El asesinato de Lala desnuda la intolerancia y odio que viven las mujeres transgénero en Nicaragua
Las activistas dicen que el asesinato debe ser visto como un crimen de odio. A Lala le quitaron la vida de forma atroz, y se convierte en uno de los episodios más violentos cometidos contra el colectivo en la última década.
- marzo 23, 2021
- 06:27 AM
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El asesinato de Lala, la mujer trans de 23 años, a pesar de ser el crimen más brutal contra este colectivo en los últimos años, no ha conmovido a la sociedad nicaragüense, lo que evidencia la intolerancia y el menosprecio hacia la vidas de ellas. “En Nicaragua nunca hemos importando”, dice una defensora del colectivo desde el exilio en Costa Rica.
Las mujeres trans viven un calvario todo los días en Nicaragua, sin que se respeten sus derechos humanos. Las desprecian por ser femeninas, en un país donde el machismo impera y se expresa de forma violenta. El crimen contra la joven ocurrió el 2 de marzo y fue hasta 17 días después que saltó a la opinión pública.
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“Esto da pauta para hablar en Nicaragua de un crimen de odio, a pesar que en Nicaragua no ha establecido un marco legal para hablar de este tema, y las autoridades no han sabido establecer un concepto de crimen de odio. La saña con la que se asesina a Lala te dice que las intenciones no solo era quitarle la vida, era que sufriera”, dice Damaso Jussette Vargas, de la Mesa Nacional LGBTI.
Por su parte la presidenta de la Asociación de Mujeres Transgéneras Nicaragüenses, Hanny Perez, asegura que es el primer crimen atroz que se registra contra una mujer del colectivo, por tanto exige a la Procuradora de la Diversidad Sexual, Samira Montiel, condenarlo enérgicamente.
La Procuradora de la Diversidad Sexual no hace nada, la procuradora debe pronunciarse y exigir justicia”, demanda directora Pérez, que también representa a la Red de Mujeres de Trans de Latina y el Caribe. “Desde la Red estamos pidiendo cadena perpetua”, asegura.
La defensora apunta a que las mujeres trans están en total desamparo en el país, tanto que ni existe una ley de identidad de género que les permita ser llamadas como ellas quieran y no con su nombre de nacimiento. “El Gobierno no está preparado para trabajar el tema de la diversidad sexual”, lamenta.
“Esto da pauta para hablar en Nicaragua de un crimen de odio, a pesar que en Nicaragua no ha establecido un marco legal para hablar de este tema, y las autoridades no han sabido establecer un concepto de crimen de odio. La saña con la que se asesina a Lala te dice que las intenciones no solo era quitarle la vida, era que sufriera”, dice Damaso Jussette Vargas, de la Mesa Nacional LGBTI.
Según el Ministerio Público, la joven transgénero fue asesinada por Bernando Pastrana y Jorge Mondragón quienes la arrastraron atada a un caballo por 300 metros. Después, la lapidaron. Su cuerpo fue encontrado, a 500 metros del mercado de Somotillo, sin sus ojos.
“El asesinato de Lala es un crimen de odio, un asesinato atroz, con tortura en contra de ella. Estos delitos incurren en circunstancias de discriminación por razón de género. Demandamos al Estado la aplicación de recursos jurídicos para que haya justicia, es posible que haya premeditación”, dice la activista Victoria Obando.
La exrea política ha vivido en carne propia la discrimación, de hecho a ella la mandaron a una cárcel de hombres y no de mujeres. Dice que la situación que viven las mujeres trans en Nicaragua es de vulnerabilidad ante la falta de mecanismos que garanticen su desarrollo e inserción social.
Hasta ahora no había registro de un asesinato atroz contra una mujer trans como sí ocurre en el Triángulo Norte de Centroamérica. Datos de organismos defensores del colectivo LGBTI apuntan a que en América Latina la edad promedio de vida de una mujer transgénero es de 35 años, a eso se le suma el nulo acceso a justicia y la falta de mecanismo legales.
De hecho en Nicaragua, las mujeres trans o los miembros de la diversidad sexual deciden no denunciar los abusos, violaciones y actos de discriminación que viven a diario porque los agentes de la Policía Nacional las revictimizan y reciben con burlas. Y es por eso que los casos no llegan a la agenda de los medios de comunicación.
“Como en un Estado como Nicaragua, la vida de las mujeres y peor de las mujeres trans son minimizadas y desvaloradas. La mayor violencia que se vive es que nunca se llegue a la justicia. A las mujeres trans se nos violentan desde el momento que se cuestiona nuestra identidad”, dice Vargas.
Para ella los agentes policiales y las instituciones que imparten justicias deben ser capacitados en temas de derechos humanos, con enfoque en la diversidad sexual. “Son muy pocos los casos en los que se ha logrado justicia”, agrega.
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La socióloga Maryce Mejía, de la Red de Mujeres Contra la Violencia ve en este crimen una muestra más de machismo. “En este transfemicidio podemos ver la misoginia, la homofobia, la intolerancia que podemos ser diversos y diferentes, el machismo se pone de manifiesto”, comenta.
Mejía recuerda que en Nicaragua hay un odio contra las mujeres que se demuestra con 71 de ellas asesinadas en 2020. “Es un odio contra lo femenino y en este caso como mujeres trans están rompiendo los esquemas patriarcales de que sólo hombre y mujer existen. Lala iba en contra del patriarcado, el odio contra ella fue decirle “vas en contra de lo natural”, señala.