Ortega, el enemigo de la prensa crítica

Ortega sabe muy bien que matando, encarcelando o exiliando a los periodistas críticos no va impedir que la verdad se cuente. No soluciona nada con acosarnos, perseguirnos, censurarnos o asfixiarnos.

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  • marzo 01, 2019
  • 08:54 AM

Ortega sabe muy bien que matando, encarcelando o exiliando a los periodistas críticos no va impedir que la verdad se cuente. No soluciona nada con acosarnos, perseguirnos, censurarnos o asfixiarnos.

Desde que el dictador Daniel Ortega llegó al poder en 2007 se ha dado a la ingente tarea de poner mordaza a los medios independientes de Nicaragua:

Ordenó a todos los ministerios negar información, a pesar que Nicaragua cuenta con una Ley de Acceso a la Información Pública; y quitó la publicidad estatal a aquellos medios que no se alineaba al discurso oficial que a diario pregona su mujer y, ahora, vicepresidenta, Rosario Murillo.

Canceló las conferencias de prensa para evitar que los periodistas le plantearan preguntas incómodas, asumiendo un actitud propia de los regímenes autoritarios que le temen a la fiscalización, al contrapeso que hacen los medios para que se respete el Estado de Derecho.

Compró medios televisivos, instaurando un duopolio con el inversionista mexicano Ángel González, para difundir actividades de su partido, y convertirlos  en su caja de resonancia, sustituyendo los noticieros críticos por noticieros de nota roja y endiosamiento a él y su mujer.

Pero Ortega no es un reciente enemigo de la libertad de prensa. Él es un comunista que odia al periodismo que cuestiona, lo es tanto como el dictador Nicolás Maduro, de Venezuela, y los Castro, de Cuba. Ya en los 80 del siglo pasado había atentando contra la libertad de prensa cuando, por ejemplo, mantuvo censurado al diario La Prensa.

Atacar a la libertad de prensa es socavar la democracia.

Ortega olvidó, incluso, que en 2001 firmó la Declaración de Chapultepec, en la que se reconoce que el ejercicio de la libertad de expresión “no es una concesión de las autoridades, es un derecho inalienable del pueblo”. Relegó la promesa de garantizar "un respeto irrestricto a la libertad de expresión”.

La libertad de expresión y prensa retrocedió con Daniel Ortega, aunque llegó al límite a partir del 18 de abril de 2018. Desde ese día la prensa independiente vive días oscuros. El régimen ha matado a un periodista; encarceló a dos, Miguel Mora y Lucía Pineda; mandó al exilio a 70, confiscó salas de redacción de Confidencial, Niú, Esta Semana, y 100% Noticias; y retiene materia prima de El Nuevo Diario y La Prensa.

Ortega sabe muy bien que matando, encarcelando o exiliando a los periodistas críticos no va impedir que la verdad se cuente. No soluciona nada con acosarnos, perseguirnos, censurarnos o asfixiarnos. Al parecer, no aprendió de los errores del pasado y se empeña en repetirlos, olvidando, como ya dije, que el periodismo es una columna esencial del Estado de Derecho.

Hoy Ortega nos criminaliza por informar, y por tanto, Nicaragua no es un país seguro para los periodistas. Según la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCh) entre abril y diciembre pasado hubo 712 casos de violencia contra el ejercicio del periodismo.

Aún en medio de los duros momentos, el periodismo crítico sigue firme, comprometido con la instauración de la República soñada por el mártir de las libertades públicas Pedro Joaquín Chamorro. Muestra de eso es que las redacciones continúan informando, unas aún en Nicaragua y otras desde el exilio.

Y en nuestro caso, Despacho 505, nos hemos convertido en el primer medio nicaragüense que se funda en el exilio. Nacimos en España con la misión de denunciar los desmanes de un dictador que se aferra con garras al poder; y con un firme compromiso de justicia, democracia e independencia. No nos alineamos a ningún poder político ni económico.

En este contexto, la prensa llega al 1 de marzo, fecha en que se conmemora el Día Nacional del Periodismo, y en la que reflexionamos sobre el papel que tenemos ante la sociedad en circunstancias como las actuales.

Los periodistas no tenemos nada que festejar porque nos encontramos de luto, luchando con el viejo enemigo de la libertad de prensa: Daniel Ortega, a quien le exigimos la liberación de nuestros colegas Miguel Mora y Lucía; la devolución de las instalaciones de los medios confiscados; la liberación en Aduana de la materia prima de La Prensa y El Nuevo Diario; y el cese a la persecución y criminalización a nuestro derecho a informar.

En nuestra misión de informar, en Despacho 505 nos hemos propuesto combatir la desinformación con la verdad.

Todos los medios independientes, nuestros colegas de Nicaragua Investiga, Confidencial, La Prensa, El Nuevo Diario, Canal 12, Onda Local, Radio Corporación, Radio Darío y Artículo 66, estamos juntos luchando por un mejor país. Esperamos contar con ustedes.

Nota: El presente artículo es responsabilidad exclusiva de su autor. La sección Voces es una contribución al debate público sobre temas  que nos afectan como sociedad. Lo planteado en el contenido no representa la visión de Despacho 505 o la de su línea editorial. La publicación  no significa que este medio valide los argumentos o considere las opiniones como cierta.

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