Indígenas del Caribe Norte siguen sin recibir ayuda gubernamental a más de un año del paso de los huracanes Eta e Iota

Pese a que el régimen habría recibido más de 500 millones de dólares en préstamos y donaciones para asistir a los afectados por Eta e Iota, pobladores de la región aseguran que la ayuda no ha llegado como debería.

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  • diciembre 07, 2021
  • 08:32 AM

Los pobladores de las comunidades indígenas de la Costa Caribe Norte, afectados por los huracanes Eta e Iota hace más de un año, siguen “damnificados”. A la fecha no sabe a dónde fue a parar la ayuda prometida por el régimen de Daniel Ortega, y menos de los recursos aportados por organismos internacionales a través de préstamos y donaciones. 

Limborth Bucardo dijo a DESPACHO 505 que para comprender la crisis permanente que viven los pueblos caribeños, sobre todo los que fueron afectados por Eta e Iota en noviembre de 2020 “es importante tomar en cuenta que los huracanes han marcado un hito en la historia de nuestras comunidades de los litorales, en el llano, en los bosques”.

Bucardo, vicecoordinador del organismo Prilaka, que se dedica a defender y promover los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes del Caribe nicaragüense, afirma que “nunca habíamos recibido el impacto de dos huracanes a la vez". "La afectación más grande que persiste es el medioambiente y la pobreza en que quedó sumida la población”, explica el activista caribeño.

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Los fenómenos naturales, al quedarse “estacionarios” por un tiempo sobre la zona, deterioraron el hábitat de las langostas, el pepino de mar,  y caracoles, cuenta. “Estas especies marinas que habitan en áreas rocosas en el fondo del mar, y en la arena han desaparecido y era una de las fuentes de ingreso más importante para esta gente que vive de la pesca”.

Tras el paso de los huracanes se perdió la vida marítima, mientras que otras especies se fueron a aguas más profundas lo "que afectó la economía del municipio porque la pesca es lo que mueve la economía de esta población". "La pesca de langosta ha sido muy baja. No se han logrado cubrir ni los costos invertidos”, indica Bucardo.

¿DÓNDE ESTÁ LA AYUDA DE LAS DONACIONES Y PRÉSTAMOS?

El huracán Eta, de categoría cuatro tocó tierra en las costas de Puerto Cabezas el 3 de noviembre de 2020. Sus vientos huracanados de hasta 240 kilómetros por hora, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica  (NOAA, por sus siglas en inglés) causaron grandes destrozos en toda la infraestructura y cultivos de la zona. 

Tan solo 13 días después, cuando aún no terminaban ni de limpiar los escombros dejado por Eta, el huracán Iota, también de categoría 4 y vientos de 260 kilómetros por hora, terminó de arrasar lo poco que quedaba, incluso las esperanzas de una recuperación a mediano plazo.

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De acuerdo con las estimaciones oficiales hechas en un primer momento, Eta e Iota habrían provocado pérdidas económicas en el país de hasta unos 738,6 millones de dólares, pero después el régimen Ortega-Murillo a través del Banco Central actualizó los datos y aseguró que las afectaciones se elevaron a 999.2 millones de dólares (8.3 % del PIB estimado para el año 2020).

Partiendo de esa catástrofe, el régimen se dio a la tarea de buscar financiamiento bajo la modalidad de préstamos o donaciones para socorrer a los afectados. El Informe de la Cooperación Oficial Externa 2020, divulgado por el Banco Central de Nicaragua (BCN) reportó en donaciones y préstamos por los huracanes un monto que suma 238 millones 100 mil de dólares.

Analistas económicos independientes, ante la falta de transparencia y publicidad de los datos acerca de la ayuda recibida, han estimado que el país pudo haber recibido entre 500 y 600 millones de dólares dirigidos a la asistencia de los territorios arrasados por los fenómenos naturales.

En relación a la ayuda anunciada por el régimen, Bucardo aseguró que no ha sido “visible”. Lo qué más fue publicitado es la entrega de láminas de zinc a una parte de la población, “sobre todo a partidarios del régimen”.

La organización Observatorio Pro Transparencia y Corrupción coincide también en su informe al asegurar que “lo más notable fue el clientelismo político-partidario con que se entregaron víveres y otros beneficios a simpatizantes del Gobierno de Daniel Ortega o a quien se declare militante del partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)”.

Bucardo destacó que organizaciones no gubernamentales como Plan internacional, la fundación San Lucas y otros, han brindado asistencia humanitaria muy importante como artículos de primera necesidad, alimentos, así como rehabilitación de pozos de agua para el consumo humano. También la iglesia Católica y la Iglesia Verbo “han brindado apoyo importante a las comunidades de los litorales, y a las más golpeadas del litoral sur como Wawa Bar y Haulover, que han recibido alimentos”.

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Según el promotor de derechos humanos, en la Costa Caribe los afectados por los huracanes que azotaron en noviembre del año pasado siguen prácticamente “damnificados” y pasando muchas carencias por lo que esta segunda Navidad post huracanes “será igual de triste que la anterior”.

En el tema de la reconstrucción de infraestructura, las viviendas en su mayoría fueron rehabilitadas por cuenta propia. “Las casas de la gente más pobre que eran de madera, fueron arrasadas y las han venido reparando con esfuerzo propio, aunque un buen número de familias se mantienen en condiciones precarias”, dijo.

Los medios de producción fueron destruidos en comunidades del litoral, como aperos de pesca, lanchas, redes, trasmallos, cayucos, todo eso desapareció, cuenta el vicecoordinador de Prilaka, no obstante, dijo que hay que reconocer que el Gobierno ha ayudado a algunas familias “pero ha sido muy poco, a muy pocas familias”.

“La seguridad alimentaria sigue siendo precaria entre las comunidades que fueron afectadas por los huracanes. Hay familias que aún están en condiciones precarias. La agricultura no se recupera, menos la pesca. Esta crisis va a durar mucho tiempo y es difícil que pronto las comunidades logren recuperar su capacidad productiva. En el peor de los casos podría durar cinco años”, finalizó el líder caribeño.

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