Cambio de mando en El Salvador: Bukele dice que se deberán tomar decisiones difíciles y “medicinas amargas” para recuperar al país

El empresario Nayib Bukele ha asumido las riendas del Ejecutivo salvadoreño, después de 10 años de gobiernos del FMLN, marcados principalmente por la corrupción. “Este día inicia la nueva historia que vamos a escribir”, dijo.

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  • junio 01, 2019
  • 06:18 AM

El empresario Nayib Bukele ha asumido las riendas del Ejecutivo salvadoreño, después de 10 años de gobiernos del FMLN, marcados principalmente por la corrupción. “Este día inicia la nueva historia que vamos a escribir”, dijo.

Nayib Bukele es partir de hoy el Presidente del país más pequeño de Centroamérica, y a la vez uno de los más inseguros del continente americano: El Salvador. En su primer discurso, marcado por la conciliación y sin hacer grandes anuncios sobre su Gobierno, ha puesto en manos de los salvadoreños la responsabilidad de construir una nueva nación.

  “Así como una familia que tiene a su hijo enfermo. La familia va a hacer lo imposible, pero no va a ser fácil (...). Pero no importa, porque todo es por el mismo objetivo común. De igual manera es con El Salvador. Nos toca ahora cuidarlo, tomar a todos un poco de medicina amarga, nos toca ahora sufrir a todos, asumir responsabilidades”, dijo el mandatario entrante.

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Bukele reconoció que durante su gobierno habrá momentos duros y difíciles por lo que llamó a sus seguidores  a que lo acompañaran a tomar decisiones con valentía. El país centroamericano enfrenta una alta tasa de desempleo, problemas fiscales, un crecimiento económico lento y una fuerte migración de sus ciudadanos.

Quizá por eso, el mandatario llamó al compromiso de los salvadoreños. “Entiendo que han sido engañados antes. La diferencia es que esta vez el cambio vendrá de cada uno de nosotros. Tenemos cinco años para hacer de El Salvador un ejemplo para el mundo, de que un pueblo puede salir adelante”, agregó el joven empresarios que ha roto el esquema político salvadoreño.

Bukele (37 años), el presidente de América Latina más joven, asumió las riendas del país después de 10 años de gobiernos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), marcados por una corrupción galopante. Su elección el 3 de febrero supuso, además, el fin del bipartidismo entre Arena (derecha) y el FMLN (izquierda).

“A partir de hoy seré el Presidente de todos los salvadoreños, los siete millones que viven acá y los tres millones que viven afuera. Los representaré a ustedes, a uno y cada uno”, dijo a la multitud que lo acompañó en Plaza General Gerardo Barrios, ubicada en el Centro Histórico de San Salvador.  “El poder está mano de todos nosotros, y ustedes decidirá cómo quieren ser gobernados”.

En un discurso, que por momentos tuvo ribetes religiosos al nombrar en más de una vez a Dios, el mandatario se refirió al género y nombre  de la hija que espera con su esposa Gabriela, pidió a los salvadoreños jurar junto con él sacar el país adelante, y habló de convertir a su gobierno en el mejor en la historia de El Salvador. Sin embargo, dedicó escaso tiempo y palabras a cómo combatirá la inseguridad y la corrupción, principales flagelos.

“Juramos trabajar todos para sacar a nuestro país adelante. Juramos defender lo conquistado el 3 de febrero. Juramos que cambiaremos nuestro país contra todo obstáculo, contra todo enemigo, contra toda barrera, contra todo muro. Nadie se interpondrá entre Dios y su pueblo para poder cambiar a El Salvador. Que Dios bendiga a El Salvador”, señaló.

Durante su intervención sus seguidores gritaron “¡Cicies, Cicies!”, en referencia a la creación de la comisión internacional contra la impunidad, como la CICIG de Guatemala, y que fue una de sus principales promesas de campaña del ahora presidente salvadoreño. Sin embargo, no tocó el tema y al igual que en su discurso del 3 de febrero, insistió en pasar la página de la posguerra.

A la toma de mando asistieron los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Colombia, Iván Duque; Costa Rica, Carlos Alvarado; Panamá, Juan Carlos Varela; República Dominicana, Danilo Medina, y de Guatemala, Jimmy Morales; y los vicepresidentes de Ecuador, Otto Sonnenholzmer, y Paraguay, Hugo Velázquez, y  delegaciones de Estados Unidos y España.

El presidente Bukele no invitó a los mandatarios de sus países vecinos Juan Orlando Hernández, Honduras, Daniel Ortega, Nicaragua, ni Nicolás Maduro, de Venezuela, por ser “dictadores”. En el caso de Nicaragua, Ortega ha perdido a uno sus aliados en los foros internacionales, principalmente ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

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