Requisas, asedio y vigilancia en las comunidades indígenas tras el arresto de Fagot

La dictadura está buscando armas de guerra en el Caribe Norte después de que Steadman Fagot habló de que podría haber guerra, pero los líderes indígenas aclaran: "No tenemos armas".

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A los indígenas que viajan por el río Coco, en transporte público o privado, los están requisando los ejércitos hondureño y el de la dictadura, en buscan de armas después de que Steadman Fagot hablara de guerra por invasiones a las tierras indígenas.
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  • septiembre 18, 2024
  • 08:15 AM

La caída del líder miskito y asesor presidencial Steadman Fagot ha puesto en la mira de la dictadura represora de Daniel Ortega y Rosario Murillo a las comunidades indígenas del Caribe Norte de Nicaragua. Desde el sábadao, luego de la captura del funcionario, que se mantuvo en las filas del sandinismo en las últimas dos décadas, se incrementó la vigilancia, el asesidio y la persecución en esa zona del país.  

Fagot denunció que colonos invasores están arrasando con el patrimonio natural de los territorios indígenas y que tienen en su poder armas de guerra con el consentimiento cómplice de la Policía Orteguista y al Ejército. En un operativo rápido, el veterano aliando del orteguismo fue silenciado con cárcel, mientras en los territorios se impuso el terror.

El operativo lo realizan de manera conjunta entre Nicaragua y Honduras, "los ejércitos de Honduras y el de la dictadura están requisando a todas las embarcaciones que surcan el fronterizo río Coco, en busca de armas", denunciaron líderes indígenas que pidieron el anonimato por razones de seguridad.

"Ayer (lunes), lanchas privadas o de transporte público que recorren río Coco Arriba para Waspam, y viceversa, los estaban revisando en busca de armas, tanto el Ejército nicaragüense como el hondureño", manifestó una de las fuentes, la cual aclaró que es algo que ya venían haciendo, pero, a raíz de la denuncia de Fagot, las requisas se intensificaron.

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Comunidades sin energía eléctrica

Paralelamente a que ha intensificado el asedio, la dictadura también ha incrementado los mecanismos para silenciar a las comunidades indígenas.

En muchas comunidades no ha habido energía eléctrica durante varios días, con el fin de evitar que los indígenas carguen sus teléfonos celulares y así no puedan transmitir información sobre lo que está pasando actualmente en el Caribe Norte.

No hay armas, solo hambre

Otros líderes indígenas negaron que en las comunidades existan armas, a como expresó Fagot, y por tanto, no habrá guerra contra los invasores colonos, quienes sí poseen armas de guerra, y en eso sí Fagot no está equivocado, comentaron.

"Fagot hizo un llamado expreso de que las comunidades estaban armadas, pero en realidad no", afirmó una de las fuentes.

Desde 2014, las invasiones de tierras se han agravado, y la Policía y el ejército se han encargado de que los indígenas se mantengan desarmados, pues los han despojado de sus escopetas de caza, a pesar de que las tenían legalizadas.

La queja de Fagot, el pasado jueves 12 de septiembre, fue que por el contrario los colonos tienen armas "pesadas" de guerra con el consentimiento de la Policía y el ejército.

Aparte de no tener armas, afirman los líderes indígenas, lo que está ocurriendo en las comunidades indígenas del Caribe es que hay mucha hambre, pues las tierras que cultivaban están en poder de los colonos y ya no pueden producir alimentos.

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Temor de la dictadura

Los líderes indígenas están claros de que el régimen Ortega Murillo le teme a la comunidad indígena del Caribe, especialmente a los miskitos, que son quienes más han luchado por defender las tierras indígenas.

Asimismo, denunciaron racismo por parte de la dictadura, pues excluyó a los indígenas costeños en la lista de los 135 presos políticos desterrados a Guatemala, entre ellos están: Brooklyn Rivera y Nancy Elízabeth Henríquez, así como 10 mayangnas, guardabosques cuyo único "pecado" fue defender las reservas de bosques que hay en el Caribe Norte.

Hay mucha preocupación alrededor de la salud tanto de Rivera como de Henríquez, especialmente por las edades de ambos, de 72 y 62 respectivamente. Con Rivera es peor, proque está en "desaparición forzada", a pesar de que se sabe que fue la dictadura que lo secuestró hace un año, el 29 de septiembre de 2023, por lo que se pide una "prueba de vida".

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