El régimen alista "refuerzo" de adoctrinamiento en las escuelas públicas en Nicaragua
La nueva Estrategia de Educación en Nicaragua es considerada por opositores y académicos como una manipulación política al sistema educativo, porque no hay un compromiso con el desarrollo humano y social, y demuestra un desprecio flagrante por los derechos fundamentales de la población y un obstáculo significativo para el progreso de la nación.
- mayo 12, 2024
- 08:00 AM
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La implementación de una nueva estrategia de educación en Nicaragua es interpretado por especialistas en educación y opositores políticos como una maniobra para continuar el modelo de adoctrinamiento ideológico en el país.
La semana pasada la vocera gubernamental Rosario Murillo anunció la creación de una nueva estrategia educativa en Nicaragua, impulsada por el Instituto Nacional Tecnológico (Inatec) y el Ministerio de Educación (Mined) sin brindar mayores detalles sobre su contenido.
En su monólogo diario la vocera Rosario Murillo dijo que la estrategia educativa debía estar lista antes de la celebreción del 45 aniversario de la revolución sandinista, lo que a criterio de académicas y opositores se trata de reforzar el adoctrinamiento de niños y jóvenes de la educación pública.
En 2010, Ortega aprobó una Estrategia Nacional de Educación con la intención de derogar todas aquellas medidas adoptadas desde 1990, sobre todo para eliminar la autonomía escolar, lo que contribuyó para que la calidad de la educación sea considerada la más baja en la región centroamericana.
“Estamos trabajando, todo el Sistema Nacional de Educación coordinado por la compañera ministra de Educación Técnica y Tecnológica, Loyda Barreda, la elaboración de un nueva Estrategia Nacional de Educación, que esperamos estar concluyendo en el mes de junio, finales de junio, para presentar como parte del 45/19 a las familias de toda nuestra Nicaragua”, detalló Murillo.
Una primera estrategia en 2010
El académico Ernesto Medina recordó que el régimen presentó una Estrategia Nacional de Educación en el 2010, hasta tres años después de que Ortega regresó al poder, lo que podría significar que, durante la campaña electoral del 2006, la educación no era una prioridad para él ni para su equipo de campaña.
Medina lamentó que esa estrategia del 2010, fuera impuesta e inconsulta, y en el entonces ministro de Educación, Miguel de Castilla, la vendió como que trasformaría "de fondo" la educación en Nicaragua, aunque en realidad "se concentró en criticar" la autonomía escolar iniciada en 1990 con el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro. "(Atacar la autonomía escolar) fue una desviación de la atención de los grandes retos del nuevo gobierno (de Ortega)", expresó el académico.
Agregó que fue la época en la que los dictadores comenzaron a publicitar un modelo educativo donde supuestamente iban a prevalecer valores del "modelo político-revolucionario", el que dividían en tres aspectos: valores cristianos, ideas socialistas y las relaciones solidarias.
"(Ese modelo) tenía carga ideológica complicada, sonaba a propaganda política en un país de mayoría cristiana, aunque todos sabemos la concepción de ellos (sobre el cristianismo). Suponiendo que lo decían en serio, no era ni cristiano ni socialista", comentó Medina.
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Metas irrealizables
En la estrategia de 2010, los dictadores establecieron metas como que en 2012 Nicaragua alcanzaría el sexto grado de escolaridad como promedio en la población nicaragüense, y en 2015 el tercer año de secundaria.
"La realidad fue que en el 2009 la escolaridad fue 5.9 grados, y en 2017, 6.4 grados. Diez años después de llegada al poder, el promedio de escolaridad en la población fue sexto grado de primaria. Cuando la ciencia y la tecnología son el motor del desarrollo, tener a la población en promedio de sexto grado, y una primaria mala, es un problema enorme", afirmó Medina.
Otra meta fue reducir al mínimo la tasa de analfabetismo, y resultó un fiasco cuando Ortega anunció que se había reducido a menos del cuatro por ciento y la realidad era, según Fideg, que la tasa de analfabetismo en 2018 era de 15.4 por ciento en los nicaragüesnes mayores de 10 años, y el 30 por ciento en mayores de 40 años.
El nivel más bajo en Centroamérica
En 2017, un estudio comparativo de la Unesco demostró que la calidad de la educación en Nicaragua era la más baja en toda Centroamérica y se comprobó que el nivel de aprendizaje de los estudiantes de Nicaragua era básico, podíam leer pero no comprendían los textos ni lograban sacar conclusiones.
Igual en matemáticas, podían realizar operaciones básicas, pero no complejas como interpretar datos, graficar resultados, interpretar gráficos o resolver problemas con algún número de variables.
"El estudio mostraba las causas del problema, pero en Nicaragua nunca se analizaron, ni se discutieron (esos datos)", lamentó Medina.
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El académico también comentó que la dictadura tampoco ha analizado los efectos en el sistema educativo nicaragüense después de la crisis de 2018 ni los de la pandemia en 2020.
Tampoco se conoce qué ha hecho ante tantos despidos de maestros con experiencia o que se han salido del sistema educativo, porque no están de acuerdo con lo que hay en las escuelas, aunque sí se conoce que los han repuesto con "muchachos jóvenes con una formación muy endeble", indica Medina.
Falta de coherencia de la dictadura
La analista Haydee Castillo considera que el régimen no diseñó una estrategia "sostenible en el tiempo".
Lo más grave, considera Castillo es que una dictadura como la de los Ortega-Murillo, a la que comparan con la de Corea del Norte, solo puede diseñar una estrategia de educación para construir "personas acríticas, obedientes, que no puedan de ninguna manera hacer una análisis de la realidad, ni transformarla".
Para Castillo, la dictadura no tiene coherencia en su estrategia actual, pues el currículo educativo que definió incluye derechos humanos, educación sexual y reproductiva, para la salud, para la paz y reconciliación, para la familia y las TIC, pero "los niños lo que ven es todo lo contrario", un régimen que violenta los derechos humanos, que no cuida los recursos naturales, entre otros actos contradictorios.
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Otros aspectos a mejorar son la falta de mobiliarios para los estudiantes, las escuelas, como la Normal de Bilwi que se encuentra en un estado deplorable. Además, hay 50 mil maestros con un salario promedio de 250 dólares mensuales, cuando en otros países de la región ganan 460 dólares.
Igualmente, en 10 años el acceso a la educación no supera 1,8 millones de estudiantes matriculados, cuando la población nicaragüense va creciendo.
"Nicaragua no está avanzando en calidad de educación. Se necesita un plan de educación de 100 años, para no estarlo cambiando con cada gobierno", concluyó Castillo.
Desprecio a la educación
Los excarcelados políticos Juan Sebastián Chamorro y Félix Maradiaga indicaron que la dictadura ha usado como mecanismo de adoctrinamiento político a la educación y no se espera nada nuevo de la nueva estrategia que están anunciando.
"Ellos (Ortega-Murillo) han despreciado a la educación en Nicaragua", dijo Chamorro, porque le dan poco presupuesto, no capacitan a los maestros, sino que los politizan y les violentan sus derechos, porque ni sindicatos independientes tienen, además de que han mermado el involucramiento de los padres de familia, que era algo positivo anteriormente.
"No deberíamos de esperar nada positivo de esta gente".
"La educación ha sido la cenicienta de este régimen, lo han demostrado con sus acciones, no vamos a esperar un cambio muy radical", expresó Chamorro.
Para Maradiaga, la nueva estrategia de educación de la dictadura será un claro retroceso en el desarrollo del país y una afrenta a los derechos fundamentales de los niños y jóvenes, porque se tratará de "un paso más hacia el modelo totalitario de la dictadura".
"Desde el inicio del régimen, el enfoque maquillar estadísticas para mostrar mayor número de estudiantes en lugar de la calidad educativa ha resultado en un colapso en los indicadores de aprendizaje, como ha sido el caso de la lecto-escritura y matemáticas en todos los niveles", lamentó Maradiaga.
El politólogo señaló que la politización extrema del sistema educativo, incluyendo la glorificación de los Ortega-Murillo en los textos escolares, revela una clara intención de utilizar la educación como herramienta de adoctrinamiento político en lugar de como un medio para el empoderamiento ciudadano.
"En resumen, la estrategia educativa del régimen de los Ortega-Murillo en Nicaragua es reprochable en todos los aspectos. La manipulación política del sistema educativo y su falta de compromiso con el verdadero desarrollo humano y social demuestran un desprecio flagrante por los derechos fundamentales de la población y un obstáculo significativo para el progreso de la nación", finalizó diciendo Maradiaga.