Rosario y la trampa del anuncio de "cuidar niños en un chalet", en Madrid
La historia de Rosario, es un caso de centenares de migrantes que son víctimas de explotación laboral en España. Muchas de las víctimas viajan con la esperanza de mejorar la situación económica familiar.
- marzo 04, 2020
- 07:31 AM
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La historia de Rosario es una de las centenares de mujeres que son víctimas de explotación laboral en España.
Hace más de un año Rosario aterrizó en Madrid, España, como miles de latinoamericanas que llegan a buscar las oportunidades económicas que en su país les niegan. Pero, establecerse en este país de Europa, no ha sido fácil.
A finales del año pasado, Rosario quedó sin empleo y desde entonces no para en la búsqueda de un trabajo en las diversas aplicaciones que hay en internet. "Se busca chica para trabajar en chalet con niños", logró leer un día.
El perfil que requerían encajaba con el suyo y decidió llamar para concertar una entrevista en Aravaca, Madrid, pero antes le dijeron que le harían unas preguntas por teléfono. Le explicaron que el trabajo sería de jornada completa con un salario entre 900 a 950 euros al mes. Hasta ahí todo marchaba bien.
“Cómo me habían hecho la entrevista por teléfono, me dicen que me fuera de una vez el día siguiente, que le mandara la dirección y que empezaba de inmediato por una semana de prueba para ver si era competente”, relata la joven.
TRATA DE PERSONAS
Estando en el lugar acordado, llegó un hombre de unos 35 años a recogerla en un vehículo, pero en el trayecto observa que el vehículo se dirigían a una zona que no decía el anuncio y fue cuando ella empezó a preguntarle al hombre hacia dónde se dirigía.
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"Pero aquí no es Aravaca?", cuestionó. "¿Quién te dijo que era ahí?", respondió. "La chica que me hizo la entrevista por teléfono, que deduzco es su esposa", refutó Rosario. El conductor sólo guardó silencio.
Al poco tiempo estacionó el vehículo y le orientó que debían seguir a pie unos cinco minutos, porque donde vivían no hay parqueo y esa vía era la más cercano. Eso le dio “mala espina”, porque la zona donde se encontraban se miraba abandonada y empobrecida.
Ella afirma que es una zona donde hay edificios viejos, sin ascensores y el piso donde se supone trabajaría quedaba en una sexta planta.
“Era un edificio muy feo y yo le dije, mientras subía, que el trabajo se suponía que es para cuidar niños, pero ¿será que aquí vivan menores? Y él no me contestó”, narra Rosario.
MIGRANTES LATINAS LAS MÁS EXPLOTADAS
Al llegar al piso, el hombre abre la puerta y salió una mujer a su encuentro y la invitó a pasar. Rosario estaba asustada, porque en el interior del lúgubre inmueble vio a unas diez jovencitas con rasgos latinos.
“Al negarme a entrar yo la increpé y le dije que eso no parece trabajo para cuidar niños y ella me dijo tranquilamente que es una casa de citas y me amenazó, "aquí que las que entran, no salen" y fue cuando más miedo tuve y salí corriendo inmediatamente de ahí”, relató asustada la joven de 25 años.
Rosario señala que algunos españoles se aprovechan de las condiciones migratorias de las mujeres para estafar y engañarlas fácilmente.
“Cuando salí de ese piso, miré que las muchachas querían salir conmigo y la verdad que me dio frustración y tristeza, porque hay gente mafiosa que está al acecho para buscar como estafar a mujeres, principalmente jóvenes que tiene necesidad de trabajar”, expresó.
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Rosario recomienda a las mujeres que buscan empleo en las aplicaciones que deben investigar bien antes de ir a una entrevista de trabajo, porque no todo lo que aparece en internet es real. "Siempre existe gente que busca embaucar a mujeres jóvenes", dice.
EXPLOTACIÓN LABORAL EN ESPAÑA
Lo que vivió Rosario es parte de los riesgos a los que se exponen las mujeres en España, como lo ocurrido en agosto del año pasado cuando la Guardia Civil informó de la captura de siete nicaragüenses, que explotaban a mujeres compatriotas, obligándoles a trabajar en el cuido de ancianos y enfermos de gravedad. La banda les quitaba el 85% del dinero ganado.
Entre los detenidos están cuatro mujeres, dos de ellas hermanas, y tres hombres, quienes forman parte de una misma familia y operaban desde dos bases, una en La Rioja y otra en Aragón, comunidades autónomas de España.
En su informe de agosto del año pasado la Guardia Civil, detalló que hay 50 víctimas nicaragüenses identificadas, con las que el grupo obtuvo beneficios superiores a los 750 mil euros.