La fórmula cubana de los hermanos Castro es desmontada por Rosario Murillo en Nicaragua
La vicepresidenta y primera dama de Nicaragua tiene temor de que el hermano menor de los Ortega retome influencias sobre el mayor. Tras unas fuertes declaraciones de Humberto, Daniel ordenó una operación policial para silenciarlo.
- mayo 22, 2024
- 10:55 AM
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Hasta 1990 Daniel y Humberto Ortega habían conformado una dupla para mantenerse en el poder en Nicaragua. Incluso, aspiraban a mantenerlo tras el triunfo de doña Violeta Barrios de Chamorro, en ese mismo año. En imágenes, quedó registrado uno de los episodios más funestos para la incipiente democracia cuando los hermanos Ortega acorralaron a la presidenta Chamorro tras el anunció de que Humberto dejaría el cargo de jefe del Ejército Popular Sandinista en 1994.
“Me sentí como en un sándwich con Daniel adelante y Humberto atrás. Si no hubiera sido por dos ministros que me hicieron de ‘ángel de la guarda’ me habrían pegado duro”, contó Chamorro en 1996. Chamorro convocó a sus 15 ministros y se fue con los hermanos Ortega a un salón donde les amenazó con dejar la Presidencia de la República. Los hermanos Ortega se echaron para atrás y admitieron que el país necesitaba a la nueva mandataria. Finalmente, Humberto dejó la jefatura del Ejército en 1995.
La relación entre Humberto y Daniel fue hasta la década de 1990 bastante cordial. Uno a otro se asesoraban, pero en los últimos años han mostrado una división que en parte ha sido procurada por Rosario Murillo. Humberto ha hecho sendos llamados a su hermano a la reflexión tras las protestas sociales de 2018, sin que Daniel escuchara sus palabras. Fue hasta enero de 2023 que Daniel decidió visitar a Humberto en su casa en Managua.
Sin embargo, varias fuentes consultadas para este reporte confían en que Rosario Murillo quiso evitar de un tajo que los hermanos retomaran una relación cercana. Es por eso que, al trascender el encuentro, el Gobierno de Nicaragua emitió un comunicado explicando que la reunión entre los dos hermanos, se debía a motivos de salud del general en retiro y no a negociaciones políticas.
Murillo, esposa de Ortega y segunda al mando de la dictadura, siempre ha temido que Humberto recupere influencias sobre su hermano mayor, como la tuvo durante la guerra contra los Somoza y durante el Gobierno sandinista de los años ochenta.
Así lo explican a DESPACHO 505 diversas fuentes allegadas a los Ortega, quienes aseguran que Humberto está sano, aunque con algunas dolencias propias de la edad, 76 años, pero no grave como lo mostró entonces la nota del Gobierno.
“Con aquel comunicado de 2023, le quita relevancia, por el temor a que Humberto pueda influir y se convirtiera en una competencia para ella, que se erige como la única que incide en Daniel”, explica un antiguo compañero de armas de los Ortega, que habla con este medio bajo condición de anonimato.
Esta semana, Daniel Ortega ha emprendido contra su hermano la misma cacería que aplica a otros opositores. Una entrevista de Humberto publicada en el medio digital Infobae desató la furia en El Carmen por lo que agentes policiales allanaron la casa del general en retiro y se llevaron computadoras. Además, lo obligan a que pase revista todos los días en una estación policial.
Otra fuente, igualmente allegada a los Ortega, asevera que Murillo evitó, a partir de 1990, que ambos hermanos, uno presidente de Nicaragua y otro jefe del Ejército en los años ochenta, se convirtieran en el país en una fórmula similar a la que conformaron en Cuba los hermanos Fidel y Raúl Castro.
“(En los años ochenta) Humberto actuaba como hermano mayor de Daniel, porque siempre se le acercaba para darle algún consejo. Inclusive, Humberto personalmente se tomaba el trabajo de hablar con los de la seguridad de Daniel, para protegerlo. Hasta cierto punto, esa relación pudo continuar, pero se arruinó por las contradicciones que generó la señora (Rosario Murillo)”, afirma la fuente que también pidió hablar bajo anonimato.
En este artículo, a través de fuentes que fueron muy cercanas a los Ortega y a Rosario Murillo, y otras que todavía lo son, DESPACHO 505 explica cuál ha sido la relación entre este trío y qué pasa actualmente.
El origen
Los dos son hijos de Daniel Ortega Cerda, un contador que en los años cuarenta del siglo pasado llegó a la Libertad, Chontales, en busca de oro, y ahí conoció a Lidia Saavedra, con quien formó una familia.
Daniel Ortega nació en La Libertad el 11 de noviembre de 1945 y Humberto dos años después, en Juigalpa, el 10 de enero de 1947. Tenían dos hermanos mayores, Germania y Sigfrido, pero murieron de enfermedades debido a que los padres no tenían los recursos económicos para tratarlos médicamente.
En 1948, nace Lydia Mercedes, pero un año después la bautizaron como Germania del Carmen, como la primera hija fallecida. Los Ortega Saavedra llegaron a Managua en busca de mejores oportunidades y en 1950 nació Camilo, en la capital.
Camilo Ortega Saavedra después se haría amigo de una joven Rosario Murillo, porque las familias de ambos vivían en los alrededores del barrio San Antonio. Esa sería la primera conexión, aunque no directa, entre Daniel Ortega y Murillo.
En 1963, siendo Humberto estudiante de secundaria y Daniel empezaba la universidad, los dos hermanos se unieron al Frente Sandinista (FSLN), el grupo guerrillero opuesto a Somoza recién fundado por Carlos Fonseca Amador.
En diciembre de 1969, buscando cómo liberar a Fonseca, Humberto participa en un ataque a la cárcel de Alajuela, en Costa Rica, cayó preso y una bala le dejó inutilizable para toda la vida la mano izquierda.
Humberto sale de la cárcel tras otro operativo de rescate, liderado por su amigo Carlos Agüero y en el que participa también la esposa de este último, Ligia Trejos, ambos costarricenses.
Más tarde, cuando muere Agüero en un combate, Humberto se casó con la esposa de su amigo, Ligia Trejos. Tras ser liberado, Humberto salió directo a Cuba y allí permaneció más de cinco años, estudiando técnicas militares. Luego, se trasladó a Costa Rica, donde comenzó a dirigir la guerra contra Somoza a través de la radio.
Desde 1969, Humberto no volvió a disparar un arma en un combate, pero ese mismo año lo nombraron miembro de la Dirección Nacional del FSLN, órgano máximo del entonces grupo guerrillero. Daniel, por su parte, cayó preso en 1967, acusado de robar bancos por Somoza, aunque también había participado en la muerte de un sargento de la Guardia Nacional, Gonzalo Lacayo, reconocido torturador de los sandinistas.
En los últimos, de los siete años que pasó en prisión, intercambiaba cartas con Rosario Murillo. Pero, aún no habían iniciado una relación. Ortega fue liberado en diciembre de 1974, por un comando sandinista, y se fue a Cuba, donde se reencontró con Humberto y con Carlos Fonseca Amador.
La comandante Leticia Herrera, en su libro Guerrillera, Mujer y Comandante de la Revolución Sandinista, explica que Daniel Ortega regresó a Nicaragua en 1976 y le toca a ella guiarlo por Managua, porque la ciudad había cambiado mucho desde el terremoto de 1972, cuando Daniel estaba preso.
Para ese momento, el FSLN estaba dividido en tres facciones y Humberto Ortega y Eduardo Contreras dirigían a los terceristas o insurreccionales, a la que también pertenecía Daniel. Es decir, Humberto era más que Daniel dentro del FSLN, aunque para esa fecha también Daniel ya había sido integrado como miembro de la Dirección Nacional.
Producto de ese acercamiento, Leticia Herrera relata que comenzó a entenderse con Daniel, y tuvieron un hijo, al que llamaron Camilo Daniel. Rosario Murillo, nacida el 22 de junio de 1951, es hija de un rico cafetalero de Managua, Teódulo Murillo y de una sobrina del general Augusto C. Sandino, la niquinohomeña Zoilamérica Zambrana Sandino.
Murillo tenía tierras en el Trapiche, Tipitapa, pero le fueron confiscadas por su yerno Daniel Ortega en los años ochenta, sin que Rosario se opusiera. Murió triste por eso, en 1996. Después de vivir en el barrio San Antonio, Murillo fue enviada por su padre a estudiar a Europa, pero ella, rebelde, regresó a Nicaragua y ya no volvió porque a los 16 años de edad salió embarazada de su primera hija, Zoilamérica, y luego de Rafael, los cuales procreó con Jorge Narváez.
Don Teódulo le consiguió trabajo en el diario La Prensa, como secretaria de Pedro Joaquín Chamorro, donde conoció al periodista Anuar Hassan, se casaron y tuvieron un hijo que murió en el terremoto de 1972.
En 1976, ya separada de Hassan, Rosario Murillo desapareció de La Prensa y dejó un mensaje diciendo que se iba a la clandestinidad, a luchar con el FSLN. Se fue a Panamá y al año siguiente se dirigió a San José, Costa Rica, donde comenzó a vivir junto a sus dos hijos y su nuevo compañero, Carlos Vicente “Quincho” Ibarra, en una casa muy sencilla.
La conexión Humberto – Rosario – Daniel
Casi al final de 1977, al ver que la situación de Rosario Murillo era muy precaria en la casa en que vivía, Humberto Ortega, con recursos del FSLN, le ayudó con el alquiler de una buena casa en San José, Costa Rica, explica a este medio una ex compañera de armas de los Ortega.
Humberto era en ese momento el máximo líder del FSLN en Costa Rica. Era el que tomaba las decisiones. Ya habían sido asesinados Carlos Fonseca, Eduardo Contreras y otros grandes líderes del sandinismo.
Esa casa no era exclusiva para Rosario Murillo y su familia, sino que a veces ahí también se alojaban temporalmente otros guerrilleros del FSLN.
En febrero de 1978, Daniel Ortega llegó a Costa Rica, en avión, procedente de Honduras, después de haber participado en una combate en San Fabián, al norte de Nicaragua, en el cual no disparó ni una bala. No se le conoce participación en otra acción armada. Daniel, afirma la fuente, llegó a vivir a la misma casa en la que vivía Rosario Murillo con Quincho Ibarra porque era la mejor y porque tenían la idea de que dos miembros de la Dirección Nacional no podían vivir en la misma. Por eso Humberto no acogió a Daniel en su casa.
Poco después, Quincho Ibarra fue enviado a Cuba por el FSLN, para entrenarse militarmente. Cuando regresó a Costa Rica, Murillo y Daniel estaban juntos. En ese momento Daniel se junta con Murillo, aunque todavía estaba en una relación con la comandante Leticia Herrera. Esto lo cuenta así en su libro: “Daniel Ortega y yo estuvimos agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre de 1977, y enero y febrero de 1978… Cuando matan a Camilo Ortega, el 26 de febrero…, yo estoy en Tegucigalpa y Daniel está transportándose de Tegucigalpa a San José, porque se va a realizar una reunión (para lo del asalto al Palacio). Daniel viaja a Costa Rica y yo me quedo en Tegucigalpa. Después, a mí me orientan viajar a Costa Rica. Cuando llego, se me presenta de súbito el alumbramiento de Camilo Daniel, el 15 de junio de 1978”, narra Herrera.
Luego, agrega: “En ese momento Daniel anda en otras lides”, refiriéndose a Rosario Murillo.
El presidente y el general
El Frente Sandinista asumió el poder el 19 de julio de 1979, tras la caída del dictador Anastasio Somoza Debayle. Los sandinistas ganaron el poder después de que, en marzo de ese mismo 1979, se unieron las tres tendencias y se eligió a tres dirigentes de cada una para conformar la Dirección Nacional del FSLN, con nueve miembros. Por la tendencia insurreccional quedaron Humberto Ortega, Daniel Ortega y el mexicano Víctor Tirado.
A pesar de que, aparentemente el poder se repartió en partes iguales, en realidad la tendencia insurreccional se llevó la mejor parte, porque Daniel fue electo como el coordinador de la Junta de Gobierno que se formó y Humberto quedó al frente del ejército sandinista. Igual que ocurrió en Cuba con Fidel y Raúl Castro en 1959, cuando triunfó la revolución cubana.
Humberto escribió que la tendencia insurreccional “fue el eje gravitacional para el triunfo de la insurrección” y, previo al triunfo, “en el proceso de negociación para la unidad de las tendencias sandinistas, habíamos acordado entre Tomás Borge, Daniel Ortega y mi persona, que Daniel sería miembro de la Junta de Gobierno, Tomás, ministro del Interior y yo jefe del Ejército”. Humberto explica que esa propuesta fue apoyada por Henry Ruiz, otro de los nueve comandantes.
Un exguerrillero sandinista, muy cercano a Ortega en ese tiempo, confirmó a DESPACHO 505 que fue Humberto quien colocó a Daniel como coordinador de la Junta de Gobierno. “El que propone a Daniel como coordinador es Humberto”, asevera la fuente, quien participó en ese proceso.
En otras palabras, uno de los creadores del monstruoso dictador que hoy es Daniel, es su hermano Humberto.
Daniel fue coordinador de la Junta de Gobierno durante cinco años y luego, tras unas cuestionadas elecciones en 1984, asumió la presidencia hasta abril de 1990.
Los “pobres” y los “ricos”
Ya en el poder, los sandinistas copiaron el modelo cubano en muchas cosas y Daniel y Humberto se unieron a esa ola pretendiendo ser la versión nicaragüense de los hermanos Castro en Cuba, con Fidel como presidente y Raúl como jefe de las fuerzas armadas, afirma una fuente cercana a los Ortega.
Sin embargo, las familias de ambos poco a poco los fueron separando, al punto que Daniel y Humberto llegaron a tener solo dos vínculos: las reuniones de la Dirección Nacional y los encuentros en la casa de su madre, Lidia Saavedra, quien era cuidada por su otra hija, Germania. Dos fueron las principales causas para ese distanciamiento.
En primer lugar, la fuente explica que la familia de Humberto comenzó a pretender ser familia de clase alta. Usaban ropa de marca y los espacios en los que se movían eran muy elegantes. En la familia de Daniel, no había esos lujos.
Un exguerrillero afirma que Daniel “no gasta mucho”, aunque sí necesitaba de mucho dinero “para sus ambiciones políticas” y, ahora, también para mantener a la enorme familia que tiene. Cuando perdió el poder, en lo que más gastaba era en su escolta. En cambio, Humberto sí optó por una vida de lujos. Y también tiene una familia algo numerosa. Además de su esposa, adoptó a la hija que ella tuvo con Carlos Agüero, de nombre Elisa. Y luego procreó con Ligia a Amanda, Mariana y a un varón que se llama Óscar Humberto.
Además, de sus años en Cuba, con una cubana tuvo un hijo, del cual nadie conoce el nombre, solo que también es militar en la isla. La familia de Humberto vivía en un complejo militar en Carretera a Masaya, en una casa lujosa. La escolta tenía un uniforme diferente para cada día. Además, por Tiscapa, Humberto tenía la Casa L, un recinto con barberos que le hacían faciales y dos casas acondicionadas con mesas de billar.
La otra razón de ese distanciamiento, la más fuerte, es Rosario Murillo, quien no tolera a la esposa de Humberto. “No la soportaba, no porque doña Ligia fuera mala, sino porque no quería a nadie cerca de Daniel”, explica la fuente. “Rosario separaba de todo a Daniel y Humberto. En general, ella no admitía a nadie. Todo mundo le caía mal. Ella empezaba a crear justificaciones, su propósito siempre fue que nadie incidiera sobre Daniel”, explica otro exmilitar sandinista.
Ligia Trejos era directora del Instituto de Estudios Sandinistas (IES), proyecto estratégico de Humberto, desde el cual iba recopilando la historia del sandinismo, pues ya tenía pensado escribirla. El problema fue que Rosario tenía la misma ambición. A pesar de esas diferencias, todavía durante la campaña electoral de 1989, cuando los sandinistas aceptaron hacer elecciones en 1990, Humberto gozaba de mucha influencia sobre su hermano mayor.
Al respecto, Humberto escribió que, para las elecciones de 1990, persuadió “al presidente Daniel Ortega a no suspender el SMP (Servicio Militar Patriótico) en su campaña electoral, argumentando que era preferible perder el Gobierno, pero nunca la guerra, por el desbande anárquico que el fin del SMP significaba en esa coyuntura”.
Enriquecimiento
Al final de los años ochenta, ambos hermanos comenzaron a enriquecerse. Como había bloqueo de Estados Unidos a Nicaragua, los sandinistas mandaban a comprar a Miami y a Panamá los productos que no entraban al país. Daniel tenía a un comprador, Miguel Castillo, quien después fue dueño de Copasa y directivo del Bóer. Era quien compraba en Miami y en Panamá todo lo que Daniel y su familia necesitaban.
Humberto copió ese sistema y utilizó a un hermano de Miguel Castillo, de nombre Mario Castillo, para que fuera su comprador, así lo afirman dos fuentes a DESPACHO 505 y también lo escribió en un libro uno que fue asistente personal de Humberto, Róger Miranda Bengoechea. Cuando Daniel le entregó el poder a doña Violeta, los dos hermanos Ortega eran hombres ricos, a pesar de que no tenían ni un centavo el 19 de julio de 1979, cuando los sandinistas llegaron al poder.
Tras la derrota electoral de 1990, Humberto y Daniel se estrecharon para tratar de salvar una cuota de poder y que Humberto se mantuviera al frente del ejército durante el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro. Durante cuatro años le hicieron la guerra a doña Violeta, quien, en su libro Sueños del corazón, narra que Humberto y Daniel se le fueron encima como una fiera cuando ella en 1993 anunció la salida de Humberto del Ejército.
Al final, Humberto salió de las fuerzas armadas hasta febrero de 1995. Tras su salida del Ejército, Humberto no regresó al FSLN, quien ya estaba tomado por su hermano Daniel. De esa forma se perdió uno de los dos vínculos que los acercaban: la Dirección Nacional. Solo les quedaba uno: su madre Lidia. Las diferencias entre las dos familias aumentaron y los Ortega Murillo criticaban la ambición de Humberto, quien daba muestras de tener visión empresarial.
Humberto, afirma una de las fuentes consultadas por DESPACHO 505, les compró empresas a sus tres hijas cuando aún ellas eran menores de edad. A Mariana, quien después fue aspirante a Miss Nicaragua, le compró una sorbetería que se llamó Cuco y Charlie; una tienda de videos bien surtida a Amanda y una tienda de ropa a Elisa.
Con el tiempo, la falta de comunicación aumentó y comenzaron a producirse conflictos alrededor de la salud y el cuido de doña Lidia, pues murió Germania Ortega Saavedra y Rosario Murillo no iba a permitir que su suegra se fuera a vivir con ellos. Doña Lidia pasó a vivir a la casa de Humberto, pero también hubo inconvenientes, porque Humberto comenzó a pasar más tiempo en Costa Rica, debido a negocios. Así comenzaron a intensificarse los rencores.
Cuando Zoilamérica Ortega, hija biológica de Rosario, pero adoptada de Daniel, denunció a este último por violación sexual, Humberto todavía intentó asesorar a su hermano para que le diera “una salida diferente” a la situación, pero ya Daniel, en manos de Rosario, no aceptó sus consejos, indica la fuente. La ruptura definitiva llegaría en 2005, con la muerte de doña Lidia Saavedra. Hubo pleito entre ambos porque cada uno quería un sepelio diferente para la madre, al punto que pagaron su entierro cada uno por su lado, de modo que dos coches fúnebres llegaron a la catedral de Managua con la orden de llevar el féretro a cementerios diferentes. Ante la tumba, los hermanos discutieron ruidosamente, según relata el medio internacional El Mundo, el cardenal Miguel Obando tuvo que mediar entre ellos.
Humberto “vendepatria”
Desde el pleito junto al féretro de su madre, ambos hermanos han estado distanciados. Humberto se ha dedicado a los negocios y lleva una vida entre San José y Managua. “Ha escrito unos libros un poquito locos donde él es el protagonista de todos los acontecimientos de Nicaragua desde 1960 a esta parte, pero solo ha estado en sus negocios y escribiendo esos libros, que creo que poca gente lee”, manifiesta un exguerrillero sandinista que fue muy cercano a los Ortega.
Daniel, por su parte, quien recuperó el poder en 2007, se ratificó como dictador a partir de 2011, cuando se reeligió como presidente a pesar de que se lo prohibía la Constitución Política. Está señalado, junto a Rosario Murillo, de crímenes de lesa humanidad desde las protestas de abril de 2018.
Humberto le ha pedido públicamente que desarme a los paramilitares, libere a los prisioneros políticos y que adelante las elecciones para solucionar la crisis sociopolítica. También le reprochó la muerte del general en retiro Hugo Torres, en una prisión del régimen de Daniel.
Con eso, se ha ganado ataques verbales por parte de su hermano mayor. Daniel lo acusó de “convertirse en un peón de la oligarquía y del imperio (Estados Unidos)”. Después, lo llamó “traidor” y “vendepatria”.
El último encuentro entre los dos hermanos se produjo el pasado diciembre, cuando Rosario Murillo, a través de un comunicado aclaró que la visita fue porque Humberto está mal de salud, pero no por negociaciones políticas.
Para excompañeros de armas de los Ortega, Humberto ya no tiene relevancia dentro del FSLN ni dentro del Ejército, pero sí, cada vez que habla, levanta revuelo por ser precisamente hermano de Daniel y porque, en el pasado, ambos dominaron el escenario político de Nicaragua.
“El hecho de ser hermano de Daniel Ortega eleva las cosas que él dice. Además, ha dicho cosas, de que no está totalmente de acuerdo con Daniel, y no sé si la gente se imagina que él tiene mayor incidencia de la que en realidad tiene. Lo principal es que es hermano de Daniel y de alguna manera la gente piensa que es importante lo que dice el hermano de Daniel”, indicó un exguerrillero.
La reacción de Rosario, con el comunicado, según el exguerrillero, se debe a que nunca hubo buenas relaciones entre ella y Humberto. “Humberto considera a Rosario una advenediza, una que se metió ahí a la fuerza y está ocupando una posición de poder, que otros deberían de ocupar. No le cae bien. Y de Rosario hacia él no ha habido cariño de por medio, tampoco”, resume el antiguo aliado de los Ortega.