Luces y sombras de cinco personajes que aparecieron con Ortega en algunos de los actos del 19 de julio
Dos fueron alcaldes de Managua, uno fue cardenal crítico del sandinismo en los 80, otro fue un contra convertido en sandinista y uno más fue el operador judicial que le garantizó a Ortega la reelección eterna.
- julio 18, 2023
- 10:25 AM
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En las tarimas de la Plaza de la Fé, en Managua, se han sentado decenas de figuras políticas de Nicaragua y América Latina que Daniel Ortega ha invitado, a lo largo de las últimas cuatro décadas, para que lo acompañen en cada aniversario de la Revolución sandinista. Hugo Chávez, Fidel Castro, por mencionar algunos de peso. Pero hay otras que son un recuerdo agridulce para el dictador que apropió de la gesta que derrocó a Anastasio Somoza en 1979: Alexis Argüello, Rafael Solís, Miguel Obando, Dionisio Marenco y Edén Pastora.
“La presencia de cada personaje a la par de Ortega buscaba decir algo a sus seguidores, incluso más allá de su discurso central que en los últimos años, ha sido una retórica desaliñada y aburrida”, dice un experto de temas de comunicación e imagen que pide el anonimato para evitarse persecución. De 2007, año de gloria para el sandinismo que volvió al poder a través de las urnas, a 2023, año de la decadencia de Ortega, se cuenta una celebración que simplista organizada para enaltecer la figura del dictador.
En DESPACHO 505 rescatamos cinco personajes claves en la vida de Ortega y que no se sentarán más con él. Algunos porque murieron y otros porque fueron desechados.
EL ÚLTIMO 19 DE JULIO DE ALEXIS
Ortega subió a las tarimas de los 19 de julio a personajes locales emblemáticos a los que les exprimió su imagen lo más que pudo hasta dejarlos en “saldos rojos”. Alexis Argüello, el más grande boxeador del deporte rentado que ha tenido Nicaragua, estrenaba su faceta de político cuando alzó el puño de Ortega en el aniversario 28 de la revolución.
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Argüello no necesitó un brillante discurso para que los managuas le dieran el voto para ser vicealcalde, primero y alcalde, después. Los capitalinos hasta le perdonaran la mala idea de meterse a político con el sandinismo que en el pasado lo acusó de somocista, le robó bienes y lo obligó a vivir en el exilio.
La estrella deportiva contó que el mismo Ortega en persona le había pedido perdón algunos años antes y le prometió que recuperaría lo que él mismo ordenó confiscarle. Comenzaba el año 2000 y Ortega ya se restregaba las manos con obtener esa militancia de “los pesos ligeros”, pero de largo alcance.
“El siempre creyó que como autoridad, como alcalde, podía hacer más por la gente que lo que hacía solo él como persona”, dice su hija, Dora Argüello Urbina para justificar los pasos del campeón al entramado político del que no logró salir con vida.
Irónicamente, Alexis Argüello murió 17 días antes de celebrar otro 19 de julio, un año después de haberle elevado el puño al dictador el 2 de julio de 2009. Argüello Urbina no admite la versión de un suicidio que la policía del régimen defendió y acusa a Ortega y a Murillo de estar tras la muerte del boxeador.
“Son criminales”, dice. “Nosotros siempre hemos mantenido que la mano que jaló el gatillo de aquella pistola no fue la de mi papa”, señaló.
Era público que el tricampeón no estaba contento con las imposiciones de los dictadores en la comuna, incluso sus hijos mayores dicen que él renunciaría al amanecer del día que falleció en su casa. Fuentes cercanas al desaparecido alcalde, confiaron que Ortega se negaba a recibirlo, pese a que él sí lo recibió cuando el dictador lo necesitó para volver al poder y echar mano de su leyenda.
UN 19 BENDECIDO POR UN ENEMIGO CONVERTIDO
El 19 de julio de 2004, antes que Ortega llegara al poder, ocurrió algo impensable en el país. El cardenal Miguel Obando y Bravo, aceptó oficiar una misa en la Catedral de Managua, en ocasión del 25 aniversario de la Revolución sandinista. Más sorpresa fue saber que el cardenal fallecido en junio de 2018, aceptó oficiar la eucaristía a petición de Daniel Ortega, un viejo enemigo de la jerarquía católica.
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El anuncio fue hecho por el mismo Ortega, al término de una reunión en la Universidad Católica (Unica), en la que el cardenal, se retiró sin dar declaraciones. Un Ortega feliz, anunció la misa en Catedral para el lunes 19 de julio en horas de la mañana y una bendición al acto masivo en la plaza Juan Pablo II a la que estaba convocada su militancia.
Por primera vez ese año, el acto de la Revolución iniciaría con la bendición de la iglesia Católica nicaragüense, con quien el sandinismo se llevó muy mal en los años 80. Obando y Bravo designó a monseñor Eddy Montenegro para la oración en la tarima del 25 aniversario. A partir de ahí, ya no fue raro ver a Obando y Bravo en los actividades de Ortega, pese a la guerra feroz que libró contra el dictador cuando este gobernó al país con uniforme militar y pistola al cinto, hasta su derrota electoral en 1990.
Ortega usó a Obando y Bravo hasta su muerte el 3 de junio de 2018. El hombre que condujo a la Iglesia en medio de las tempestades políticas que ocasionó el sandinismo después de 1979, de pronto lo bendecía en plaza abierta y eventos públicos.
Otra ironía: fue sepultado en medio de las balas del mismo agresor que le pidió perdón en público y prometió no volver a levantar la mano a la iglesia, una promesa que Ortega hizo aparentemente con los dedos cruzados, porque la guerra que ejecuta ahora contra la iglesia, es peor que la que le tocó lidiar el fallecido cardenal Obando con el mismo atacante.
El 19 DE JULIO DE LOS PARAMILITARES
A Edén Pastora Gómez, Rosario Murillo no lo quería tener cerca. No era para menos. El polémico exguerrillero no la consideraba idónea para suceder a Ortega en el poder y hasta llamó a las bases rojinegras a pensar en opciones y pronto, porque la edad del dictador ya daba para hacer pocos planes a futuro.
Pastora también subió a la tarima con el dictador un 19 de julio después de haberse reconciliado con él en 2008. Pastora voló balas desde el mismo bando de Ortega, después le voló balas al mismo Ortega, quiso disputarle la presidencia después y al final de sus días, le rindió pleitesía y le declaró lealtad ciega.
En sus últimos años, Pastora Gómez confesó que por órdenes de Ortega, fue parte de quienes organizaron a los paramilitares para atacar tranques y barricadas de los opositores al dictador entre junio y julio de 2018. Las acciones significaron el asesinato de 355 personas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Pastora Gómez confesó sus crímenes en televisión y entre risas. Las veces que tuvo micrófono disponible intentó destacar el mérito de la militancia histórica a la que según él, Ortega le debía mantenerse en el poder tras el levantamiento social de hace cinco años. En cambio, Murillo se dedicó a exterminar su influencia dentro de la organización y Ortega les dio la espalda.
El martes 16 de junio de 2020, un mes y tres días antes de celebrar otro 19 de julio, Pastora Gómez falleció a los 83 años de un paro cardíaco en un hospital de Managua. Su muerte fue asociada al Covid-19, que por esos meses. Pastora murió sin ver al sucesor de Ortega y hasta su último día, rechazó que fuera Murillo.
EL19 DE JULIO DE UN NEGOCIADOR DESAPARECIDO
Otros que alguna vez estuvieron en la tarima de los 19 de julio fueron dos personajes a los que Ortega les debe el poder que tiene, pero cuando debió agradecerlo, les pagó mal. Dionisio Marenco, el exalcalde de Managua, fue su gran negociador en el pacto liberosandinista que derivó en las reformas del 2000 y le asfaltaron el camino para ganar la presidencia en 2007.
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Marenco falleció el 19 de mayo de 2020 en un hospital de Managua dónde estaba internado por varias complicaciones de salud. El mérito de Marenco es que consiguió a Ortega desaparecer la traba que le impedía ganar elecciones y lo dejaban siempre en segundo lugar.
En las negociaciones con los liberales del expresidente Arnoldo Alemán, Marenco acordó entre otras cosas, reformas que bajaban el porcentaje para ser electo en Nicaragua. Marenco era considerado dentro del FSLN, un negociador brillante y estratega político. Pero otra vez Murillo apareció en el camino y Marenco y Ortega comenzaron a enemistarse.
Murillo quiso echarle manos a la Alcaldía que dirigía Marenco y este exigió respeto a su autonomía. Después todo emporaría porque algunos sectores sandinistas lo comenzaron a ver como presidenciable al término del periodo de Ortega en 2012.
EL 19 DE JULIO DE UN MAGISTRADO ARREPENTIDO
Rafael Solís fue el magistrado que hizo posible la reelección indefinida de Ortega y operador político valioso en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y los tribunales del país. Solís retorció leyes a favor de Ortega cuando este se lo ordenó.
El dictador estaría inhabilitado para una reelección inmediata por mandato constitucional y Murillo no tenía los méritos para ser la candidata. Entonces le tocaría al exmagistrado Solís, ahora en el exilio, trabajarle una sentencia a Ortega para ser electo hasta que la muerte se lo impida.
Solís no volvería a estar en una plaza con su eterno candidato, Daniel Ortega, celebrando un 19 de julio. En enero de 2019, asustado por como el dictador y su esposa, desataron el infierno en el país armando a sus fanáticos contra los ciudadanos alzados, renunció a su puesto de magistrado judicial y a su militancia sandinista, en una larga carta en la que contó que le había hecho varios llamados y propuestas a Ortega para resolver la crisis con menos sangre, pero no fue oído.
Solís vive desde entonces en el exilio y ha revelado el manejo que Ortega ordenó hicieran sobre los asesinatos en el Instituto de Medicina Legal ( IML), además de admitir el uso de armas de grueso calibre contra los opositores.
Solís vive de forma discreta, alejado de cámaras y flashes aunque las veces que ha hablado, ha hecho revelaciones demoledoras sobre los desmanes del régimen. De todos estos personajes, es el único que podría volver a las filas del partido rojinegro y subir a una tarima otra vez un 19 de julio, pues aunque antes de fallecer Marenco lo intentó, se tuvo que conformar con ver a los dictadores pasar de largo.