Nicaragua arranca la fase final de un proceso electoral sin acceso a cobertura periodística

A pesar de que algunos medios de comunicación han solicitado su acreditación para cubrir las elecciones, hasta la fecha no han obtenido respuesta por parte del CSE. La prensa extranjera que intenta ingresar por tierra es devuelta por Extranjería. El régimen no quiere periodistas que fiscalicen un proceso en el que se votará a sí mismo.

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  • noviembre 01, 2021
  • 12:07 AM

Nicaragua arranca la fase final de un proceso electoral sin acceso a cobertura periodística

 

A pesar de que algunos medios de comunicación han solicitado su acreditación para cubrir las elecciones, hasta la fecha no han obtenido respuesta por parte del CSE. La prensa extranjera que intenta ingresar por tierra es devuelta por Extranjería. El régimen no quiere periodistas que fiscalicen un proceso en el que se votará a sí mismo.

 

Por Despacho 505 | Noviembre 1, 2021

 

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Varios agentes antidisturbios realizan un cordón de seguridad frente a varios periodistas que cubren el allanamiento de la casa de la aspirante presidencial Cristina Chamorro, el 2 de junio de 2021, en Managua (Nicaragua). EFE/ Jorge Torres

Nicaragua inicia esta semana la fase final de las votaciones generales con la cobertura periodística más restringidas desde 1990. El régimen de Daniel Ortega ha intensificado la represión contra la prensa independiente, tanto nacional como internacional, y está negando la posibilidad de que los periodistas puedan cubrir el proceso.

 

Esta “alergia” del dictador a los periodistas es porque no quiere “testigos” que documenten lo que la oposición llama una “farsa electoral”,  coinciden analistas consultados por DESPACHO 505.  Este será el primero proceso electoral bloqueado totalmente a la prensa nacional e internacional en una estrategia del régimen por implantar un apagón informativo en Nicaragua.

 

En octubre, se conocieron dos acciones en contra de medios internacionales: el pasado 17, Ortega impidió el ingreso al país al periodista Frédéric Saliba, corresponsal en la Ciudad de México, del diario francés Le Monde. 

 


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A Saliba, un día antes del vuelo a Managua, le indicaron que su boleto había sido cancelado por la aerolínea, justificando una decisión de las autoridades nicaragüenses por "razones migratorias", pero el diario parisino argumentó que Saliba había cumplido con todas las normas sanitarias y legales requeridas por el régimen de Ortega”.

 

Y el más reciente incidente ocurrió con un equipo del diario hondureño El Heraldo que fue expulsado de Nicaragua por las autoridades migratorias, en el puesto fronterizo de El Guasaule. “Sálganse y váyanse de Nicaragua porque su presencia no es permitida”, dijo el jefe de la Dirección de Migración y Extranjería al equipo del diario hondureño.

 

Al igual que el reportero del diario francés, el equipo de El Heraldo cumplió con todo el proceso y los protocolos debidos, pero las autoridades no justificaron la negativa de ingreso al país. 

 

Eduardo Domínguez, editor de la Unidad de Investigación y Datos de El Heraldo, considera que la decisión de expulsar al equipo del matutino es “un golpe directo a la libertad de expresión y al acceso a la información que todo ciudadano y ciudadana tiene derecho a recibir, más en un ambiente tan crispado como las elecciones de Nicaragua”. 

 

“Hemos visto cómo encarcelan o disminuyen a opositores, voces independientes y hasta comunicadores que quieren exponer lo que sucede en el país. Ya cuando vemos que no quieren la lupa de medios extranjeros, estamos hablando de oscurantismo puro”, expuso Domínguez. 

 

El medio de comunicación del país vecino dijo que cumplieron con todos los requisitos exigidos por las autoridades como un prechequeo en línea y la presentación de toda la documentación en la frontera.

 

“La sorpresa es que siempre se nos negó la entrada, sin ninguna justificación de por medio. Solo le dijeron al equipo que no era bienvenido”, señaló el periodista de El Heraldo, el medio que ya ha cubierto elecciones en periodos anteriores y han ingresado al país para reportar temas diversos.

El equipo periodístico de El Heraldo fue devuelto por autoridades nicaragüenses en la frontera hondureña. Cortesía / D505

MAÑA VIEJA Y LA COVID 19

 

Un experto en temas de comunicación, considera que la estrategia de Ortega de “ahuyentar a los periodistas” es vieja, y en ese sentido recuerda que la puso en práctica durante su primer mandato en los años 80 y ahora en esta nueva etapa de represión en la que los comunicadores han sido “los testigos incómodos” que han documentado las violaciones a los derechos fundamentales de los nicaragüenses. 

 

“Los medios y sus periodistas son para Ortega como cuando el diablo mira la Cruz, se espanta”, explicó el analista ya que considera que los espacios independientes documentarán un proceso viciado, sin competencia, sin legitimidad, y en el que solo hay un candidato. “Los otros son fantoches o comparsas que se han prestado a esta farsa electoral”. 

 

El experto plantea que la “estrategia” de expulsión de periodistas que ha impuesto Ortega es porque “no quiere testigos” que documenten el proceso electoral en Nicaragua. 

 

“Ortega siempre ha sido alérgico a los medios de comunicación, no sé cómo es que dicen que en algún momento intentó ser periodista. Siempre les teme a las preguntas incómodas, le teme al escrutinio social”, expresó el experto.

 

“La administración de Ortega es hueca, débil que se sostiene en cuatro frágiles pilares: el poder de las armas, la represión, corrupción institucional y la idolatría de sus seguidores”, agrega. 

 

Olga Valle, investigadora del observatorio Urnas Abiertas, comenta que Ortega pretende desarrollar este proceso electoral bajo total censura debido a la poca transparencia con que se desarrolla. 

 

“Es una muestra de cómo desea llevar a cabo el proceso electoral, sin observación, sin testigos que puedan ver el manejo totalmente irregular. Esa es la misma razón por la que se han cerrado las misiones internacionales de observación y por el contrario han acreditado a acompañantes internacionales que no cumplen con los parámetros técnicos para hacer una observación rigurosa”, manifestó la investigadora. 

  

La periodista Tifani Roberts de la cadena Univisión, indicó que Ortega está poniendo en marcha la misma estrategia que utiliza Cuba para impedir el ingreso de periodistas a la Isla. El régimen de Daniel y Rosario Murillo están utilizando la pandemia del Covid-19, como un “filtro” para negar el ingreso al país, dice.

 

“Cuando el periodista llega al aeropuerto a abordar el avión después de cumplir todos los requisitos que piden, examen de Covid, pero cuando hacen el check in, están en una lista y le dice que el Gobierno no ha permitido tu entrada. Y no sólo extranjeros, sino también a nicaragüenses que trabajan con medios extranjeros también no les han permitido subirse al avión por órdenes del Gobierno de Nicaragua”, señala la periodista. 

 

Comentó que hay agencias de prensa que han intentado entrar por la frontera terrestre y también les han negado el ingreso. La periodista de Univisión señaló que ella solicitó su acreditación para cubrir el proceso electoral a través de correos electrónicos por todos los canales correspondientes, pero “no he recibido respuesta, hay un silencio absoluto”.  

 

Para ella ser periodista en Nicaragua es un peligro y un atentado.  “Tenemos la responsabilidad de reportar, de cubrir, somos periodistas, somos un medio internacional que cubrimos las elecciones en toda América Latina y Nicaragua no va a ser la excepción”, expuso Roberts, quien duda que Ortega logre imponer un bloqueo informativo: “No hay manera que ellos impidan que el mundo sepa lo que va a pasar en Nicaragua el 7 de noviembre”. 

La agencia EFE no ha recibido respuesta a su solicitud de acreditación enviada al CSE.

MEDIOS SIN ACREDITACIÓN 

 

Luis Felipe Palacios, corresponsal de la agencia de noticias EFE, dijo que ha solicitado la acreditación para el proceso electoral por dos vías: con las autoridades electorales y con la administración de Ortega. 

 

Cairo Amador, vicepresidente del Poder Electoral, le respondió que desconocía el tema de la acreditación de los periodistas y que “el CSE no tenía una oficina de prensa y que quizás la presidenta Brenda Rocha o la oficina de asuntos a partidos políticos manejaba el tema”.

 

Hasta la fecha el corresponsal de EFE en Managua no ha podido contactar a la magistrada presidenta Brenda Rocha. También envió un correo a la vicepresidenta y vocera Rosario Murillo, de quien obtuvieron una breve respuesta: “Muchas gracias, le avisamos”. 

 

“Es decir, hasta ahora no tenemos una respuesta positiva, tampoco negativa, sobre la acreditación para la jornada electoral. Vamos a esperar hasta el último momento”, señaló Palacio, quien deja claro que si no autorizan el ingreso de periodistas de EFE para reforzar la cobertura electoral, darán seguimiento al proceso con el equipo que trabaja fijo en Managua. 

 

Una fuente del diario La Prensa, cuyas instalaciones permanecen tomadas por la Policía Orteguista desde el pasado 13 de agosto y su gerente Juan Lorenzo Holmann detenido, indicó que no solicitarán acreditaciones para la cobertura del proceso electoral. 

 

Para este rotativo el proceso de este 7 de noviembre no son elecciones porque los candidatos de la oposición están encarcelados, y eso se suma que no habrá observación electoral y el aparato electoral está controlado por el partido en el gobierno. 

 

“La comunidad internacional y los nicaragüenses saben que este no es un proceso electoral democrático ni legítimo. Ortega nunca ha querido que los medios independientes, sean nacionales o internacionales, le fiscalicen. La Prensa contará a nuestros lectores el desarrollo del proceso de estas votaciones”, dijo un periodista del matutino de Managua.  

 

Los analistas coinciden que este proceso electoral será el que menos cobertura periodística tendrá desde la reciente vida democrática, iniciada en 1990. El escenario se complica porque las direcciones de los principales medios de comunicación independientes se encuentran en el exilio, y los pocos equipos periodísticos que permanecen en el país sienten temor por la represión que puedan ejercer los operadores del régimen y la Policía Orteguista. 

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