Ser Chamorro y opositor, la doble carga de Juan Sebastián que incomodó al régimen orteguista

Juan Sebastián Chamorro cumple hoy 252 días encerrado. Su esposa, Victoria Cárdenas, tiene la certeza que si algo debe extrañar es navegar en su barco de vela. “Él ama eso”, dice. Claro que en su lista de lo que más añora cuenta estar con ella y con su hija de 19 años, porque es un hombre de familia.

Tiene 54 años y por esas ironías de la vida su nacimiento coincidió con la declaratoria del Año Internacional de los Derechos Humanos (1968), por Naciones Unidas. Hoy, este opositor va a juicio y, según su familia, la forma en que fue encarcelado y ahora enjuiciado es una clara violación a sus derechos humanos.

El economista convertido en político en los últimos años, se volvió un rostro en 2018 cuando se integró a la Alianza Cívica, una agrupación variopinta que surgió como contraparte del gobierno para las pláticas que buscaban solucionar la crisis que inició con las protestas de abril de ese año y que persiste hasta hoy con preocupantes niveles de empeoramiento.

EN LOS TUMBOS DE LA POLÍTICA   

Pero el mundo en el que ahora vive, no le es del todo desconocido. Viene de una familia de donde salieron cinco políticos que han gobernado al país, Fruto Chamorro en 1806 y Emiliano Chamorro entre los más notables en ese mismo siglo. Después, más reciente, doña Violeta Barrios de Chamorro, en 1990, su tía política.

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Hijo de Xavier Chamorro Cardenal, un ingeniero que encontró su pasión en la prensa escrita, heredero primero del diario La Prensa y fundador después del periódico El Nuevo Diario, Juan Sebastián Chamorro pasó parte de su infancia y juventud oyendo de política. Ambos periódicos dejaron de circular como parte de la represión del régimen, el primero cerrado por sus dueños el 17 de septiembre de 2019 y el segundo, tomado por policías el 13 de agosto del año pasado, un día después que denunciaran el secuestro de sus insumos para imprimir.        

 A su tío Pedro Joaquín Chamorro lo mando matar una dictadura; la de Somoza en 1978. Y su tía política, Violeta Barrios de Chamorro llegó a ser presidenta al derrotar en las urnas a Daniel Ortega, su actual carcelero y a quien le quiso disputar el poder cuando pensó en voz alta que Nicaragua lo necesitaba y que él podría aportar a una especie de refundación del país, tras las heridas abiertas en 2018.

Pero al poder eso no le gustó, lo consideró “traición a la patria”. Hoy pende sobre él la amenaza de largos años de prisión.

UN GOLPE FAMILIAR

Cárdenas dice que ni ella, ni su hija, lo ven desde hace cinco meses. “Ha sido el tiempo de ausencia o distanciamiento más largo que hemos tenido”, cuenta a DESPACHO 505 desde un exilio forzado que ha dedicado a ir de un lugar a otro y aprovechar cualquier “rendija pública” para denunciar la persecución y los atropellos contra su esposo.

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“Es extraño”, dice. “Lo que sé de Juan ahora, lo sé porque mi cuñada me lo cuenta”, agrega.

Contó que desde que fue apresado el 8 de junio del año pasado, Juan Sebastián Chamorro ha sido visto por sus hermanos solo cinco veces, es decir que solo se ha permitido una visita por mes y la mayoría de esas veces, ha sido solo para informarse de “cómo están”.

“Sobre cómo está lo hemos dicho públicamente ha sido un encierro sin derecho a sol, incomunicado y aislado”, denuncia Cárdenas.

JUAN SEBASTIÁN CHAMORRO, UN DOCTOR EN ECONOMÍA EN PRISIÓN

La hoja de vida de Juan Sebastián es densa, pero comenzó con sus estudios de primaria en el colegio Centroamérica. Allá con la influencia de los jesuitas pudo entender mejor porqué la familia de donde proviene ha estado entre "los tumbos" de la política.

Asistió a la Universidad de San Francisco y se graduó magna cum laude en economía. Después obtuvo una maestría en Economía con mención en Políticas Sociales en Universidad de Georgetown y, más tarde, culminó un doctorado en Economía de la Universidad de Wisconsin-Madison, especializándose en econometría. En su disertación para el doctorado, examinó los derechos de propiedad y su impacto en la economía nicaragüense.

Su vida en la administración pública fue más notable durante el gobierno de Enrique Bolaños, entre 2002 y 2006. Por esos años fue nombrado Director Ejecutivo de la Cuenta Reto del Milenio de Nicaragua; viceministro de Hacienda y Crédito Público, fue secretario técnico de la Presidencia de la República y coordinador del Sistema Nacional de Inversión Pública.

Chamorro también dirigió la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) el centro de pensamiento y estudios económicos de los empresarios nicaragüenses que también fue perseguido por el régimen al extremo que intervinieron sus cuentas y ordenaron retención migratoria a sus directivos el 12 de junio del año pasado, cuatro días después del arresto de Chamorro.

CULPABILIDAD SEGURA DE JUAN SEBASTIÁN CHAMORRO

Victoria Cárdenas cree que Juan Sebastián sabe que este no será un buen día ni para él ni para quienes están tras los barrotes y son juzgados por el régimen. Le tranquiliza si el hecho de que allá en las celdas del Nuevo Chipote, como se conoce al complejo carcelario en Managua donde se encuentra su esposo, las informaciones no vuelan como “aquí afuera”.

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“Los días pasan lento y muy poco se sabe de lo que pasa afuera y no porque no quieran saber, sino porque no se los permiten. Quizás, la mayor preocupación es sobrevivir física y mentalmente a la prisión cada día”, explica.

Cuenta que Juan Sebastián había dicho meses antes de su captura que la prisión era una posibilidad que se acercaba y que más valía estar preparado. Admite si, que ni ella, ni su hija y cree que menos él, lo han aceptado. “Es injusto”, reprocha.

“A veces por obtener la libertad definitiva, hay que perderla temporalmente”, fue parte de los que dejó Chamorro grabado en un video de 72 segundos que filmó minutos antes de su detención. “Si están viendo este video, es porque he sido incomunicado o capturado”, adelantó. Era el 8 de junio del año pasado y faltaban cinco meses para las elecciones generales, en la que el pensaba competir como candidato presidencial. Convencido de eso, el 11 de enero había dejado su cargo en el Funides.

“Es que ese fue su pecado. Todo lo que amenace el poder de los Ortega-Murillo, está condenado a desaparecer o al menos ellos creen que deben desaparecerlo”, dice un analista político que pide no ser identificado por temor a represalias.

“No esperamos más de lo que ya hemos visto”, dice Cárdenas al hablar del juicio de hoy. “Esperamos que su liberación no tarde, no importa lo que digan los jueces”, señaló.