Dante Mossi, el "amigo" banquero de los Ortega Murillo

Dirigió el BCIE entre 2018 y 2023. Hoy está acusado de corrupción en una corte federal de los Estados Unidos. El daño que le hizo a los nicaragüenses fue por haber financiado a la dictadura Ortega Murillo.

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Rosario Murillo, Daniel Ortega y Dante Mossi, reunidos en 2022.
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  • septiembre 09, 2024
  • 03:45 PM

El hondureño Dante Ariel Mossi Reyes actualmente imparte clases de economía y finanzas en la Universidad Católica de Honduras (Unicah) y también vende carros eléctricos en su país, pero, hasta hace un año, era el presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y ahora esta institución lo acusó de corrupción en una corte federal de los Estados Unidos.

A Mossi se le hacen varios señalamientos,  como incumplir el deber fiduciario, manipular el mercado, realizar interferencia ilícita, no cumplir con su contrato y violar la Ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act), diseñada especialmente para luchar contra el crimen organizado y la mafia.

Sin embargo, a los nicaragüenses lo que más les atañe de la actuación de Mossi durante los cinco años que estuvo al frente del BCIE, es que convirtió a ese banco centroamericano en el principal financiador de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en un momento en que los tiranos nicaragüenses se estaban quedando sin apoyo económico de parte de la comunidad internacional, debido a los crímenes de lesa comunidad que han venido cometiendo desde abril de 2018.

Se calcula que, entre diciembre de 2018, y noviembre de 2023, el periodo de Mossi al frente del BCIE, se le otorgaron en préstamos casi 3,500 millones de dólares al régimen Ortega Murillo. La nueva presidenta del banco, Gisela Sánchez, reveló que Mossi le otorgó a los dictadores nicaragüenses el 22 por ciento de todos los préstamos que concedió durante su administración.

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Inclusive, parte de ese dinero fue para beneficiar a la Policía de la dictadura orteguista, uno de los brazos represores de los Ortega Murillo.

Mossi siempre se defendió alegando que las sanciones contra la dictadura nicaragüense eran injustas, que el BCIE no era una instancia de derechos humanos y que no le correspondía a él, como presidente del banco, juzgar si un país era democrático o no.

Al medio Expediente Público, en una entrevista publicada este lunes 9 de septiemnbre, Mossi le dijo que tenía la mente tranquila porque no contribuyó a muertes de nicaragüenses. "Lo más importante, que es mi conciencia, está tranquila", afirmó Mossi, al mismo tiempo que rechazó ser llamado el "banquero de los dictadores", a como lo calificó el exembajador estadounidense en Panamá, John Feeley.

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El poder lo embelesó

Mossi, un ingeniero eléctrico y economista hondureño, fue funcionario de su país durante 10 años y luego laboró otros 15 para el Banco Mundial (BM), en puestos medios, hasta que en octubre de 2018 fue designado para fungir como presidente del BCIE a partir del primero de diciembre de ese año.

Hasta entonces, Mossi "nunca había destacado en nada", afirma el costarricense Eduardo Trejos Lalli, quien fue uno de los directores del BCIE durante 10 meses.

Según Trejos Lalli, Mossi "se tropezó" con ese cargo porque no era el mejor candidato de los que se postularon, sino que fue el quinto evaluado, pero los cuatro que estaban delante, por diferentes circunstancias, no pudieron llegar a la negociación final para quedarse con el puesto.

El entonces presidente hondureño Juan Orlando Hernández incidió para que su compatriota fuera el elegido, y contó con el apoyo de sus similares Salvador Sánchez Cerén y Daniel Ortega, de El Salvador y Nicaragua, respectivamente. Hernández está preso hoy en Estados Unidos, por narcotráfico, y Sánchez Cerén está refugiado en Nicaragua, huyendo de la justicia salvadoreña por supuestos actos de corrupción.

Desde la presidencia del BCIE, Mossi comenzó a experimentar sensaciones de poder que no había tenido antes, expone Trejos Lalli a DESPACHO 505, porque veía que los presidentes centroamericanos le contestaban el teléfono y comenzaba a ser un destacado funcionario internacional.

Entonces, comenzó a soñar con la reelección en el cargo.

"Su ambición era otro periodo por cinco años, pero sus enormes limitaciones y su total desconocimiento del sistema financiero, y condicionar más (los préstamos) a las postutas políticas que a las financieras, llevaron al banco a una situación muy grave, el banco estaba muy mal" al final de su periodo en 2023, comenta Trejos Lalli.

Para dar una idea de cómo Mossi se engrandeció, Trejos Lalli indica que comenzó a tener un grupo de directores que le eran fieles. "Premiaba o castigaba según las lealtades", aseveró el costarricense.

El opositor nicaragüense Félix Maradiaga también señala el comportamiento corrupto de Mossi, de quien dice que siendo aún presidente utilizó los recursos del banco para patrocinar una conferencia de vehículos eléctricos en Washington, D.C., durante la cual cultivó una relación con Centtro, una empresa de vehículos eléctricos con sede en Nueva Jersey.

Luego, agrega Maradiaga, poco antes de su salida, Mossi "abusó de su posición para ordenar la compra de vehículos eléctricos de Centtro sin una justificación comercial clara, y posteriormente, estableció su propia empresa, Soluciones de Movilidad Eléctrica de Centroamérica (SOLMECA), cuyo primer acuerdo comercial fue la importación de vehículos Centtro a Honduras, un acuerdo que gestionó mientras aún estaba al frente del BCIE".

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Los Ortega Murillo

Daniel Ortega y Rosario Murillo alejaron a la cooperación internacional luego de que destaron una mortal represión en contra de las manifestaciones que iniciaron en abril de 2018 y comenzaron a necesitar auxilio económico y pronto entendieron que el nuevo presidente del BCIE estaba dispuesto a colaborarles con tal de que garantizaran que votarían por su reelección cuando se cumplieran los cinco años de su periodo, indica Eduado Trejos Lalli.

En 2019, Mossi visitó Nicaragua en el mes de abril y los Ortega Murillo le prepararon una recepción en la que Mossi se sintió como una "estrella de rock", según confesó al The Washington Post. Además, los Ortega Murillo lo invitaban a eventos exclusivos, le regalaron autos de lujo y, afirmó Mossi, le prometieron protección y respaldo ante cualquier situación complicada.

En, 2020 Mossi enfermó de Covid-19, reveló que los Ortega Murillo le enviaron flores.

Además, Mossi se mostró como un admirador de Ortega, a quien, desde joven, veía como "un revolucionario" y una "leyenda", por las noticias que veía sobre la revolución sandinista.

Félix Maradiaga enfatiza en que, desde el inicio de su mandato, Mossi mostró una inclinación y un apoyo al régimen de los Ortega Murillo, a pesar de las crecientes sanciones internacionales, la corrupción y la condena global por las violaciones de derechos humanos atribuidas a los dictadores nicaragüenses.

Sin embargo, la opinión del economista Ottón Solís es que todas las acciones "clientelares" de Mossi estuvieron encaminadas a su reelección, a garantizarse los votos, más que apoyar a un mandatario en particular.

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