Sergio Ramírez: “Es inédito que una pareja desgobierne un país”

¿Cómo será un escritor de Finlandia o Noruega?, se ha preguntado Sergio Ramírez durante un encuentro previo con Mario Vargas Llosa en la Casa de América, en Madrid. El comentario lo lanzó para responder a la pregunta de porqué la política “siempre” se entromete en la literatura y, a la vez, para explicar cómo la apacibilidad política de esa región de Europa dista mucho de la convulsa América Latina marcada por la violencia y la turbulencia, que incide en la producción literaria. 

“(...) En Holanda el Primer Ministro va a su trabajo en bicicleta, esto en Nicaragua es surrealista, porque cuando Ortega sale a la calle lleva un convoy de 50 vehículos y helicópteros”, prosigue. Esa Nicaragua surrealista, incluso, resultaría exagerada, dice, para cualquier novelista que osara incluir en su obra el hecho de que un dictador encarcelara a más de siete precandidatos a la presidencia de la República, líderes políticos y empresarios.

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Y justamente de esa realidad es de la que ha escapado Ramírez, Premio Cervantes 2018, y que hoy lo lleva a hablar como escritor y personaje víctima, en el marco de la inauguración del festival literario ´Centroamérica Cuenta´ que aterrizó en Madrid, España. En Nicaragua, “todo aquel que amenaza el poder de la pareja presidencial es detenido”, ha denunciado ante figuras claves del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de España, que asistieron al evento la noche de este lunes en Madrid (mediodía en Managua).

"NO SON DÍAS FÁCILES"

Por estos días, Iberoamérica asistió a una escena novelesca, no de ficción, en la que el dictador Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo emprendieron una persecución contra el escritor Sergio Ramírez y su obra más reciente Tongolele no sabía bailar, inspirada en las protestas ciudadanas de abril de 2018. Tras una orden de detención y allanamiento en su contra, el exvicepresidente de Nicaragua ha tenido que exiliarse, aunque por ahora no sabe dónde residir, aunque baraja España, Costa Rica y México.

“No son días fáciles huyendo de mi país para no ir a la cárcel”, dijo ante el público que llegó a verlo a la Casa de América. “Mi novela fue prohibida antes de que ordenaran la prisión contra mí, me libré de ir a acompañar a los 140 prisioneros políticos en Nicaragua”, dijo.

El escritor, que compartió el Ejecutivo con Daniel Ortega en la década de 1980, es acusado de “realizar actos que fomentan e incitan al odio y la violencia”, además se le vincula a un caso de lavado de dinero en contra de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro y su exdirectora Cristiana Chamorro, principal rival de dictador. Todo orquestado por una pareja que Mario Vargas Llosa ha calificado como “siniestra”.

MAL DE AMÉRICA LATINA 

Ese autoritarismo, representado en los Ortega - Murillo en Nicaragua es desde el punto de vista de Ramírez un mal, de vieja data, que afecta a América Latina, provocando una lucha entre institucionalidad y caudillismo, que todavía no se ha resuelto en el siglo XXI”. Él mismo ha vivido esa desgracia, pues creció y se desarrolló durante los más de 40 años de dictadura somocista, que ayudó a derrocar en 1979, y ahora se enfrenta a la dictadura encabezada por su otrora compañero sandinista, Daniel Ortega. “Ortega se quedó solo en la historia de la revolución”, mencionó. 

Viendo en retrospectiva, reconoce que haber participado en el proceso revolucionario sandinista le costó diez años de escritura. Fue hasta 1998 que decidió dejar la política para dedicarse por completo a su vida literaria, sin embargo, deja claro que el haber tocado el poder, como vicepresidente de Nicaragua, le permitió conocer su entresijos.

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La mayor parte del conversatorio literario giró en torno a la política y el poder y esas luchas que han hecho de América Latina una región convulsa. Pero el caso de Nicaragua supera cualquier obra: “Que un marido y una mujer gobierno es inédito, es inédito que una pareja desgobierne un país”, dijo. 

Eso sólo ocurre en Nicaragua y en América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo, más violentas y más corruptas, como lo evidencian informes de organismos internacionales. Por eso, dice, la política siempre termina cruzándose en la literatura, y por eso se pregunta: ¿Cómo será un escritor noruego o finlandés?