¿Estamos listos los jóvenes para cambiar Nicaragua?

La figura de nosotros, los jóvenes, se tiene cada vez más en cuenta en el ámbito político, entendiéndose como un elemento de peso con el potencial de legitimar una fuerza política.

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  • septiembre 03, 2020
  • 03:05 AM

En Nicaragua, el 60% de la población está compuesto por jóvenes, según Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (Cisas), de los cuales una parte hemos venido involucrándonos en actividades de políticas partidarias, grupos religiosos, feministas, sociales o agrupaciones no formales en pos de construir una sociedad mejor, desde antes de abril 2018.

Partiendo que política “es el quehacer ordenado al bien común”, es importante aclarar que “hacer política” es cuando nos involucramos en una acción cualquiera que sea, para lograr el beneficio de las mayorías, por lo tanto las personas a diario hacemos política, pero no siempre es partidaria.

La política trasciende lo electoral, cada ciudadano tiene la responsabilidad individual de asumir su rol de organizarse según ideas o colectivos para incidir en diferentes temas sociales.

En los últimos años hemos acaparado la escena política y hemos tenido relevancia en la escena pública, por ejemplo en la huelga de hambre de Dora María Téllez, en el 2008 que involucró a gran cantidad de jóvenes en la capital; #OcupaInss en el 2013, que despertó conciencias al ver la injusticia y represión policial a la que estaban siendo sometidos más de 15,000 ancianos, y en el 2014 con el movimiento campesino, la lucha social más fuerte que enfrentó a la dictadura de Daniel Ortega en oposición a la Ley del Canal 840, que a todas luces significa expropiaciones y les hizo perder las calles y #SosIndioMaíz que movilizó a las juventudes en el 2018.

La figura de nosotros, los jóvenes, se tiene cada vez más en cuenta en el ámbito político, entendiéndose como un elemento de peso con el potencial de legitimar una fuerza política. Los jóvenes poseemos una gran capacidad de crear alternativas, prácticas e ideas innovadoras para atender los grandes retos, a corto y largo plazo, que el país demanda.

Uno de los principales retos es potenciar liderazgos que estimulen cambios, y no repitan los modelos agotados e ineficaces, sin temor a enfrentar los nuevos desafíos que demanda la ciudadanía. Otra meta, es impulsar una agenda colectiva que involucre a la mayor cantidad de grupos juveniles con oportunidades y progreso para la juventud nicaragüense.

Y para finalizar considero que debemos ocupar los espacios, involucrarnos y participar activamente para que nuestras voces sean escuchadas y tomadas en cuenta para la construcción de un plan de nación que represente los intereses de nuestro sector.
Ahora más que nunca debemos participar, construir y luchar por una Nicaragua libre, con oportunidades para todos sin exclusiones, ni sectarismos.

El autor es miembro del Movimiento Renovador Sandinista.

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