La Venezuela irreal de Maduro
Aparte de negar la realidad, para pintar un mundo que solo existe en su mente, el dictador es cruel al impedir que llegue la ayuda humanitaria ofrecida por Estados Unidos y otros países. Maduro es indiferente al sufrimiento de su propio pueblo, es responsable de las muertes a diario. Nicolás Maduro es letal.
- febrero 15, 2019
- 12:36 AM
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El dictador es cruel al impedir que llegue la ayuda humanitaria ofrecida por Estados Unidos y otros países. Maduro es indiferente al sufrimiento de su propio pueblo y es responsable de las muertes a diario. Nicolás Maduro es letal.
Hace unos días el dictador Nicolás Maduro habló con la BBC sobre su país y esbozó una Venezuela próspera donde la pobreza es mínima, nadie se muere por falta de medicinas y no hay éxodo de ciudadanos. “Tenemos un 4,4% de pobreza extrema”, “Venezuela no es un país de hambruna. Tiene altísimos niveles de nutrientes y de acceso a la alimentación”, “nosotros tenemos un sistema primario de medición de medicinas que no tiene ningún país del mundo”, dijo al medio británico.
En la entrevista, Maduro negó que haya hambre y acusó a Estados Unidos de querer intervenir su país justificando que hay una crisis humanitaria. Sin embargo, como se lo dijo la periodista Olga Guarín, la pobreza se ve en las calles y es por eso que millones de venezolanos se han visto obligados a dejar la nación.
Luis Páez (40 años), ingeniero de profesión, es uno de ellos. Lo conocí hace cuatro meses. Las veces que conversamos bromeaba que desde que llegó a España ha subido de peso, ya que era tan dramática la falta de alimentos en su país que allá bajó varios kilos. Más que una broma era una gran verdad, pues según una encuesta de 2017, los venezolanos perdieron, en promedio, 11.4 kilos como consecuencia de la grave escasez.
¿Luis, pero en serio, no se encuentran alimentos?, le pregunté un día. No es que fuese incrédulo, solo quería confirmarlo de su boca. “Sí, José”, me respondió en tono dramático, agregando que él rezaba para que nadie de su familia se enfermara. “Es que a lo mejor tenés el dinero, pero no encontrás los medicamentos”, señaló.
En el mundo de Maduro, Venezuela tiene una efectiva cobertura de medicinas. Pero la realidad es otra: los hospitales están derruidos, los muertos se pudren en las morgues, los enfermos con cáncer fallecen pronto, los bebés no tienen leche…
“Tenemos médicos de familia y más de 30,000 médicos distribuidos en las comunidades, que también realizan visitas casa por casa. En ellas se lleva directamente la medicina que necesita el paciente. Eso nos permite una cobertura bastante amplia”, mintió Maduro.
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La falta de medicamentos no es de este año, ni de 2018. En 2017 coincidí en Buenos Aires, Argentina, con una periodista venezolana, y recuerdo que mientras yo hacía espacio en mi maleta para dos cajas de perfumes, ella se apresuraba en el lobby del hotel para poder llevar en su mochila pañales desechables, leche y medicinas para su hijo.
Ella me contó que sus hermanos estaban en Perú, y que pronto se iría también. El año pasado se fue a vivir a Lima. Ahora trabaja para un diario de esa capital, vive con ciertas vicisitudes, pero mejor porque puede encontrar alimentos y medicinas.
La historia de Luis y mi colega periodista encarna la realidad cruel de Venezuela, y desmiente ese discurso cínico e inhumano de Maduro.
Luis se vino a España en septiembre, luego, a los cuatro meses, trajo a su esposa y a su pequeña hija. Para venirse él vendió sus dos carros en precios ínfimos, y con eso compró un boleto de Caracas a Madrid. Y para traerse a ellas traspasó su apartamento de más de US$60,000 en US$10,000. Nicolás echó a la borda el patrimonio de este matrimonio de 10 años.
Maduro, incluso, niega que Venezuela haya protagonizado (o protagonice) el éxodo más importante en la historia de América Latina al decir que “se ha exagerado” sobre la migración en, y al contrario, expresó, “somos un país receptor de inmigrantes. De acuerdo con organismos internacionales, 5, 000,000 venezolanos han buscado refugio en otros países latinoamericanos y europeos.
Luis retrata a esa Venezuela migrante que Maduro ignora. Una de las noches cualquiera que compartí cena con él me comentó que de sus cinco hermanos, solo uno está en Valencia, de donde es oriundo. Tres están en Estados Unidos, con sus padres ya mayores, y él en España. Luis es solo un caso entre millones, y por él también sé de amigos de sus amigos que ha huido a Europa.
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Lo peor es que el dictador tiene la desfachatez de negar lo que está a la vista del mundo. Es intolerable y encima indignante que haya países con posiciones neutrales como México y Uruguay. Los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Tabaré Vázquez están obligados a ser sensibles con el dolor de millones de venezolanos y condenar a un hombre que ha arrastrado a su país a la peor crisis humanitaria de la región: no hay comida, no hay medicinas, la gente se está muriendo, y los que no mueren de hambre o por alguna enfermedad se van de esa tierra rica en petróleo.
Es por eso que América Latina debe ver a Venezuela con ojos de humanidad, y todas las naciones deben sumar esfuerzos para que el país caribeño recupere la democracia ultrajada por la oscura era chavista.
Pero aparte de negar la realidad, para pintar un país que solo existe en su mente, el dictador es cruel al impedir que llegue la ayuda humanitaria ofrecida por Estados Unidos y otros países. Maduro es indiferente al sufrimiento de su propio pueblo, es responsable de las muertes a diario, es letal.
Nota: El presente artículo es responsabilidad exclusiva de su autor. La sección Voces es una contribución al debate público sobre temas que nos afectan como sociedad. Lo planteado en el contenido no representa la visión de Despacho 505 o la de su línea editorial. La publicación no significa que este medio valide los argumentos o considere las opiniones como cierta.