Los desafíos a los que se enfrenta Ortega
¿Qué hacer con los presos políticos y las sanciones? ¿Cómo lidiar con el desconocimiento y que puede ofrecer Ortega en un diálogo? Ortega inaugura una era difícil para él y para Nicaragua.
- enero 09, 2022
- 08:56 PM
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Algunos meses antes de morir, le preguntaron a Ernesto Cardenal cuánto creía él que Daniel Ortega y Rosario Murillo permanecerían en el poder. El poeta — blanco de los rencores de Murillo — dio una respuesta simple, pero desconcertante: “Solo Dios sabe”.
Que la pareja de dictadores asuma este lunes un cuarto mandato consecutivo contra toda recomendación política, rehabilita la pregunta del poeta trapense, pero más grave aún, vuelve vigente su respuesta. Aunque hay algo que sí sabe con certeza y es que Ortega y su esposa, se atornillan al poder y deben lidiar con mucho a partir de este 11 de enero. “Es un presidente y una vicepresidenta, ambos ilegítimos”, dice la activista opositora radicada en Miami, Sophía Lacayo.
Lacayo confía en que la comunidad internacional mantenga el desconocimiento a la pareja de gobernantes. “Están acorralados y solos”, sentencia. Antes y el mismo 7 de noviembre, día en que Ortega se reeligió en una contienda electoral sin oponentes y contando él los votos a través de sus fieles en el Consejo Supremo Electoral (CSE), una veintena de países habían cuestionado las votaciones. Para el 9 de noviembre, dos días después del cierre de los centros de votación, al menos 39 países habían desconocido los resultados.
Canadá fue uno de los que lo hizo sin usar paños tibios. “El régimen robó a los ciudadanos de Nicaragua su derecho a votar en elecciones verdaderamente libres y justas manipulando el proceso electoral para aferrarse al poder”, señala parte de un comunicado oficial que difundieron.
“Las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo el 7 de noviembre en Nicaragua fueron solo de nombre. No fueron ni libres ni justas (…)”, criticó el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Mancomunidad de Naciones de Reino Unido. Y eso, solo por citar a dos comunicados contundentes.
DESCONOCIDO Y REPUDIADO
Ortega quedó al desnudo rápidamente. Sus desmanes: el encarcelamiento de otros candidatos, la decapitación de los partidos que le plantarían cara y una represión policial de día y a cielo abierto, no pasaron de noche. “A Ortega no le fue, ni le será fácil seguir burlándose de la voluntad popular, hay un repudio total internacional a él y su nuevo gobierno”, grita desde Washington Roy Molina, del bloque opositor nicaragüense, ADN.
Aunque sus magistrados en el Poder Electoral lo intentaron, a nadie lograron convencer que Ortega era un candidato de un 75% de aceptación. Pero él y Murillo, convencidos de su estrategia siguieron adelante y celebraron esos números, pese a que las Juntas Receptoras de Votos (JRV) entraron “en sequía” desde incluso antes del mediodía el día de las votaciones.
“Lo que han orquestado hoy el presidente Daniel Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo, es una pantomima electoral que ni es libre ni es justa, y ciertamente no democrática”, señaló Joe Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca pocas horas antes que Ortega lo declararan ganador. El presidente estadounidense, como otros de la región, tienen claro que el otrora guerrillero, terminó de soterrar la democracia ese 7 de noviembre.
¿Cómo le iría con una escalada de desconocimientos? Moisés Hassan, su excompañero de armas en la lucha contra la dictadura de Somoza asegura que, si a Ortega lo rechazaron como candidato, también correrá la misma suerte como Presidente. “Eso está claro, si fue un candidato ilegítimo, también será un presidente ilegítimo”, advierte.
Hassan añade que a Ortega se le vienen días difíciles. “El asunto por más que quieran disimular tanto él como Rosario (Murillo) es complicado, ellos están complicados porque el aislamiento lo aleja también de recursos para mantener el Gobierno”, sentencia Hassan.
El EXPRESO, CON PRESOS
Desde el organismo Diálogo Interamericano, Santiago Cantón, ha venido siguiendo de cerca las idas y venidas políticas de Ortega para asegurar su continuidad en el poder. “Hay que estar claro de que ningún líder mundial que crea en la democracia y el Estado de Derecho puede aceptar a Daniel Ortega en estas condiciones”, advierte.
A Cantón no le sorprende cómo ha actuado Ortega para que nadie lo releve. Cuenta que tras la derrota de 1990 el eterno candidato del partido sandinista, dudó en entregar el poder, por lo que al llegar de nuevo en 2007, empezó a gobernar para asegurar su perpetuación.
Uno no logra entender como una persona que sabe la vida dura de los barrotes, es capaz de procurársela a otros. Ortega lo ha hecho y 170 almas viven en prisión por pensar diferente a él desde que se sintió amenazado.
¿Cómo resolverá el tema de los presos políticos? El mismo Ortega dijo en días pasados que no esperaran amnistía, ni perdón y hasta aseguró en su último viaje a La Habana a mediados de diciembre pasado, que los juicios iniciarían en pocos días y que la Fiscalía, nadaba en pruebas para probar los delitos de cada acusado. Pero a la fecha, ni los juicios avanzan, ni se conoce con qué cuentan los acusadores para convencer que aquellos arrestos son legales.
Cantón dice que lo que pasa en Nicaragua en relación a los derechos humanos, es una preocupación en la región. “Para comenzar nadie debería estar preso por hacer política, hay que denunciar con mucha fuerza esas detenciones que no son más que violación a los derechos humanos. Se vienen tiempos delicados para Nicaragua, porque no queda claro cómo se solucionará esto”, dice Cantón.
LAS SANCIONES Y LOS SANCIONADOS
Oscar René Vargas cree que Ortega apuesta por negociar. Los presos políticos son una buena moneda de cambio desde su mesa y aspira a quitarse las sanciones que aunque no lo han acorralado como muchos esperaban, le han mermado su entorno de acción y golpeado su círculo de poder.
27 funcionarios bajo esa nomenclatura no le han generado una crisis considerable aún, pero es una bomba de tiempo cuyo reloj está en marcha. Noviembre y diciembre, por ejemplo, fueron meses de mucho nerviosismo en las filas de un partido que se ha caracterizado por la disciplina y la obediencia. Hoy marchan desconcertados. “La misma militancia empieza a pensar si Ortega y su esposa realmente es viable para ellos”, especula Lacayo al respecto.
A criterio de la activista, hay miedo a las sanciones, sobre todo ahora que las autoridades norteamericanas las han radicalizado para castigar a funcionarios públicos sin excepción, basta con trabajar para el Estado para ser afectado con medidas como la negativa de visa de ingreso a ese país o la suspensión de quienes la tenían.
¿DIÁLOGO? ESTÁ POR VERSE
¿Se animará la empresa privada nicaragüense a sentarse con Ortega en un posible diálogo? Un pequeño empresario dice que “bueno sería, pero en dependencia de lo que el dictador ofrezca”. Líderes religiosos han empezado a hablar de él como una alternativa para solucionar la crisis actual. El dictador — muy seguro de su victoria electoral — lo ofreció, pero solo para después de las votaciones. Antes no.
Cantón dice que, aunque no se le puede cerrar las puertas al diálogo como un camino para solucionar un problema, Ortega no demostró en el pasado que respetaba ese instrumento. “Tiene que ser un diálogo sincero, sin presos políticos y el señor Ortega hasta el momento no ha demostrado nada de voluntad para cumplir compromisos. Ese es un problema”, asegura.
“El diálogo debe verse como un desafío para Ortega y una oportunidad para quienes le piden cuentas, no al revés”, recomienda un analista político. Tras la experiencia del diálogo más reciente, motivado por la crisis de 2018, algunos opositores no lo ven como un camino viable. Para el analista el asunto es más que sencillo: “el problema es que Ortega firma, pero no cumple”.