Ortega empuja al exilio a 34 sacerdotes en los primeros cuatro meses del 2024

Un total de 34 sacerdotes católicos tuvieron que salir del país en los primeros cuatro meses de 2024, debido a la persecución contra la iglesia católica que ejerce la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, denunció la investigadora Martha Molina, quien documenta los abusos contra la Iglesia desde 2018.

Casi todos esos sacerdotes continúan ejerciendo su ministerio en otros países, principalmente en Costa Rica y en Estados Unidos, y los que aún son seminaristas continúan formándose fuera de Nicaragua, afirmó Molina, quien conoce de la situación porque las mismas víctimas se han comunicado con ella, pero le piden no revelar sus identidades, ya que permanecen en el país sus familias y los miembros de sus organizaciones religiosas.

"Yo sí llevo una lista con todo, nombres, parroquias y congregaciones", indica la investigadora a DESPACHO 505.

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Las estadísticas

En total, desde 2018, son 222 los religiosos católicos que han tenido que abandonar el país huyendo de la represión de los Ortega-Murillo. Ese número incluye a 91 monjas de 14 congregaciones religiosas. De siete de esas congregaciones es público que sus miembros han sido expulsadas del país, las otras siete han preferido guardar silencio.

Las diócesis más afectadas con la salida de sacerdotes son Managua, Matagalpa, León, Estelí y Granada.

En el año 2018, fueron tres los sacerdotes que se exiliaron. En el 2019, también fueron tres y en 2020 solo uno y cinco en el 2021. Pero, la situación se agravó desde 2022, cuando debieron salir del país 20 curas.

En el 2023, fueron 62 sacerdotes los que abandonaron el país y en este 2024, solo en los primeros cuatro meses, ya van 34.

Molina teme que, debido a que la persecución contra la iglesia no ha aminorado, el número de sacerdotes exilaidos o desterrados en este 2024 sea mayor que en 2023.

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Mal recibidos

En el caso de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes ha enviado a sustituir a los que se han ido, con sacerdotes que "responden a las directrices de la dictadura" y la feligresía no los ha recibido bien, afirma Molina. Algunos laicos han optado por ir a otras parroquias, mientras que, quienes se quedan lo hacen esforzándose por poner la mira "en Jescucristo" y obviando la vida personal del sacerdote en cuestión.

El problema, añade Molina, es que se ha visto a algunos de esos nuevos párrocos portando bandera del Frente Sandinista (FSLN), el partido político de los dictadores.

"(Los dictadores) quieren poner en apuros a la iglesia, que la gente deje de llegar a las parroquias, que pierdan la relación con Dios y dejen de estar en comunidad, que su fe no se fortalezca, y que vean en Daniel y Rosario (a) dioses, que es lo que ellos se creen", lamentó Molina, aunque le consuela que la iglesia tiene años de existir y está organizada.

Por último, Molina denunció que en los seminarios de Nicaragua se han infiltrado jóvenes que no tienen verdadera vocación sacerdotal, sino que son enviados por la dictadura a espiar a los seminaristas y a las autoridades académicas. La investigadora considera que quienes dirigen los seminarios deben identificarlos y ponerles un alto "desde el primer momento".