Analista político considera que el presidente electo de Chile será para Ortega un crítico y no un "aliado"
El nuevo mandatario electo de Chile ha prometido que en su Gobierno "el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste".
- diciembre 20, 2021
- 09:31 AM
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Tras el anunció del triunfo electoral de Gabriel Boric en Chile, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se apresuró a felicitarlo por representar el ascenso al poder de la izquierda en este país sudamericano con una economía emergente y una de las democracias más estables de la región. Una presidencia en Chile al frente de un Gobierno de izquierda para Ortega significaría tener un aliado, pero los analistas dudan que sea así.
"La dictadura Ortega-Murillo no tiene mucho de qué alegrarse pues no va a contar con un aliado en ese país, sino que por el contrario, el nuevo Gobierno Chileno será un duro crítico", dice el sociólogo y analista político Oscar René Vargas quien afirma que, tomando en cuentas los orígenes políticos y las posiciones que ya ha expresado el ahora presidente electo de Chile, todo indica que no se convertirá en un apoyo a la dictadura de Nicaragua y tampoco lo será para los regímenes totalitarios de Cuba y Venezuela.
Boric, exdirigente estudiantil y actual diputado, fue candidato del Frente Amplio y el Partido Comunista y ganó las elecciones del domingo al obtener más del 55 por ciento de los votos, según los últimos datos y se convertirá tras su toma de posesión en marzo de 2022 en el mandatario más joven de la historia reciente de Chile.
Vargas opina que "en todo caso, el futuro gobierno de Gabriel Boric no será un aliado del régimen (de Nicaragua)". Esta deducción la hace el sociólogo Vargas tomando en cuenta que el mandatario electo chileno ha brindado declaraciones críticas a la dictadura Ortega-Murillo desde el 2018 y también fue claro, recién pasadas las votaciones en las que Ortega impuso su cuarta reelección. “Creo que Boric mantendrá esa posición cuando asuma la presidencia”.
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El 12 de noviembre, cinco días después que Ortega consumó su reelección mediante un proceso de votaciones que ha sido calificado internacionalmente como “farsa electoral”, Boric, que esperaba la segunda vuelta en las elecciones de su país, a través de un mensaje en su cuenta personal de Twitter, sentó su posición respecto la dictaduras de Cuba, Venezuela y particularmente de Nicaragua donde aseguró que el régimen Ortega-Murillo cometió fraude electoral y viola los derechos humanos.
“En nuestro Gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste. Nicaragua necesita democracia, no elecciones fraudulentas ni persecución a opositores”, dijo enfáticamente Boric en su mensaje en la red social.
Ya antes, para el 2018, cuando se desempeñaba como diputado, el ahora mandatario electo criticó fuertemente la represión desatada en Nicaragua tras las protestas sociales de ese año, e incluso llegó a comparar al régimen de Ortega con la “sangrienta dictadura de Pinochet'', lo que le valió una virulenta respuesta por parte del también izquierdista y nieto del derrocado presidente socialista chileno Salvador Allende, Pablo Sepúlveda Allende.
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En ese momento, el nieto de Allende reaccionó tan agresivo que tildó al actual presidente electo de “sesgado y grosero” porque criticó el “debilitamiento de las condiciones básicas de la democracia en Venezuela”, la “permanente restricción de libertades en Cuba” y “la represión del gobierno de Ortega en Nicaragua”, al tiempo que lo acusó de ser miembro de una izquierda que no es “ni chicha ni limonada”.
No obstante ante las fuertes críticas de otros izquierdistas chilenos, el nuevo mandatario de ese país suramericano ha dicho que las votaciones en Nicaragua fueron una “puesta en escena de Ortega-Murillo” y además la calificó de “una farsa que no cumple con los estándares básicos para ser considerada una elección legítima”.
Esas opiniones podrían dar una luz sobre su futura política exterior respecto a Nicaragua, pues se enmarca en la ruta de “no reconocimiento” del nuevo mandato de cinco años que se adjudicó Ortega.
Por su parte el también analista de política exterior del International Crisis Group, Tiziano Breda, aclaró que aún es muy pronto para conocer qué importancia le dará el nuevo mandatario chileno al tema de la política exterior.
Y recordó que el actual presidente de Perú, el también izquierdista Pedro Castillo “también se distanció de sandinismo y el chavismo, pero declaró que él se iba a enfocar en temas internos, no en política exterior”.
DE LAS MARCHAS ESTUDIANTILES A LA MONEDA
Gabriel Boric, que será el próximo habitante del Palacio de La Moneda, casa presidencial de Chile, es parte de la nueva generación progresista, surgida en las aulas secundarias y universitarias, según describe el analista Vargas.
“Boric representa el surgimiento de una nueva izquierda que es favorable a la democracia y rechaza las dictaduras como lo demuestran sus declaraciones críticas a los gobiernos de Cuba y Venezuela”, destaca Vargas.
En opinión del sociólogo, el nuevo mandatario electo de Chile “se inscribe en la corriente progresista de Salvador Allende y Pepe Mujica” que es favorable al cambio social dentro del marco democrático: “Su compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste”.
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Agrega que Boric es miembro de la generación “sin miedo'', ya que no vivió la represión de la dictadura de Pinochet e irrumpe en la alta política “influenciado por el pensamiento de Allende”. Esa nueva izquierda, comparte, tiene una “larga trayectoria histórica de quienes, desde diferentes posiciones, han buscado incansablemente la justicia social, la ampliación de la democracia, y la defensa de los derechos humanos la protección de las libertades".