El preso político Carlos Vanegas, fue regresado al penal a última hora, denuncia excarcelado

Carlos Vanegas, de 35 años y originario de Masaya, se encuentra recluido en el Sistema Penitenciario de Granada desde el 26 de enero de 2022 , cuando fue recapturado

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  • septiembre 10, 2024
  • 05:26 PM

El preso político Carlos Vanegas Gómez, uno de los 36 que permanecen en las cárceles de la dictadura en Nicaragua, llegó a acariciar el sueño de recuperar la libertad. Él fue uno de los presos políticos a los que desde la tarde del martes 4 de septiembre los carceleros del régimen comenzaron a sacar de las celdas como parte de una nueva operación de excarcelación y destierro de la que fueron informados hasta última hora.

Vanegas Gómez, de 35 años y originario de Masaya, permanece recluido en el Sistema Penitenciario de Granada desde el 26 de enero de 2022 que fue recapturado y acusado por los supuestos delitos de crimen organizado, asesinato, profanación de cadáver, robo con intimidación, extorsión y tenencia ilegal de armas de fuego. En 2018, él fue parte de los autoconvocados que se sumaron a las protestas contra el régimen en su ciudad y fue parte del primer grupo de prisioneros políticos.

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Según el excarcelado Edder Muñoz Centeno, tras ser sacados de la celda todos recibieron la orden de subir a un vehículo oficial, pero cuando iban a la altura de El Coyotepe, tras una contraorden, el conductor que los trasladaba hizo un cambio de sentido de regreso al penal. 

Muñoz Centeno, de 37 años, fue uno de los cuatro prisioneros excarcelados del Sistema Penitenciario de Granada. Los otros tres fueron Martha Candelaria Rivas Hernández, de Diriá, Granada, y los expresos políticos de Masaya, Áxel Javier Balladares Merlo y Gerald Nicolás López Vásquez. Iban a ser cinco con Gómez, pero sin dar explicación lo dejaron preso.

Según Muñoz Centeno, la orden de regresar a Vanegas Gómez llegó mientras el vehículo se desplazaba hacia el Sistema Penitenciario Jorge Navarro de Tipitapa, en Managua, donde concentraron a los 135 presos políticos que al día siguiente fueron desterrados a Guatemala.

"Después de sacarnos de las celdas y darnos atención médica, a Carlos y a mí nos subieron a un vehículo, mientras que a doña Martha Candelaria Rivas Hernández la subieron en otro, junto con Áxel y Gerald. En ese momento empezamos a soñar con la libertad", contó a DESPACHO 505 el excarcelado desde un hotel en Guatemala.

Ordenaron que lo regresaran al penal de Granada

La emoción de la libertad se terminó para Vanegas Gómez cuando los funcionarios penitenciarios que los custodiaban recibieron una llamada y regresaron inmediatamente a Granada. “Al llegar, sacaron a Carlos del vehículo y lo reingresaron a su celda”, mientras que a los otros cuatro prisioneros los llevaron al Sistema Penitenciario de Tipitapa.

"Llegamos al Sistema Penitenciario de Tipitapa alrededor de las 5:30 de la tarde. Nos recibió una comitiva y nos metieron en la galería 2 alta. En ese momento, nuestras esperanzas de libertad se desvanecieron", relata Muñoz pues hasta ese momento la operación de destierro se mantenía en secreto.

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Cuenta que fue hasta que notaron que también estaban trasladando a otros presos políticos desde Juigalpa, León y Matagalpa que volvieron a emocionarse con la idea de ser excarcelados. Una hora después, los sacaron de nuevo y los llevaron a un lugar donde  les entregaron un bolso con ropa y pasaportes para confirmar sus nombres.

Después, los volvieron a concentrar en los módulos 16-1 y 16-2. A la una de la madrugada, un funcionario estadounidense les notificó que serían liberados y trasladados a Guatemala, con la opción de quedarse en el país pero permaneciendo presos.

El viaje a la libertad comenzó aproximadamente a las 2:30 de la madrugada, cuando los 135 expresos políticos fueron trasladados en bus al Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino. "Abordamos el avión alrededor de las 4 de la madrugada, y en ese momento un funcionario estadounidense nos entregó los pasaportes", afirmó Muñoz.

Edder explicó que en el Sistema Penitenciario de Granada, las autoridades los mantenían en celdas oscuras y sin agua desde el pasado 6 de agosto, acusándolos sin fundamento de instigar a la población penal a rebelarse. 

"Tuvimos que matar ratas, y el agua que nos daban no era apta para consumo humano y nos causaba diarrea. También nos obligaban a comer la comida del penal y restringían nuestras visitas. Sin embargo, 10 días antes de nuestra liberación, empezaron a tratarnos de manera diferente, sacándonos al sol, llevándonos al puesto médico y rasurándonos", Muñoz.

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