Rosario Murillo confirma destitución de facto de Alba Luz Ramos, la gran ausente en el acto del 19 de julio

Alba Luz Ramos fue la gran ausente anoche en el acto del 45 aniversario de la Revolución sandinista. Rosario Murillo presentó al magistrado vicepresidente Marvin Aguilar como la principal autoridad del Poder Judicial, confirmando así la destitución de facto de la presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua.  

Durante la presentación de las principales autoridades de gobierno en el acto del 19 de julio, la vocera del régimen presentó al dictador Daniel Ortega por el Poder Ejecutivo; a Gustavo Porras por el Legislativo; a Brenda Rocha por el Consejo Supremo Electoral; y a Marvin Aguilar por el Poder Judicial. 

La magistrada Alba Luz Ramos fue destituida de su cargo por orden de Rosario Murillo en octubre del año pasado. Desde entonces permanece bajo arresto domiciliario en Managua. De la Corte Suprema fue sacada como ladrona por policías, sin llevarse ni los retratos de su escritorio.

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Entonces se conoció que la magistrada presidenta era investigada por corrupción y tráfico de influencias. El régimen le había perdido confianza y lo que siguió fue una barrida de sus colaboradores más cercanos, muchos de los cuales siguen detenidos. 

No hay destitución y nuevo nombramiento oficial

La dictadura no ha oficializado la salida de Alba Luz Ramos como presidenta de la Corte Suprema, pero ha designado de facto como máxima autoridad al magistrado Marvin Aguilar por órdenes de Rosario Murillo.  

La presentación este 19 de julio en plaza pública del magistrado Aguilar como máxima autoridad judicial confirma el manoseo de Rosario Murillo y Daniel Ortega a la separación de poderes y el control total que ejercen sobre las instituciones. La Constitución establece que los magistrados del Poder Judicial serán designados por el Poder Legislativo (Asamblea Nacional) y no por el Ejecutivo, que únicamente puede proponer candidatos.  

Sobre la salida de Alba Luz Ramos un trabajador de la Corte dijo a DESPACHO 505 que que recorrió los pasillos cabizbaja y entre gritos de los agentes que le ordenaban apresurar la marcha. 

Fue un momento "muy humillante y tenso", dijo el trabajador de la institución que, aunque reconoce que la caída de la presidenta de la Corte era cuestión de tiempo, la forma en que fue retirada fue "casi el mismo trato que a un ladrón".