Las mentiras de Ortega se están pagando con vidas

Desde hace varios años Nicaragua está atravesando una grave crisis política, institucional, social y económica. Agravada ahora por la pandemia del Covid-19 y la inacción de un régimen que le miente a la población.

None
default.png
  • junio 03, 2020
  • 04:30 AM

Desde hace varios años Nicaragua está atravesando una grave crisis política, institucional, social y económica. Agravada ahora por la pandemia del Covid-19 y la inacción de un régimen que le miente a la población.

En cinco días consecutivos he recibido noticias de que alguien conocido muere. Es la primera vez que esto me pasa y espero sea la última. Aunque tristemente tengo que reconocer que a como se ve el panorama, esto apenas comienza.

Un tío doctor, muy buena gente; un amigo de años, con quien pescaba; el colega de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) a quien había llegado a apreciar por su ponderación; el padre de una amiga; y un periodista admirable. Estas son solo algunas de las amistades con las que ya no cuento. Demasiadas vidas esfumadas en cuestión de días. Lo que advertíamos que vendría llegó y las mentiras del régimen cayeron por su propio peso.

Desde hace varios años Nicaragua está atravesando una grave crisis política, institucional, social y económica. Agravada ahora por la pandemia del Covid-19 y la inacción de un régimen que le miente a la población.

Dicen que la información salva vidas y es cierto. Pero igualmente, la desinformación y peor aún la mentira, pueden matar y lo estamos constatando. Quisieron engañar a la población hablando de un fabuloso sistema de atención médica y de hospitales de primera. Pero hoy están colapsados. Aseguraron que esta era una enfermedad que le daba solo a los ricos y que existía una mágica vacuna cubana, que curaría este y todos los males. Visitaron casas en falsas campañas de salud y muchos fueron contagiados. Dijeron que este era un resfrío común y que los golpistas estaban alarmando a la población.

Mienten en todo

No se podía esperar menos de ellos. Ya que todo lo proveniente de la dictadura decadente que oprime Nicaragua, está basado en mentiras. Engañaron al decir que serían solidarios, porque lo fueron solo de la boca para afuera. Y al proclamarse cristianos, mientras acusaban a los obispos de golpistas. Ocultan el número de contagiados y de muertos. Mienten en todo. Pero la mentira tiene piernas cortas y aunque a veces puede correr rápido, al final termina vencida por la verdad que se impone.

Con sus falacias llevaron a sus seguidores como a un rebaño a actividades, desfiles y ferias. El rebaño engañado, dócil y disciplinadamente cumplió las orientaciones del glorioso partido. Hasta un despistado y tonto diputado, se fue a meter a un hospital para demostrar lo bien preparado que estaba el sistema de salud. Ahora el tipo junto a otros tres de su bancada no aparecen. El rebaño caminó alegremente escuchando cantos y consignas, para luego ir cayendo uno a uno por el despeñadero.

Decir que en Nicaragua se quiso implementar el modelo sueco es darle demasiado crédito a la dictadura. El que siguieron no es el sueco, sino el típico modelo de las dictaduras marxistas, que para mantenerse en el poder y suprimir cualquier descontento ocultan la realidad a la población.

A pesar de este engaño, cada día la población adopta más medidas de autoprotección. Mientras el régimen le sigue dando la espalda y vulnerando sistemáticamente los derechos humanos; atacando la libertad de expresión y reunión; asesinando y encarcelando a opositores; y provocando que miles se exilien huyendo de la represión, el hambre o la desesperación.

Hay un vacío de poder

Es evidente y ya se percibe con claridad que este gobierno está aislado, sin iniciativa y de espaldas a la ciudadanía. Hay un vacío de poder. Se distingue una soledad propia de los tiranos ausentes, desconectados de la realidad y en su fase terminal. La insensibilidad del tirano ya afecta a sus propias bases, que están siendo testigos del cruel engaño del que fueron víctimas y por el que ahora muchos están pagando con sus vidas.

Para poner fin a esta situación y acabar con el régimen de Ortega-Murillo, es necesario ser realistas y desechar quimeras que solo llevan a la frustración.

Primero: hay que forzar el cumplimento de los compromisos firmados que incluyen entre otras cosas, la liberación de los presos políticos y la restitución de las garantías democráticas.

Segundo: continuar exigiendo la renuncia del dictador y en paralelo, hay que apostar y presionar con claridad por una reforma electoral que permita elecciones libres, democráticas y verificables por organismos creíbles. Para que mediante el voto de la ciudadanía, podamos avanzar hacia un nuevo tiempo de democracia, paz, libertad, estabilidad, progreso económico y bienestar para todos.

Unámonos contra la mentira

Para lograrlo hay que trabajar sin descanso. Para que desde la máxima unidad en la oposición derrotemos a la dictadura. Y con el respaldo mayoritario de los nicaragüenses, abramos un nuevo tiempo para una Nicaragua mejor. Tiempo en el que la prioridad sea impartir justicia, crear empleos, modernizar el país, reconstruir los servicios públicos y garantizar que todos lo hombres y mujeres de Nicaragua puedan desarrollar un proyecto de vida digno.

El único camino posible para acabar con la dictadura de Ortega es la democracia. El escenario más deseable, además de la renuncia del dictador, en este momento son elecciones libres y verificables como desea la mayoría de nuestro pueblo y reclama la comunidad internacional. Se equivocan gravemente aquellos que apuestan por viejas rutas, que en el siglo XXI ya no tienen legitimidad.

Hago un llamado para que nos unamos contra la mentira. Y a favor de trabajar en torno a un proyecto compartido entre todos los que queremos una Nicaragua democrática en paz y libertad y que anhelamos una revolución democrática. No desistamos. ¡Unidos lo vamos a lograr!

*El autor es Director Ejecutivo de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.

Ayúdanos a romper la censura, necesitamos tu apoyo para seguir informando

Donar