Daniel y Humberto, una historia al estilo de Caín y Abel
Defensores de derechos humanos y desterrados políticos advierten de que Ortega actúa como lo hizo con el general en retiro Hugo Torres. “Es una negligencia médica grave”.
- junio 12, 2024
- 12:30 PM
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El pasaje bíblico del Génesis en el que un hermano mata a otro ha saltado a la realidad en Nicaragua. Daniel sería Caín y Humberto, Abel. Los hermanos Ortega Saavedra han protagonizado en las últimas semanas una historia de lucha de poder, influenciada por Rosario Murillo, que ha dejado a Humberto en peligro de muerte.
La lectura que se hace a la luz de los hechos es que el dictador Daniel Ortega no se ha compadecido ni de su propio hermano. Lo ha mantenido por más de 20 días bajo el régimen de casa por cárcel, lo que lo llevó a sufrir síntomas de infarto que obligó a su traslado al Hospital Militar de Managua, la noche de este martes 11 de junio.
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Tal como ha pasado con los presos políticos que el régimen ha recluido en los distintos centros penitenciarios del país o bajo la misma figura de casa por cárcel, a Humberto Ortega se le están violando derechos fundamentales, especialmente el de la salud, explican defensores de derechos humanos, consultados por DESPACHO 505.
El abogado Salvador Marenco, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, explica que la privación médica contra las personas políticas, disidentes o castigadas por emitir su libertad de expresión, es una práctica de tortura y es más grave cuando se trata de personas valetudinarias o de la tercera edad, como el caso de Humberto Ortega.
“Toda persona de la tercera edad debería tener una especial atención del Estado, sin embargo, nos encontramos ante un Estado fallido que no garantiza los derechos a la ciudadanía”, agrega Marenco. La gravedad de esta violación de derechos es que la comete un familiar lo que deja en evidencia la cruelda con la que actúa la pareja de dictadores.
Humberto y Daniel sostuvieron buenas relaciones hasta el inicio de la crisis sociopolítica de Nicaragua que inició en abril de 2018. Durante los años de la Revolución Sandinista ambos habían conformado una dupla para mantenerse en el poder en Nicaragua y después de la pérdida electoral en 1990 los hermanos solían frecuentar sin ningún tipo de diferencia.
Con la crisis, Humberto hizo llamados a su hermano para solucionarla por la vía cívica sin que eso representara un peligro de cárcel como ha ocurrido con otros opositores. Esa situación cambió el mes pasado cuando Humberto Ortega, en una entrevista con Infobae, en la que descartó una sucesión de poder si Ortega fallecía. “Tras su muerte deberá haber elecciones”, dijo.
El mismo día de la entrevista, en horas de la noche, Ortega y Murillo ordenaron sitiar su casa. Y desde entonces su salud, ya deteriorada, ha ido a peor ante la falta de atención. El abogado Danny Ramírez-Ayerdiz, secretario ejecutivo de Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh) considera que “si una persona está en casa por cárcel tiene que tener un acceso inmediato a la salud”.
“Para que una persona esté en casa por cárcel o guardando prisión en un centro penitenciario debe haber un proceso previo con garantías judiciales sobre todo con la imparcialidad de un juez natural, Humberto también tiene ese derecho. Su hermano Daniel debió de promover que hubiera un proceso judicial donde se probara porqué es que lo tiene ahí”, sostiene Ramírez-Ayerdiz.
DESENLACE PODRÍA SER “FATAL”
El excarcelado político y desterrado por la dictadura Ortega-Murilo, Juan Sebastián Chamorro, cataloga como un acto de “mucha irresponsabilidad” que no se le brinde la atención médica adecuada a Humberto Ortega tomando en cuenta su historial de salud. Sufre de problemas cardíacos y recientemente fue intervenido quirúrgicamente.
“Se trata de una situación de casa por cárcel y eso pone en la responsabilidad de los médicos, de la Policía, que no tienen una capacidad de una medicina especializada y el desenlace fatal podría ser previsible, él mismo lo ha planteado y esto puede tener consideraciones políticas más serias de lo que pasó con Hugo Torres”, sostiene Chamorro.
Tamara Dávila, también excarcelada política y desterrada por la dictadura, expone que lo que se puede esperar de la dictadura es que la salud de Humberto Ortega y de los demás presos políticos se deteriore porque las condiciones del encarcelamiento son “terribles”.“La situación de salud de Humberto Ortega definitivamente va a seguir empeorando”, expuso Dávila.
La excacerlada agrega que Daniel Ortega y Rosario Murillo “están jugando con la vida” de los más de 130 presos políticos en distintas cárceles del país que podrían morir por falta de atención médica. Tampoco se sabe nada del exdiputado Brooklyn Rivera, que se encuentra en situación de desaparición forzada desde el año pasado.
VIDA DE HUMBERTO ORTEGA “ESTÁ EN PELIGRO”
A la exguerrillera Dora María Téllez no le sorprende que la dictadura dirigida por Daniel Ortega y Rosario Murillo viole los derechos fundamentales de su propio hermano, pues una situación similar ocurrió con el general en retiro Hugo Torres, quien murió en la cárcel El Chipote el 12 de febrero de 2022, a los 73 años, por causa de “enfermedad”, según indicó en ese entonces el Ministerio Público.
“Lo que estamos viendo ya lo hemos visto en el caso de Hugo Torres y una negligencia médica grave… En este caso se trata de Humberto Ortega, hermano del dictador Daniel Ortega… En realidad la vida de Humberto Ortega está en peligro”, expone Dora María Téllez desde su destierro en Estados Unidos.
La exguerrillera plantea que la condición de salud de Humberto Ortega es grave y que por eso el dictador Daniel Ortega lo fue a ver. “No es que se están engañando, que no sepan o que nadie les dijo de que este hombre cuando lo someten a un estrés a una persona de 77 años, que tiene una condición cardíaca gravísima de la cual apenas estaba saliendo, pues las repercusiones pueden ser bien graves”, sostiene.
Para Téllez, lo que ocurre con Humberto Ortega pone en evidencia “la agresividad y la revancha” de la familia Ortega Murillo contra su propio pariente porque se atrevió a decir que Daniel no tiene sucesores. “La familia Ortega Murillo no tiene ningún límite en materia de respeto a derecho humanos. Los Ortega Murillo ni respetan ni consideran ni les importa ninguno de los derechos de los nicaragüenses”, resalta Dora María Tellez.