Edwin Román: “Recibí mensajes de texto en los que me ofrecieron bala”

El padre Edwin Román afirma que se quedará en el exilio como muchos nicaragüenses que escapan de la tiranía. No tiene fecha de regreso, pero “no es temor, es precaución ante el peligro", dice.

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  • enero 21, 2022
  • 03:37 AM

El tres de agosto del año pasado, el padre Edwin Román, entonces párroco de la iglesia San Miguel Arcángel ubicada en la rebelde ciudad de Masaya, alistó una pequeña maleta con dos pantalones, dos camisas y algunos artículos personales para ir a bautizar a un familiar en Estados Unidos. Ese viaje, que pensó que sería corto, se convirtió en un exilio que, por ahora, no sabe cuando acabará.

Optó por quedarse para resguardar su vida y su libertad. En esta entrevista a DESPACHO 505 confirma que recibió amenazas de muerte y cárcel.

El padre Román no solo fue testigo de la represión de las fuerzas policiales en abril del 2018, cuando se dio el alzamiento popular, la sufrió en carne propia. Vio llorar a las madres que perdieron a sus hijos, brindó ayuda a los jóvenes que fueron reprimidos en Masaya, gestionó y logró la liberación de varios detenidos que participaron en las manifestaciones.

En febrero del 2019, fue detenido, golpeado y posteriormente liberado por la Policía de Masaya. En noviembre del mismo año, un contigente policial sitió su parraroquia y permaneció encerrado por brindar acompañamiento a familiares de presos políticos quienes iniciaron una huelga de hambre para demandar la libertad de los reos de conciencia. El encierro dejó secuelas en su salud, al punto que tuvo que utilizar un bastón para recobrar la estabilidad.

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El pasado 16 de enero, la Arquidiócesis de Managua de Managua anunció que el padre Ramón López asumirá como titular de la parroquia San Miguel Arcángel. Hasta entonces, el padre Edwin Román se asumió como un exiliado más de la dictadura de Nicaragua.

¿Cuáles fueron los motivos por lo que salió del país?

Vine a celebrar un bautizo y aproveché para controlar mi salud. Tengo secuelas desde el encerramiento y asedio en que me mantuvieron por varios días con madres de presos políticos en mi parroquia, en noviembre 2019, aparte de padecer diabetes. Me he quedado también por seguridad por amenazas recibidas.

¿De parte de quién y qué le dicen? 

Desde 2018, he sido amenazado de diversas formas, como por ejemplo persecución de motorizados y camionetas sin placas en la carretera, mensajes de texto que me ofrecieron bala (dos periodistas fueron testigos de ello, cuando me llegó ese mensaje). El video nocturno de (Rosario) Murillo en la Plaza de la República, dos días después de haber salido yo de Nicaragua, que hizo alusión a mi persona.

¿Cómo han sido estos meses fuera de Nicaragua? ¿Cómo se siente estar fuera, lejos de su parroquia, de sus feligreses?

En estos meses con mucha nostalgia, porque salí no preparado para quedarme, apenas me vine con dos pantalones, dos camisas, artículos personales en una pequeña valija de mano. Sumandome al exilio como muchos nicaragüenses, aunque no he solicitado asilo. Tanto monseñor Silvio (Báez) y yo, escuchamos y atendemos a nicaragüense que vienen llegando, llorando y contando sus razones por las cuales han emprendido este éxodo.

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Como párroco he echado de menos a mi parroquia, fieles y amistades quienes me han recomendado no regresar todavía por mi seguridad.

¿Usted puede decir que oficialmente se exilió?

Como miles de nicaragüense que hemos salido forzadamente, claro que voy a regresar, no pierdo la fe y la esperanza en Dios, que vendrán tiempos mejores para Nicaragua y que el mal no triunfa sobre el bien. Que un día habrá justicia para quienes han hecho tanto daño y han causado mucho dolor.

¿Tiene miedo de regresar a Nicaragua?

No es temor, es precaución ante el peligro, y eso no es cobardía. Jesús tomo distancia de sus perseguidores.

¿Sus padecimientos se los trata con un médico, qué le dicen?

Gracias a Dios he mejorado en la salud, a pesar del constante asedio que fui sometido, hubo afectaciones en mi salud. El médico me sugiere tomarme un buen tiempo para recuperar completamente.

¿Se siente más seguro fuera de Nicaragua?

Tenía muchos años de no caminar libremente por las calles, o tomar un autobús, celebrar una misa, encontrarme con una patrulla policial sin ser asediado.  Escuchar la sirena policial, con la seguridad de que no es la de Nicaragua.

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