La "orfandad" de Cristian, la hija de Víctor Hugo Tinoco
Entre los familiares de los actuales presos políticos de la dictadura orteguista, hay una que está sufriendo el doble. Cristian Tinoco, hija del excanciller Víctor Hugo Tinoco, todos los días vive la incertidumbre de si su padre come o está bien, además la carcome morir sin verlo. Lucha contra una dictadura “insensible” y con un cáncer que sentenció su vida hace 10 años.

- agosto 16, 2021
- 03:03 AM
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CRÓNICA
La "orfandad" de Cristian, la hija de Víctor Hugo Tinoco
Entre los familiares de los actuales presos políticos de la dictadura orteguista, hay una que está sufriendo el doble. Cristian Tinoco, hija del excanciller Víctor Hugo Tinoco, todos los días vive la incertidumbre de si su padre come o está bien, además la carcome morir sin verlo. Lucha contra una dictadura “insensible” y con un cáncer que sentenció su vida hace 10 años.
Por DESPACHO 505 | Agosto 16, 2021
Cristian Deyanira Tinoco Parrales, una oftalmóloga de 42 años de edad, comenzó a experimentar inconsolables llantos cuando se iba a dormir por las noches. Y se despertaba angustiada en las madrugadas, pensando en su padre Víctor Hugo Tinoco Fonseca, excanciller de Nicaragua en la década de los 80.
La primera vez fue el lunes 14 de junio de este año 2021. Una noche antes, la Policía Orteguista encarceló a su padre, quien de joven fue compañero de armas del mismo dictador Daniel Ortega. En ese tiempo, los años setenta del siglo pasado, ambos luchaban para sacar del poder a la dictadura dinástica de los Somoza, entronizada en el poder desde 1937. Como la dictadura orteguista, aquella era represiva y cruel con sus opositores.
A veces, cuando Tinoco Parrales despertaba por las madrugadas, estaba lloviendo. Y eso, en vez de hacerle sentir placer o tranquilidad, le preocupaba y le oprimía más el corazón. Su padre es "friolento". "Ni siquiera nos han permitido meterle una colchita", lamenta la hija.
Cuando se levantaba e iba a tomar el desayuno, se preguntaba: "¿Mi papá está comiendo? ¿Qué comerá mi padre?". Esa es una angustia que Tinoco Parrales comparte con los familiares de más de 150 presos políticos que la dictadura orteguista tiene en sus mazmorras.
Esa cifra ha aumentado en los últimos días, a medida que se acercan las elecciones de noviembre y Ortega trata de eliminar a todo nicaragüense que sea una amenaza para que él y su esposa Rosario Murillo se mantengan en el poder y no sean enjuiciados por crímenes de lesa humanidad, actos de los que lo han acusados organismos internacionales de derechos humanos.
En el caso de su padre, explica, es un verdadero opositor, un hombre que alza la voz en contra de las injusticias de la dictadura de Ortega y por esa razón lo tienen secuestrado.
Para Tinoco Parrales, y toda su familia, su padre, de 69 años de edad, está secuestrado o desaparecido porque desde esa noche del 13 de junio pasado no lo han visto y no saben cómo está ni si está vivo. La Policía Orteguista emitió un comunicado diciendo que lo tienen detenido, pero no lo ha mostrado.
La oftalmóloga vive sola en su casa. No tiene hijos y está divorciada. Apenas un mes antes de que secuestraran a su papá, en mayo pasado, se había ido a vivir con sus padres por recomendaciones de su médico.
Desde 2011, sufre de cáncer de seno y en 2015, cuando sufrió una metástasis con la que se le regó el cáncer a la cadera izquierda y al pulmón también izquierdo, le pronosticaron entre tres y cinco años de vida. En abril de este año 2021, dos meses antes del secuestro de su progenitor, Tinoco Parrales sufrió otra metástasis, esta vez en el abdomen.
Fue por eso que su médico le recomendó que se fuera a vivir con sus padres, porque no puede vivir sola con esa enfermedad terminal.
Deyanira Parrales Pérez, la madre de Tinoco Parrales, cuenta así la doble tragedia que está viviendo la familia: "Cristian nos buscó para tener cariño y cuidados en su enfermedad y el Gobierno le arrebató la presencia amorosa de su padre, tan necesaria desde el punto de vista psicológico para el proceso de curación".
Esa podría ser una diferencia entre Tinoco Parrales y los demás familiares de reos políticos en Nicaragua. Todos están angustiados y no saben cómo están sus parientes secuestrados. Pero, además de eso, Tinoco Parrales no sabe cuándo será su último día de vida.
Hace poco los médicos le dijeron que su pronóstico estaba dado desde 2015. Solo tenía dos o tres años más de vida. Un médico con cierto tacto le dijo: "A veces duran hasta cinco años". Ella ya lleva más de seis años sobreviviendo.
Los sufrimientos son muchos. Uno de los que más la tiene preocupada es que, aunque la última metástasis le dio antes de que a su padre lo encarcelaran, desde que ocurrió el secuestro se le comenzó a llenar de líquido el estómago hasta llegar a una "pancita" como la de una mujer con seis meses de embarazo. Ahora los médicos le hacen punciones para sacarle hasta tres litros de agua.
Desesperada, a través de los medios de comunicación, Tinoco Parrales ha pedido a Ortega que le deje ver a su padre por "misericordia". "Yo sé que mi padre también está sufriendo porque no sabe nada de mí", comenta.

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Ella nació el 5 de diciembre de 1978, cuando su papá ya tenía cuatro años de relación con su mamá Deyanira Parrales, pero él acababa de irse a la clandestinidad. Se fue al norte de Nicaragua, a luchar con un arma en las manos en contra de la Guardia Nacional de Somoza, en la columna de la guerrilla sandinista General Pedro Altamirano.
Víctor Hugo Tinoco fue muy activo en la ofensiva final en la zona de León, especialmente en 1979 en las tomas de Achuapa y El Sauce.
Cuando triunfa la revolución, a Tinoco, a quien siempre se le ha considerado un intelectual, los sandinistas lo nombran embajador de Nicaragua en las Naciones Unidas y luego vicecanciller de la República. En el transcurso de los años ochenta, Tinoco tiene que viajar mucho y sus hijos casi no lo veían.
Tinoco se codeaba con los altos dirigentes de la Revolución sandinista pero, afirma su hija Cristian, siempre separó su trabajo político de su familia. Por esa razón, indica, ella nunca conoció a la familia de Daniel Ortega. "No conozco a sus hijos ni a ellos (Ortega y Rosario Murillo)", cuenta.
En esos años, Tinoco Parrales señala que no podía hacer otra cosa más que simpatizar con el sandinismo. Su papá, sandinista; su mamá, sandinista. Además, iba a la escuela y en los libros de español estaba la historia de Sandino y en los de matemáticas se aprendía a contar así: un fusil más dos fusiles, es igual a tres fusiles...
De esa década oscura para el país, tiene un recuerdo nítido, cuando se metía a las zanjas que se hacían como refugio por si los Estados Unidos invadían Nicaragua y el país era bombardeado por medio de aviones.
A pesar de las ausencias en esos años de Víctor Hugo Tinoco, este era un padre muy cariñoso con cada uno de sus hijos, recuerda Cristian. "Era súper cariñoso. Súper pendiente de todos sus hijos. Somos seis, cinco mujeres y un varón. No recuerdo haber ido al cine pero sí que como familia íbamos al mar, a la laguna de Xiloá. Sí recuerdo muy bien que éramos una familia bastante normal y bastante feliz", evoca Cristian Tinoco.

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La revolución terminó pero Víctor Hugo Tinoco siguió ligado al FSLN. En 1995, un grupo de sandinistas, encabezados por Sergio Ramírez y Dora María Téllez, consideraron que Ortega y sus allegados estaban llevando al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) por un rumbo equivocado, no democrático, por lo tanto, se separaron y fundaron el Movimiento Renovador Sandinista (MRS).
Tinoco siguió en el FSLN pero veía como Ortega se adueñaba del mismo. El pacto de Ortega con Arnoldo Alemán, a finales de los años noventa, decepcionó más a Tinoco.
En 2005, el excanciller fue uno de los miembros del FSLN que se atrevió a decir que debía de existir un nuevo candidato sandinista para las elecciones presidenciales de 2006 y apoyó a Herty Lewites, de quien fue jefe de campaña.
La furia de Ortega fue inmediata. Lo expulsó del partido y lo acusó de traidor. "Mi padre no quería salir del FSLN, a él lo expulsaron", dilucida su hija.
A través de esas elecciones, Ortega regres óal poder en el año 2007 y desde entonces se mantiene en el mismo. En esas ansias de poder, violó la Constitución, que no le permitía la reelección y cometió fraudes electorales.
Lewites murió en 2006, siendo candidato presidencial de otro partido, en circunstancias extrañas, y Tinoco se unió al MRS, que ahora se llama Unión Renovadora Democrática (Unamos). Los miembros de este partido "no están bien ni con Dios ni con el diablo". Los sandinistas los tildan de traidores y los opositores al orteguimos desconfían de ellos y les reclaman que en los años ochenta ellos compartieron el poder con Ortega y los nueve comandantes.
Cristian Tinoco le da algo de razón a la gente que desconfía de los Unamos, pero les aclara: "Entiendo las críticas al MRS, sin embargo, los seres humanos cambian. Los pareceres cambian. La gente que se separó del FSLN busca paz, democracia, elecciones reales. Solo alzaban la voz. El problema no es el sandinismo, es el orteguismo, en lo que se ha convertido el partido", explica Cristian.
Víctor Tinoco participó en el MRS como "consejero", indica su hija, pues apostó porque los jóvenes se hicieran cargo del partido. En el 2015 el orteguismo expulsa a Tinoco como diputado por el MRS en la Asamblea Nacional, a pesar de que había sido electo con el voto del pueblo.
En abril de 2018, cuando estallaron las protestas cívicas contra el régimen Ortega Murillo, la familia Tinoco Parrales participó en las marchas, especialmente en la del 30 de mayo, día en que la fuerzas represivas cometieron una masacre que privó de la vida a más de una decena de jóvenes opositores.

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Cristian Tinoco habla suave pero con firmeza. Tiene una conversación bastante amable y se le nota la preparación académica que ha tenido. Se habla de ella como una de las buenas oftalmólogas con que cuenta Nicaragua.
Vivió al lado de sus padres hasta que se fue a estudiar a México una especialidad en Oftalmología, tras graduarse como médico en la Universidad Nacional Autónoma (UNAN), una vocación que heredó de su padre, quien también estudió medicina en la UNAN de León antes de meterse a guerrillero sandinista.
En 2009, ella se casó con un mexicano y se fue a vivir a México definitivamente. Quería tener hijos, pero se lo impidió el cáncer, el cual le fue detectado en 2011, cuando tenía dos años de casada.
Su padre se conmocionó con la noticia, especialmente porque Cristian no estaba con ellos, sino lejos, pero se mostró sereno y le daba aliento. Para estar con ella durante las quimioterapias, que deprimían mucho a Cristian, Víctor Hugo se fue a México a estar con su hija. "Me llevó el amor de la familia. Fue muy importante para mí en ese momento", recuerda.
A Cristian le trataron la "pelotita" cancerosa del tamaño de un jocote que le habían detectado en un seno y se suponía que ya estaba libre de esa enfermedad, pero en 2015 le descubrieron una metástasis en la cadera y en un pulmón. Fue cuando le dieron entre dos y tres años de vida. Víctor Hugo la alentaba.
Ella y su esposo llegaron a vivir a Nicaragua, donde ella compró una casa. Pero el año pasado, 2020, se divorció. Quedó sola.
Un lunes de abril de este 2021 ella sintió malestares fuertes en el estómago. El martes estaba hospitalizada y con una nueva metástasis diagnosticada. Cuando le dieron de alta, en mayo, fue que su padre la trasladó a la casa de él y de su esposa Deyanira Parrales.

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En junio de este año 2021, la dictadura orteguista inició una oleada de encarcelaciones de opositores, especialmente a aquellos que representaban un peligro para las pretensiones continuistas de los Ortega — Murillo por mantenerse en el poder.
Empezaron el 28 de mayo con dos extrabajadores de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCh) y luego con la presidenta de la misma, Cristiana Chamorro Barrios, también precandidata presidencial en ese momento.
Siguieron otros. Más precandidatos presidenciales, Violeta Granera, José Pallais, José Adán Aguerri...., hasta que el 12 de junio secuestran a Tamara Dávila, de Unamos.
Ese día la familia Tinoco Parrales sabe que es inminente la detención de Víctor Hugo. "Padre, cómo te van a echar preso", le recrimina Cristian. "No. Yo ya he estado en la cárcel. Joven estuve en la cárcel. Yo ya sé qué es eso. Ustedes no se preocupen. Cuídense entre ustedes, pero no se preocupen. Si me van a llevar, me van a llevar", respondió Tinoco.
El domingo 13 de junio, por la noche, en el parqueo de Galerías Santo Domingo, en Managua, la Policía orteguista secuestra a Tinoco cuando él estaba acompañado de dos de sus hijos, Arlen y Víctor. La Policía le robó el celular a Arlen cuando ella intentó hacer un Facebook Live.
Víctor llamó a Cristian. "Mirá Cristian, ya se lo llevaron en una camioneta repleta de antimotines. Él se iba a subir al carro cuando se lo llevaron", le dijo.
A Cristian se le vino el mundo encima. Tres días después, el 16 de junio, la Policía allanó la casa de los Tinoco Parrales.
"Yo empeoré. Fue horrible. No solo fue la detención. Recordemos el allanamiento. Fue una experiencia terrible. Nos protegió el señor Dios, en quien nosotros creemos porque somos católicos, igual que mi padre. Sé que ahorita él está orando en la cárcel... Yo anduve con el perito todo el tiempo, en todos los cuartos que él revisó, que eran todos los de la casa. ¿Se imaginan todo el estrés de andar con un policía, el estrés de ver a más o menos 30 policías andando aquí en la casa, siendo todas nosotras mujeres? La condición psicológica que eso nos generó... Eso repercutió en mi cuerpo. Y eso es lo que hace que ahora yo produzca más líquido. Yo no tenía este abdomen el día del allanamiento", expresa Cristian Tinoco.
La dictadura se está ensañando contra la familia, pues, además del encarcelamiento, no han podido cobrar la pensión del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) con la que Víctor Hugo mantiene su casa porque le cancelaron la cuenta en el banco donde recibe la pensión. En el INSS les dijeron que deben llevar un poder en el que él autoriza a alguien a recibir la pensión, pero es una burla porque la familia no puede verlo.
Cristian se siente mal porque ella, desde abril pasado que le detectaron la última metástasis, no ha trabajado. "Nos están torturando psicológicamente a todos los familiares de los presos políticos", se queja.
Arlen Tinoco mira la angustia de su hermana en medio de que toda la familia está desesperada porque no saben de Víctor Hugo Tinoco. "Para ella es muy dolorosa esta incertidumbre. Mi papá siempre estaba presente en el cuido de Cristian, en su tratamiento. Nosotras queremos verla sana, que venza el cáncer como lo ha venido haciendo. Tiene una fortaleza increíble", dice Arlen. Y agrega: "Queremos abrazar a nuestro padre".

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Cristian ya no llora por las noches. Ni se despierta angustiada en las madrugadas. En la Biblia descubrió que Dios da paz.
Esa fe en Dios también la ha inspirado su padre, quien de joven estudió 10 años para ser sacerdote. "Mi padre es muy espiritual y con una gran vocación social. No es de los que dicen que no me importa lo que pase en el país", comenta Cristian.
Actualmente está tranquila, dice que no ha llorado desde hace algunos días. “Me digo que mi papá está bien porque yo se lo puse en las manos al Señor".