Ortega enjuicia a Victor Hugo Tinoco, el exvicecanciller que defendió la Revolución en los 80

Será acusado por un subordinado de Ana Julia Guido, quien disparó balas junto a él para derrocar a los Somoza y hoy es la fiscal del régimen.

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  • febrero 11, 2022
  • 01:53 AM

A mediados de junio de 1979 Víctor Hugo Tinoco llegó a Achuapa volando tiros contra la Guardia Nacional que dejaba el pellejo para  intentar mantener a la familia Somoza en el poder. Con él iban poco menos de trescientos guerrilleros y entre ellos una mujer que él mismo llegó a describir como “arrecha”. Su nombre: Ana Julia Guido.

Ni en un sueño disparatado de esos que se tienen cuando se come en exceso, ocurriría lo que el guerrillero esta viviendo 43 años después: hoy lo enjuicia otra dictadura que dirige un excompañero de armas;  Daniel Ortega y un subordinado de la misma Ana Julia Guido, ahora convertida en Fiscal General de la República, es su acusador.

Tinoco y Guido pelearon juntos en la Columna sandinista General Pedro Altamirano, GPA, que fue un grupo de combate aguerrido, responsables durante la insurrección de tomas de ciudades como Estelí, Pueblo Nuevo, Limay, El Sauce y Achuapa. Pero eso solo están en los libros que rememoran aquella epopeya de un Frente Sandinista que agonizó y murió cuando otra familia bajo sus siglas encarnó otra dictadura que tiene al país en crisis.        

Hoy, Tinoco, el legendario guerrillero cumple 243 días tras las rejas y va a juicio acusado de "realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía, y la autodeterminación, incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos, y pedir intervenciones militares", según se lee en el legajo acusatorio al que la misma Guido ha dado su aprobación por órdenes de Ortega. “Todo eso es calumnia contra mi padre”, dice a DESPACHO 505, Cristian Tinoco.

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EL SEMINARISTA GUERRILLERO

Víctor Hugo Tinoco Fonseca nació en León el 10 de julio de 1952.  Hizo su primaria en la Escuela Enmanuel Mongalo y Rubio, y al terminarla, influenciado por sus padres, se internó en el Seminario Nacional, bajo el supuesto que tenía madera para la vida religiosa.

Ellos lo miraban oficiando misa y confesando pecados. Él a esa edad, 13 años, todavía no tenía claro su futuro, pero era muy dado a las cosas espirituales. Muchos años después contó a sus biógrafos que disfrutó mucho la Filosofía y los libros que leyó en el seminario.

Pese a que empuñó armas y apretó gatillos durante la insurrección del 79, su hija Cristian dice que su padre nunca abandonó esa parte espiritual que marcó su vida. Asegura incluso, que ha sido eso, lo que le ha ayudado a sobrellevar un encierro que nadie esperaba le ocurriera cerca de los 70 años.

En 1973 y aun estando en el Seminario, Tinoco no resistió mantenerse al margen de lo que pasaba en la convulsa Nicaragua de los años 70. Decidió ser parte de los rebeldes que se empeñaban a toda costa en acabar con la dictadura somocista. Ya en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, se integró orgánicamente al Frente Sandinista, no sin antes granjearse el respeto revolucionario en los movimientos universitarios, como el FER, Frente Estudiantil Revolucionario que fue un dolor de cabeza para el tirano de la época.

En 1978 se fue a la clandestinidad y pronto asumió responsabilidades en la columna guerrillera. A la GPA se le atribuyen fieros combates en las montañas del norte y occidente del país, los que diezmaron el dominio de la dictadura en varias ciudades hasta que lograron llegar a Managua.

EL SEÑOR VICECANCILLER

Con el nuevo gobierno tras la salida por la fuerza de la familia Somoza en 1979, el hombre de retórica coherente, colgó el fusil en su casa y se ciñó la armadura diplomática. El Frente Sandinista lideró por entonces una junta de gobierno que tenía la responsabilidad de reconstruir el país tras los años de guerra civil.

Víctor Hugo Tinoco fue nombrado embajador de Nicaragua ante las Naciones Unidas, un cargo que ocupó hasta 1981. Después, asumiría la silla del viceministerio de Relaciones Exteriores hasta 1990, años en el que el partido sandinista fue echado del poder con la fuerza de los votos. Tinoco dejaba así un puesto desde dónde durante nueve años seguidos defendió en el exterior, los ideales de la guerrilla convertida en gobierno.

Cristian recuerda esos años como la época en que más extrañaban a su padre en casa. “Él viajaba mucho, pero nunca estuvo ausente”, relató en una entrevista a este medio tras al arresto reciente de su padre. Explica que a él los sandinistas lo consideraban un intelectual y gozó de tanto respeto que llegó a ser parte de la Dirección Nacional del partido, un conglomerado con mucho poder en el Frente Sandinista de antaño y que también se extinguió cuando Ortega y Murillo decidieron convertirlo en patrimonio familiar.

La familia de Víctor Hugo Tinoco sostiene un retrato del exvicecanciller nicaragüense, arrestado por el gobierno de Daniel Ortega el 13 de junio de 2021. Foto Houston Castillo, VOA.

EL DESAFÍO A ORTEGA

Fue precisamente esa mutación lo que hace que Tinoco deje el FSLN, aunque fue uno de los últimos en dejar la organización para hacer campaña en otra, bajo el sombrero de Augusto C. Sandino, en el llamado Movimiento Renovador Sandinista, MRS.

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Antes de irse, Víctor Hugo Tinoco atacó desde adentro a Ortega. Criticó el pacto con el expresidente Arnoldo Alemán, porque aunque le aplanaba el camino al sandinismo para llegar al poder, conspiraba contra la institucionalidad del país al repartirse a tucos los poderes del Estado.

Al año siguiente de las reformas que resultaron de “la macolla” liberosandinista, Tinoco desafió a Ortega y le disputó la nomenclatura para ser candidato a la presidencia para los comicios más próximos, que eran en 2006.  Perdió. Pero fue suficiente para que Ortega empezara a verlo como una amenaza real y comenzara a mover sus teclas e impulsara su expulsión definitiva del partido. Ello ocurrió en 2005, cuando apoyó a Herty Lewites para la presidencia.

De Lewites fue jefe de una campaña que obtuvo logros inesperados, y necesarios para un sandinismo urgente de una renovación.  Faltando siete meses para los comicios Lewites encabezaba las encuestas con 27,3% de la intención del voto, seguido por el excanciller Eduardo Montealegre, disidente del Partido Liberal, con un 21,7%, y en el sótano, Daniel Ortega, con 18,3%.  Lewites iba camino a ganar las elecciones, hasta su repentina muerte por un infarto que los médicos relacionaron a una cirugía de la que se recuperaba, cuatro meses antes de los comicios.

En esas elecciones Tinoco logró una diputación y lideró la bancada del MRS. Desde ahí mantuvo su postura crítica al sandinismo del que ya poco quedaba en el Frente Sandinista y en el que surgía una corriente partidaria-familiar que persiste hasta ahora en la organización política. Son los Ortega-Murillo los que allá toman decisiones.

TERROR EN EL ESTACIONAMIENTO

El 13 de junio del año pasado en el estacionamiento de un centro comercial de Managua se vivieron horas de terror. Una docena de hombres armados encapuchados y de civil rodearon a Tinoco y a su hija. El antiguo guerrillero fue montado en un vehículo y llevado con rumbo que en ese momento fue desconocido.

Algunos minutos más tarde, la Policía del régimen emitió un comunicado en el que asumían la detención. Tinoco se contó como el decimo tercer arresto ordenado por Daniel Ortega contra dirigentes opositores y el sexto de la organización de renovadores sandinistas que en la actualidad son denominan Unamos.

Tras ese fin de semana, se ejecutaron otros secuestros que llegaron a sumar 40 y elevaron a 177 los presos políticos en Nicaragua, entre ellos los ex guerrilleros Dora María Téllez y Hugo Torres. “La lucha mía, del sandinismo histórico y de los nicaragüenses en general es para que en este país haya democracia”, dijo Tinoco en un video que dejó grabado minutos ante de su detención. “Esta lucha es una lucha que tiene que seguir adelante, que no se va detener”, aseguró.

La última vez que Cristian vio a su padre fue el 30 de diciembre. Cumplía cinco meses de arresto entonces. Dice que lo vio “muy delgado”. “Se notaba mal alimentado, mal medicado. Ya sabe usted, como estaría un preso”, explica a DESPACHO 505.  

Cristian dice que como todos los días hoy rezará por su padre. Del juicio, como todos los familiares de los presos de conciencia han dicho. tampoco espera salgan buenas noticias. “Sabemos lo que ahí va a pasar”, dijo.  

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