VOCES | Peligra la vida de los presos políticos en “El Nuevo Chipote”
Si el propósito de la dictadura era aterrorizar al pueblo, lo consiguieron con gran eficacia, pues lo visto ha espantado a la población
- septiembre 18, 2022
- 11:40 PM
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La tortura está impresa de manera dramática y para siempre como con un fierro al rojo vivo en los cuerpos descalabrados de los veintisiete prisioneros políticos exhibidos por los medios de comunicación de la dictadura, cuando fueron llevados a una inusual “audiencia informativa” al Complejo Judicial de Managua el 30 y 31 de agosto y el 1 de septiembre.
El rostro de Lésther Alemán denota la fuerza de su juventud, que le ha permitido resistir en buena medida el cautiverio, aunque está delgado, pero menos que los demás presos políticos. La edad también le ha ayudado a Max Jerez, aunque ha disminuido de peso. Ambos denotaron dignidad en la mirada.
Los otros dos prisioneros políticos más jóvenes, Alex Hernández y Yáder Parajón, están peor que los primeros, muy delgados y blanquecinos. Yáder ha perdido cabello y ya no se le mira una papada que tenía en el cuello. Miraba al juez con orgullo, mientras que Alex parecía afligido.
José Antonio Peraza tiene una mirada desafiante mezclada con tristeza. Está demasiado delgado y empalidecido, lo que es muy notorio en su rostro enjuto y su cuello alargado.
Félix Maradiaga era corpulento y gordito, pero ahora está enflaquecido, desvaído, caídos los cachetes. Pese a todo esboza una actitud tranquila con una mirada de altivez.
Los campesinos Pedro Mena, Medardo Mairena y Freddy Navas, están demasiado delgados y descoloridos, sobre todo los dos primeros. Mena tenía una mirada de enojo y firmeza. Navas está menos flaco, pero envejecido y tiene el cabello cano. Su mirada, y la de Mairena, eran de aflicción. Irving Larios está extremadamente enflaquecido y macilento, se le ha caído el pelo, presenta pliegues en el cuello por la delgadez. Le ofreció al juez una mirada altiva.
Miguel Mendoza es uno de los más maltratados por las torturas. Está tan demacrado que hasta los labios se le miraron pronunciados en el rostro estrujado. Lo hicieron perder por completo su cuerpo rellenito. Su mirada era desafiante y al mismo tiempo cargada de
tristeza.
Dora María Téllez, Suyén Barahona y Tamara Dávila, se veían enflaquecidas y bastante pálidas, también Ana Margarita Vijil, aunque menos. La “Dos” es la más afectada. Tiene el pelo completamente encanecido y ha envejecido en la cárcel. Su mirada al juez fue directa, pero con una profunda carga de tristeza, como Suyén, quien parecía haber sido fuertemente maltratada. Tamara Dávila miraba de una manera firme y desafiante. Ana Margarita esbozó una tenue sonrisa y vio al juez con desparpajo.
Violeta Granera tiene setenta años y enfermedades crónicas que podrían complicarle gravemente su salud, pues está muy vulnerable por su estado de debilidad debido a la disminución de peso. A María del Socorro Oviedo se le han caído los cachetes por la pérdida de grasa subcutánea, se vio muy delgada y pálida, y con el cuello elongado. Tenía una mirada triste combinada con una actitud de dignidad, igual Granera.
Juan Lorenzo Holmann pareciera un moderno Quijote de la Mancha, por su figura alargada que está mucho más enflaquecida y exangüe. Expresaba firmeza en la mirada pese a sus dolencias. Michael Healey se miraba severamente golpeado, desvaído, con
extrema delgadez. Está notablemenrte envejecido y su mirada era de aflicción.
El prisionero Miguel Mora está delgado, en su rostro se apreció una caída de la piel y pliegues en el cuello que delataron pérdida de grasa. Róger Reyes ha perdido mucho peso, se miró muy pálido, canoso y afligido. Luis Rivas Anduray está muy delgado y anémico, y con una mirada impregnada de tristeza.
En Walter Gómez observé una pérdida de peso notable y un rostro de sufrimiento. Ha envejecido, se le ha caído el pelo y está mucho más canoso que cuando ingresó a la cárcel hace más de un año.
Marco Antonio Fletes también presentó mucha disminución de peso, empalidecimiento, y ha perdido cabello. Ambos miraban al juez con firmeza, quizás por enojo o dignidad.
Álvaro Vargas está delgado, pero no tanto como la mayoría de sus compañeros, lucía descolorido, con menos cabello y tenía una mirada de orgullo. Pedro Vásquez tampoco parece haber perdido muchas libras, pero daba la impresión de que su rostro estuviera inflamado. Entre sus párpados caídos su mirada era de fortaleza.
Del hombre alto, fuerte como un ropero de caoba, rostro relleno y una pequeñita barriga, conocido como Juan Sebastián Chamorro, no queda nada, porque esa persona fue estrujada y consumida en la cárcel de “El Nuevo Chipote”.
Ahora las firmes y sólidas extremidades inferiores de Chamorro parecen flacas patitas de pollo y sus fuertes brazos ahora son delgaditos, terminados en dos manos huesudas con alargados dedos nudosos
extremadamente delgados.
Si el propósito de la dictadura era aterrorizar al pueblo, lo consiguieron con gran eficacia, pues lo visto ha espantado a la población, aunque también los presos políticos le han dado esperanza. Pero al mismo tiempo, los Ortega Murillo se han incriminado gravemente.
(*) Nicaragüense con Master en Ciencias Políticas: Política Global, de la Universidad de Malmó, Suecia.