´Síndrome de la cabaña´ uno de los efectos del confinamiento

La cuarentena por Covid-19, ha generado en las personas tristeza, temor, angustia, frustración y miedo a salir al exterior.

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  • mayo 07, 2020
  • 07:15 AM

La cuarentena por Covid-19, ha generado el síndrome de cabaña en las personas: tristeza, temor, angustia, frustración y miedo a salir al exterior.

Cuando se habla del “síndrome de la cabaña” hablamos de un estado de ánimo, mental y emocional que se presenta en personas que han estado encerradas como una reacción normal a un agente estresante, en este caso el miedo al coronavirus; por tanto no hablamos de una patología como tal.

El término empezó a describirse clínicamente a inicio de 1900. En el norte de Estados Unidos eran muchos los cazadores o buscadores de oro que pasaban meses enteros en sus cabañas debido a condiciones climáticas, lo cual causaba efectos de diversas maneras, como la negación de volver a la civilización, desconfianza ante la posibilidad de establecer contacto con otras personas, aumento de estrés y la ansiedad.

En tiempos actuales, en España ha tomado relevancia ante la pandemia del coronavirus donde la población se ha visto obligada a confinarse en sus casas como una medida de prevención de la propagación y contagio del virus.

Después de siete semanas se ha orientado el desconfinamiento en fases, lo que ha supuesto para muchas personas una serie de síntomas como reacción al miedo latente con el que se ha estado viviendo todo este tiempo y que ha llegado a las casas a través de la sobre exposición de noticias, minuto a minuto por medio de internet, redes sociales, televisión, radio, etc.

Entre los síntomas que se han observado, según los psicólogos que están de cara a la atención, es que las personas presentan tristeza, temor, angustia, frustración y el más evidente es el miedo a salir al exterior, por lo que les pueda suceder una vez que estén en la calle en relación al virus generalmente vinculado al miedo a morir.

Es importante destacar que no toda la población se ve afectada por este síndrome, es más común en las personas que se consideran grupos de riesgo como personas mayores con patologías propias de la edad, niños a quienes para poder hacerles entender la necesidad de quedarse en casa se les infundió el miedo y ahora no quieren salir y personas que han estado vinculadas a experiencias de pérdidas durante la cuarentena relacionadas con el virus, tanto de manera objetiva como subjetiva.

Todo lo que ha tocado vivir en este tiempo ha llevado a la población a establecer una nueva forma de vida en sus casas desde el teletrabajo, clases en línea en todas las modalidades, compras a domicilio, tanto de supermercados, vestuario, calzado etc., llevando a las personas a considerar que el lugar más seguro donde se puede estar es la casa y no apetece salir a exponerse hasta tener la seguridad que “afuera” todo esté bien o incluso hasta que haya una vacuna que garantice la vida ante un posible contagio.

¿Qué podemos hacer?

Al tratarse de una situación que es inusual, cualquier sensación y emoción que se sienta en estos momentos es normal como respuesta a un evento que no era esperado y que además ha sido muy fuerte de asimilar, las reacciones manifestadas son esperadas, el ser humano como reacción normal ante un posible peligro lo que hará es autoprotegerse y volver a retomar la vida que se llevaba antes, a unos les tomará más tiempo que a otros, hasta que cada quien sienta que puede salir de su casa sintiendo la seguridad necesaria, tomando en cuenta que los ritmos son personales y la recuperación dependerá de la capacidad de adaptación que tenga cada quien.

Si los síntomas que se llagasen a presentar son muy elevados, llegando a presentar crisis de ansiedad como falta respiración, sensación de ahogo, miedo limitante, a través de la modificación conductual se pueden hacer los siguientes ejercicios:

  1. Respiración en tres tiempos (inhalación, retención, exhalación).
  2. Ejercicios de simulación de salida de la casa, por ejemplo prepararse como si se va a salir a la calle, abrir la puerta, salir a las escaleras hasta llegar al portal, todo esto al ritmo que cada quien pueda asimilarlo, sin prisa, lo importante es ir dando los primeros pasos sin que esto suponga una subida de estrés.

En fin, el aprendizaje de esto es también personal y quizá esta sea la oportunidad para pensar si realmente lo que se quiere es volver a la “normalidad” anterior o ver ante nosotros la oportunidad de crear nuevas formas de relacionarnos de manera mas afectivas y efectivas.

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