gobierno, Tomas ministro del Interior y yo jefe del Ejército. Posterior al triunfo, en una reunión con parte de los nueve miembros de la Dirección Nacional, esta voluntad y realidad política se formalizó, con el importante apoyo del comandante Henry Ruiz”, indicó Ortega en una entrevista en 2016.

Enemigos íntimos

Fue Humberto Ortega quien propició que Daniel Ortega y Rosario Murillo se juntaran como pareja en febrero de 1978, pues, siendo el principal dirigente del sandinismo en Costa Rica, ordenó que su hermano fuera alojado en una casa en San José que el FSLN rentaba para que Murillo viviera con sus hijos, ha contado el exmagistrado de la Corte, Rafael Solís, quien fue padrino de bodas de la ahora pareja dictatorial.

Sin embargo, en los años ochenta, Ortega comenzó a tener problemas con Murillo porque esta última interfería las relaciones familiares entre él y su hermano Daniel.

Desde entonces, el vínculo entre los dos comandantes sandinistas fue principalmente “político”, a través de la Dirección Nacional del FSLN que ambos integraban.

Los únicos lazos familiares que los unieron a partir de los años ochenta fueron la hermana, Lidia, o Germania como le llamaban, y la madre, Lidia Saavedra.

Los vínculos se rompieron tras las muertes de ambas, especialmente tras el fallecimiento de la madre, ocurrido en 2005. Fue notorio el distanciamiento entre los hermanos, pues hubo hasta pugnas por el sitio de la última morada de Lidia Saavedra.

El caso Jean Paul Genie

A Humberto Ortega le señalan muchos crímenes, no solo los del SMP, sino también otros como el del joven Jean Paul Genie, de 16 años de edad, y muerto el 28 de octubre de 1990, cuando se dirigía en automóvil a su domicilio en el reparto Las Colinas.

Genie conducía en la carretera, pero se encontró con una caravana de vehículos con efectivos militares quienes, al ver que los trataba de sobrepasar, le dispararon con sus armas. Luego de ello Jean Paul Genie Lacayo fue abandonado en la carretera y murió de shock hipovolémico a consecuencia de la hemorragia.

El convoy de vehículos era la caravana de Ortega y fueron sus escoltas quienes dispararon a Genie. Nunca se hizo justicia por ese caso, a pesar de las múltiples demandas de los padres de la víctima. 

“El caso del jovencito Jean Paul Genie fue un lamentable suceso que llevó dolor a su familia con la cual mantenía respetuosa amistad por medio del sandinista Herty Lewittes. Se da en momentos convulsos de la polarización política al arribar al gobierno doña Violeta Barrios, y se manipula tal suceso para hacer daño al EPS y mi persona. Pero los padres de Jean Paul, abrigados al cristianismo, rechazaron ser manipulados”, justificó Ortega luego.

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Ortega perdió más que un hermano

En mayo pasado, Ortega brindó declaraciones al medio argentino Infobae indicando que no había sucesión en la dictadura de su hermano, pues, una vez muerto este último, no tenía quien lo sucediera, obviando las pretensiones de su cuñada Rosario Murillo y las de su sobrino Laureano Ortega Murillo.

La furia de Murillo se desató inmediatamente y Ortega fue puesto bajo casa por cárcel. Las enfermedades crónicas del general se dispararon y el pasado 11 de junio ingresó grave al hospital Militar.

Fuentes cercanas al ahora fallecido indicaron que algunas veces estuvo hospitalizado y otras en su casa, pero este domingo 29 de septiembre recayó, según un comunicado del ejército, y este lunes 30 lo dieron por muerto.

El fallecimiento de Ortega afecta a su hermano, el dictador Daniel Ortega, porque era uno de los pocos con quien aún podía hablar con franqueza y, además, el general en retiro siempre anduvo abogando porque al dictador no se le “viniera el mundo encima”, indica a DESPACHO 505 una fuente militar que pide anonimato.

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