Los nicaragüenses que la represión convirtió en migrantes y que la pandemia presiona al retorno

Con la llegada de la pandemia de coronavirus muchos migrantes han sido presionados al retorno debido a las condiciones de exclusión social en los países de refugio.

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  • diciembre 18, 2020
  • 06:26 AM

El 29 de enero de 2019, la nicaragüense Roxana Praslin se convirtió en migrante. Ella hace parte de un grupo de al menos cien mil ciudadanos que dejaron el país a raíz de la represión de 2018: la segunda gran ola migratoria registrada en las últimas décadas en Nicaragua, y cuyos protagonistas tienen en común el haber cruzado fronteras solo con el plan de buscar seguridad.

Todo lo que implica la etiqueta de migrante Roxana lo entendió en la marcha. Llegó a España y los primeros seis meses fueron un golpe de realidad. Ella, una empresaria con camino recorrido y apasionada del turismo, estaba al otro lado del Atlántico sola y sin recursos.

A golpe de hambre, frío, discriminación y una apremiante necesidad laboral, la mujer originaria de Chinandega asumió su condición de migrante. “Estar en un país desconocido con otro tipo de cultura, iniciar de cero, pasar algunas veces discriminación, hambre, fríos, escasez de trabajo es una prueba dura”, admite.

ESPECIAL MIGRACIÓN: Exiliados en España

Este 18 de diciembre, cuando se conmemora el Día Internacional del Migrante, la Comisión Permanente de Derechos Humanos abogó porque los estados receptores de poblaciones desplazadas por conflictos políticos “abran las posibilidades de que nuestros hermanos nicaragüenses puedan tener una inclusión a las sociedades de estos países”.

En los mismos términos, pero con ámbito regional, la Federación Internacional de la Cruz Roja abogó por un trato digno a quienes se ven forzados a dejar sus países y que sus derechos se vean protegidos, especialmente ante el Covid-19 y la "difícil situación de violencia" que se vive en parte de México y Centroamérica.

La coordinadora regional de migración del Comité Internacional de la Cruz Roja para México y América Central, Lorena Guzmán, recordó que migrar "es una decisión difícil" y que las personas se ven forzadas a ello "como último recurso" ante la situación sanitaria, de violencia o climática que se vive en la región.

“Comunidades, estados, organizaciones, individuos: todas y todos podemos contribuir a que su camino sea seguro y sus condiciones dignas”, recalcó Guzmán.

MIGRAR NO ES JUEGO

“Quienes migran se exponen cada vez a más riesgos, como la posibilidad de sufrir daños físicos, emocionales o patrimoniales, cuando su camino debería ser seguro, digno y con acceso a servicios humanitarios”, expuso por su parte José Félix Rodríguez, coordinador de Migración de la IFRC en las Américas.

Para Rodríguez, la respuesta al fenómeno migratorio "debe ser integral y atender las necesidades de grupos propensos a una mayor vulnerabilidad, como las personas afectadas por la violencia, las mujeres, niños, niñas y jóvenes, las poblaciones indígenas y las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero”.

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Para concienciar sobre las dificultades que enfrentan los migrantes y alentar la protección de sus derechos, Cruz Roja lanzó la campaña "Migrar no es un juego", con un vídeo que muestra a niños y niñas participando en un juego de mesa que simula un desplazamiento migratorio.

Las escenas de los niños, guiados por una psicóloga, se mezclan con testimonios reales de migrantes centroamericanos en un material que, según el boletín, "busca captar las reacciones del grupo al enfrentarse a diferentes riesgos en situaciones de disparidad, para mostrar que migrar no es un juego y que las diferentes decisiones que las personas pueden tomar ante las circunstancias pueden marcar una diferencia".

CASI TRES AÑOS DE CRISIS, MILES EN EL EXILIO

El próximo abril Nicaragua cumplirá tres años de la crisis sociopolítica que convirtió a Roxana y otros tantos miles al exilio, la mayoría en Costa Rica, Estados Unidos y España.

Costa Rica y Estados Unidos ya eran destinos de nicaragüenses, empujados por la pobreza y exclusión social. No obstante, en 2018 la llegada de originarios de nicaragüense fue masiva en Costa Rica y saturó los servicios de migración y asistencia humanitaria.

Estados Unidos no ha revelado el impacto de la migración nicaragüense provocada por la crisis sociopolítica en Nicaragua. En España, en cambio este fenómeno ha sido notorio, pues para cuando Roxana aterrizó en Madrid, los nicaragüenses, que hasta 2017 aparecían en los últimos renglones de peticiones de migrantes, destacaban como los principales demandantes de protección internacional hasta convertirse este 2020 como los quintos de esa lista con 3,557 peticiones, de las cuales 2,727 fueron rechazadas, según el informe del Ministerio del Interior, con corte al 30 de noviembre.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) dijo a DESPACHO 505 que los ciudadanos originarios de Nicaragua que han llegado a España a partir de 2018 son en su mayoría jóvenes universitarios, defensores de derechos humanos, médicos y profesionales de diferentes ramas que se involucraron en las protestas antigubernamentales.

Roxana confirma que antes de abril de 2018 “jamás pensé salir de mi país”. Se implicó de forma voluntaria en la Rebelión de Abril que el oficialismo llama “intento de golpe de Estado fallido” y de un día a otro había dejado todo: hijos, familia, empresa y amistades. “El estallido social de mi país, me forzó a salir de mi lugar, por incertidumbre y miedo a represalias”, afirma, tras admitir que su condición también le ha hecho comprender que para revertir todos esos factores negativos que acechan a los migrantes se requiere de un cambio de actitud y de comprenderse como sujetos de derechos.

EL RETORNO FORZADO POR LA PANDEMIA

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el informe Migración Forzada de Nicaragüenses en Costa Rica, publicado en 2019, advirtió que el desgrane social en Nicaragua no frenaría mientras persistiera el esquema de represión y violación de derechos humanos en el país.

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Pero con la llegada de la pandemia de coronavirus muchos migrantes han sido presionados al retorno debido a las condiciones de exclusión social en los países de refugio.

Un total de 79,438 nicaragüenses han retornado en medio de la pandemia de Covid-19, informó el jueves el Ministerio de Gobernación de Nicaragua, sin indicar si se trata de personas que habían salido del país en el contexto del estallido social de abril de 2018 o de ciudadanos que tenían más tiempo fuera.

Con información de EFE

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