Vilma Núñez: Ortega pretende "criminalizar y perseguir la creatividad", "estamos en un régimen de terrorismo de Estado"

La estrategia de represión de Daniel Ortega y Rosario Murillo, alcanzó a los jóvenes artistas nacionales. Detenciones, allanamientos, amenazas, cancelación de conciertos y expulsiones conmocionaron a Nicaragua en los tres primeros días de la Semana Santa y a pocos días que se conmemore el cuarto aniversario de las protestas de abril del 2018.

Cuatro artistas han sido apresados, el vocalista de la banda Monroy y Surmenage, Josué Monroy, así como los productores Salvador Espinoza y Xóchitl Tapia, propietarios de SaXo Producciones y Leonardo Canales de Antesala.  Se conoció que este miércoles continuaron las amenazas contra los artistas nacionales, y que la vocalista Emilia Arentti, originaria de Italia, tiene dos días para salir del país.

Ni el Ministerio Público ni la Policía se han pronunciado sobre los motivos del arresto de los artistas ni el sitio donde están detenidos.

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El organismo Monitoreo Azul y Blanco registra “29 incidentes relacionados a violaciones de derechos humanos entre el lunes 11 y martes 12 de abril del 2022”, entre ellos seis detenciones, incluyendo a los cuatro artistas, 11 allanamientos, cuatro amenazas y siete hostigamientos, todos contra los que el régimen considera opositores.

Este miércoles, el excarcelado político Juan Bautista Guevara Carballo denunció que la Policía asedió su vivienda ubicada en la comunidad Buenos Aires, en el municipio de Ticuantepe, Managua.

Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), expone que las acciones contra los artistas no pueden verse como hechos aislados, sino como parte de una estrategia de represión cuyo mensaje es claro: “criminalizar y perseguir la creatividad y las canciones de estos cantautores”.

 “Es una persecución, el hecho como lo han denunciado, y lo han informado con soporte varios medios de comunicación, el hecho de haber andado investigando (la Policía) en los bares dónde iba a haber conciertos. El hecho de tener una lista aparentemente, de bandas musicales a las cuales ya tienen proscritas esa es una persecución evidente a la libertad de expresión”, explicó Núñez.

MENSAJE DE ORTEGA

El organismo de derechos humanos condenó lo que denominó el “incremento indiscriminado de la represión” dirigida contra quienes intenten levantar la voz y salirse de “las líneas de acción” que Ortega y Murillo han fijado.

“El gobierno ha mandando un mensaje, no se estén haciendo ilusiones, quiere demostrar que no está débil, quiere demostrar que las fracturas de que se habla que existen a nivel interno no le hacen mella, que las sanciones no le hacen mella y que irá apretando el cerco de la represión con el fin de perpetuarse en el poder”, indicó la presidenta del Cenidh.

Para Núñez todas estas acciones son una señal clara de cómo se expresan los gobiernos “que ejercen un terrorismo de Estado”, y Ortega ya no lanza mensajes sino “evidencias claras de que estamos en un régimen de terrorismo de Estado”.

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El primer indicio de “criminalización” contra los artistas fue contra el escritor Sergio Ramírez, sobre quien pesa una orden de captura, su novela «Tongolele no sabía bailar», fue prácticamente prohibida en Nicaragua, ya que la Dirección General de Aduana (DGA) retuvo los ejemplares.

Gonzalo Carrión, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, señala que los artistas desde diferentes expresiones manifestaron “su rebeldía” y apoyo a las manifestaciones de abril del 2018.

“No sabemos lo que le estarán haciendo a estos cantores, a estos músicos, no sabemos si los estarán forzando a que se comprometan a que no van a seguir cantando, a que se comprometan a que su razón de ser ya no la van a ejercer. Abril es reafirmado incluso con la represión”, señaló Carrión.