Las migrantes rescatan a la economía de Nicaragua

Las remesas enviadas por los nicaragüenses han oxigenado a una economía que cumplirá este 2020 tres años continuos de recesión. A pesar de las afectaciones económicas provocadas por la pandemia del coronavirus en los principales países emisores, se ha registrado un aumento de 9%.

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  • noviembre 13, 2020
  • 02:09 AM

El 17 de marzo, Reina previó un año oscuro para sus finanzas en España y las de su familia en Nicaragua. Tres días antes, el dueño del restaurante de comida latina donde laboraba la mandó a casa porque el gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (Sur de España) decretó el cierre de establecimientos comerciales ante la imparable propagación del coronavirus. Le preocupaba su manutención en ese país europeo y las remesas que enviaba a Managua; sin embargo, después de dos semanas, encontró un trabajo cuidando a un anciano con un salario de 1,000 euros.

El salario era inferior al que tenía en el restaurante, por lo que decidió emprender un plan de ahorro. Buscó una habitación más barata y todas las semanas iba a recolectar alimentos a organizaciones que apoyan a migrantes. En total, sobrevivía con apenas 300 euros, de modo que los 700 restantes los enviaba brutos a Managua. “No podía quedarme en casa, gastar, cuando en Nicaragua las cosas van cada vez peor”, dice desde el teléfono, en Madrid, donde vive ahora.

Las remesas representaron en 2018 el 11% del Producto Interno Bruto.

Reina es una de las nicaragüenses que ha contribuido a mantener las remesas en positivo, pese a la crisis de coronavirus mundial. Los expertos y los centros de pensamiento como la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) previeron entre marzo y abril que los envíos desde el exterior caerían entre 5.8 y 15 por ciento; sin embargo los datos oficiales al tercer trimestre del año muestran crecimiento.

SALVAN ECONOMÍA

El informe de remesas familias publicado por el Banco Central de Nicaragua (BCN), al tercer trimestre de 2020, indica que totalizaron US$482,1 millones, lo cual representó un crecimiento de 11.9% con relación al mismo período de 2019 cuando fueron de US$430.8 millones.

El BCN señala en el informe que del total de remesas recibidas, las procedentes de Estados Unidos representaron 62.4%, seguido por España (15%), Costa Rica (12.5%) y Panamá (3.6%). Las remesas provenientes desde ese conjunto de países representaron el 93.5% del total de remesas recibidas durante el tercer trimestre del año.

España y Estados Unidos se han convertido en los principales países emisores de remesas. El flujo de divisas proveniente de Norteamérica fue de US$300.7 millones, que significó un aumento de US$59 millones con respecto a igual período de 2019 (US$ 241.7 millones), para un crecimiento interanual de 24.4%.

Mientras tanto, los flujos procedentes de España alcanzaron el monto de US$72.4 millones, mostrando un aumento de 27.5%, con respecto a igual período de 2019 (US$56.8 millones). El monto promedio recibido fue de 316.6 dólares, 13.4 por ciento mayor al registrado en 2019 (US$279.3).

Donde más se sintió una caída del envío de remesas fue en las procedentes de Costa Rica que totalizaron  US$60.2 millones, una caída de 19% en comparación con los 74.5 millones de dólares recibidos en igual período de 2019. “El monto promedio enviado desde ese país a través de canales formales fue de 110.4 dólares, 14.3 por ciento mayor a lo registrado en similar período de 2019 (US$96.6). Las transacciones recibidas disminuyeron en -23.2 por ciento”, dijo el Banco Central de Nicaragua en su informe.

Según el economista Luis Murillo, el hecho de que ahora España se encuentre en segundo lugar en envío de remesas hacia Nicaragua se debe a un cambio en la estructura de la generación de empleos. “Creo que la primera ola de migrantes es hacia Centroamérica, principalmente Costa Rica… pero al verse impactados (por la pandemia) mucha gente que estaba ahí miró la oportunidad y migró hacia España que es un país con una gran fortaleza económica y, de una u otra manera, digamos tiene algún tipo de vínculo”, indicó Murillo.  El Instituto Nacional de Estadística de España precisa que hasta 2019 vivían 57,403 nicaragüenses. 

El presidente del Banco Central de Nicaragua, Ovidio Reyes, estimó a mediados de octubre que la economía caerá 4.5% en 2020, pero evitó brindar alguna proyección de crecimiento para 2021, pese a que en junio pasado señaló que habría una recuperación y que por fin se lograría un número positivo al crecer 1.5%. En su intervención, el funcionario destacó el crecimiento de las remesas que ayudarán a amortiguar la caída económica.

En ese mismo mes, el ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta, dijo durante la presentación de la iniciativa del Presupuesto General de la República 2021 que “la buena noticia” en las nuevas proyecciones es que las remesas siguen creciendo. “El esfuerzo de nuestros connacionales apoyando a sus familias está creciendo en un 8% anual. Esa es una buena noticia”, expresó el funcionario en ese momento.

Aunque el aumento representa una buena noticia, el catedrático Luis Murillo  considera que al cierre de 2020 el envío de las remesas familiares hacia Nicaragua se colocará en un -5% respecto a 2019. Esta merma podría significar una caída de alrededor de 70 millones de dólares. 

Para Murillo una de las principales razones por la que pronostica una caída en el envío de las remesas es porque el resto de países que reciben a los migrantes nicaragüenses está en una recesión económica. Solo en Estados Unidos el desempleo afecta a más de 40 millones de personas.

DINERO QUE ALIVIA POBREZA

Sin embargo, las familias ven optimismo y consideran que las remesas crecerán en diciembre.  Esmeralda García tiene dos años de vivir en España. Partió a raíz de la crisis de 2018 en Nicaragua y cada mes le envía entre 200 y 250 dólares a una familia de cuatro personas que habita en Managua, sin este dinero sus parientes pasarían grandes necesidades. 

“De ahí se paga el recibo de la luz que sale de 2,500 córdobas por un arreglo de pago que hay. También se saca para pagar el seguro de mi mamá y el resto es para gastos de comida. Creo que sin ese dinero mi familia la estaría viendo muy mal, porque hay bastantes deudas”, expresó García. 

Con la llegada de la pandemia la familia de Esmeralda tuvo que recortar considerablemente los gastos debido a que el confinamiento en España la dejó sin trabajo y solo recibía un 70% de lo que percibía antes de la pandemia. Eso la obligó a enviar una remesa de 100 dólares. Al acabar el confinamiento regresó a sus labores y empezó nuevamente a destinar los 250 dólares acostumbrados. 

Alejandra y Esmeralda son dos ejemplo de cómo las remesas han contribuido a que decenas de familias no caigan en situación de pobreza.

Alejandra López habita en Managua con sus dos hijos. Su esposo tiene más de 10 años de vivir en Estados Unidos y mensualmente recibe dinero para los gastos del hogar. “Él (Gabriel Mena) me envía 300 dólares, pero ahorita me está mandando un poco menos, como 150 dólares porque se quedó sin trabajo por el virus, y sólo está recibiendo una ayuda del Gobierno. El dinero lo ocupo para comida, que es lo primero, y también para pago del recibo de agua, luz y otras cosas”, relató López.

En la casa de Alejandra solo trabaja su hijo, pero sus ingresos bajaron a raíz de la pandemia, por lo que ahora los gastos son más limitados aún con el envío de dinero. 

Alejandra y Esmeralda son dos ejemplos de cómo las remesas han contribuido a que decenas de familias no caigan en situación de pobreza. Los esfuerzos que hacen inmigrantes como Reina y otros miles más en España, Estados y Costa Rica se traducen en un indicador macroeconómico que se mantiene en positivo. 

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