Estupor y alarma en el Caribe Norte por el asesino de cuatro personas, entre ellas tres mujeres
"Que tres mujeres hayan muerto en una misma casa, por un mismo agresor es un mal indicador de la violencia en la que vivimos”, aseguran las defensoras.
- marzo 06, 2022
- 01:25 AM
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Una socióloga de la Red de Mujeres contra la Violencia dijo a DESPACHO 505 que el caso en el que un hombre mató a cuatro miembros de una misma familia, tres mujeres entre ellas, en Rosita, Caribe Norte del país, “les causa estupor”.
“Es tanto así que creemos debe ser un caso de estudio. ¿Qué pasó ahí que hubo tanta violencia y sobrada impunidad?”, se preguntó una de ellas al consultarles este sábado sobre el tema. Las activistas que prefieren hablar con identidad reservada por la persecución que sufren por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, acusan a las autoridades de ser negligentes con la violencia que las mujeres sufren en el país.
“Hablamos de tres mujeres asesinadas en una misma familia, dos de ellas (las más jóvenes) violentadas sexualmente antes de morir, este caso es grave, denota la indefensión en la que viven las mujeres en Nicaragua y las fallidas acciones gubernamentales para tratar la violencia de género”, criticó la socióloga.
La experta dijo que las organizaciones defensoras de la mujer y promotoras de derechos humanos se informan sobre el caso porque al menos ellas, lo analizarán con un grupo de sus especialistas, para entender que permitió el nivel de violencia e impunidad con el que actuó el autor de los brutales crímenes.
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¿Y LAS AUTORIDADES?
“Este hombre asesinó, hizo desastres, cometió delito tras delito y con la mayor impunidad posible, tranquilito, un asesino en serie que queda al descubierto porque sus parientes políticos empiezan a desconfiar, cuestionan y lo atrapan, pero ¿cómo es que llegó a tanto?, ¿y las autoridades donde estaban”, reclama otra activista de las organizaciones feministas del país.
Como Henry Javier Molina García, de 31 años, fue identificado el femicida de su cuñada adolescente de 16, a quien estranguló después de haberla abusado sexualmente. Molina García, intentó hacer creer que la menor se había quitado la vida, al colgarla del cuello con un mecate en la vivienda.
Los cabos sueltos que dejó el agresor en esta muerte y los antecedentes de acoso y maltrato por parte de Molina García contra ella, causó que los familiares de su joven cuñada sospecharan de él, lo acorralaran hasta capturarlo y entregarlo a la Policía.
En prisión, la familia también exigió al detenido explicaciones sobre la extraña desaparición de tres familiares más de quienes nadie, solo él, tenía noticias desde septiembre y noviembre del año pasado: su otra cuñada Petrona Blandón Cruz, de 32 años, el hijo de esta de iniciales J.R.L.B., de 12, y la hijastra del agresor de iniciales M.M.S.M., de 16. Sobre los tres, el señalado dijo que la primera y su hijo se habían ido del pueblo y que su hijastra, se escapó con su novio. Nada de eso fue cierto.
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A su otra cuñada y al hijo de esta, les privó la vida en septiembre, fecha en la que ambos desaparecieron de la comunidad y para no levantar sospechas, Molina García, lanzó sus cuerpos en una letrina. Dos meses después, en noviembre atacó a su hijastra, la mató y enterró cerca del mismo lugar. Lo que más sorprende es que el hombre asistía a la iglesia de su comunidad, Umbila, en Rosita y era hasta tratado como un sincero creyente. Tras admitir el último crimen contra la cuñada adolescente, el hombre confesó los otros tres, e indicó el lugar donde yacían sus restos.
“Es cierto que estos crímenes se dan en una zona lejana donde la violencia reina, pero es deber de las autoridades la labor preventiva, la asistencia a las comunidades, la atención a la mujer, esta niña había denunciado a su familia acoso, maltrato y esperaron hasta verla muerta para ocuparse de ella, como muchos femicidios, pudo evitarse”, critica la socióloga de la Red de Mujeres contra la Violencia.
MUJERES DESPROTEGIDAS Y ABANDONADAS
Las activistas comentaron que las mujeres en la zonas rurales como la comunidad donde ocurrieron los crímenes, viven bajo pobreza extrema y un clima de violencia machista que “las expone en lo más valioso que el ser humano tiene, que es la vida”.
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“Están desprotegidas y viven bajo abandono de instituciones que deberían velar por ellas, por su bienestar, por su seguridad. Que tres mujeres hayan muerto en una misma casa, por un mismo agresor es un pésimo indicador de nuestra realidad”, asegura otra de las activistas.
“Estamos –aseguró—ante un crimen de horror. Es espeluznante lo que ha pasado, como hemos dicho antes, es un caso de estudio todo lo que ahí pasado, lo que más estupor causa es la impunidad con que este hombre vivió tres meses. Es difícil entenderlo”.