La dictadura en embestida contra organizaciones feministas

En 24 horas la Policía Orteguista asedió a dos movimientos feministas en Nicaragua. Las organizaciones rechazan que el régimen actúe contra ellas como si fueran organizaciones delincuenciales.

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  • septiembre 27, 2020
  • 01:52 AM

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen entre ceja y ceja a los movimientos feministas del país. El 16 de agosto, Murillo cargó contra con ellas acusándolas de hacer negocios con los abortos, en un patrón de ataque que se remonta a la década de 1990 cuando apoyaron la denuncia de Zoilamérica Narváez, hija de Murillo. Ya con Ortega de nuevo en el poder en 2007, las organizaciones feministas han plantado cara a la dictadura y han alzado la voz para que el Estado responda a los problemas que viven las mujeres del país.

Entre el viernes y sábado, la Policía Orteguista asedió al Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra, que dirige Sandra Ramos; y el programa feminista La Corriente, de María Teresa Blandón. Esos dos actos son vistos por algunas feminista como un indicio de que él régimen irá contra ellas “en cualquier momento”.

María Teresa Blandón, del programa feminista La Corriente, asegura que el asedio a las oficinas del Movimiento Autónomo de Mujeres María Elena Cuadra y La Corriente son amenazas abiertas del régimen de Ortega. “Tomar un local por unas horas o impedir el ingreso de los colaboradores o bien retener a dos miembros del equipo de La Corriente, son actos de intimidación”, agrega.

Las organizaciones aseguran que hay una campaña de estigmatización e intimidación, pero resistirán, de igual modo rechazan que el régimen actúe contra ellas como si fueran organizaciones delincuenciales.

“El régimen cuando dice que va a hacer algo, lo hace, sin embargo, nosotras como defensoras de derechos humanos nos mantenemos en nuestra posición de denunciar tantos crímenes y atropellos a los derechos humanos”, afirmó Maryce Mejía, socióloga y enlace nacional de la Red de Mujeres Contra la Violencia.

Mejía consideró que las amenazas del régimen comenzaron cuando Rosario Murillo las acusó de promover el aborto en las Comisarias de la Mujer. “Sí se han concretado las amenazas contra las feministas e infinidades de organizaciones que han sentido el asedio y control, no solo en sus oficinas, sino a nivel de institución con el Ministerio de Gobernación”, manifestó.

La defensora de los derechos de las mujeres en Nicaragua Sandra Ramos (c), acude a las instalaciones del movimiento María Elena Cuadra con decenas de mujeres, para reclamar a la policía por obstaculizar su trabajo, en Managua (Nicaragua). EFE/Jorge Torres

La feminista están claras a lo que enfrentarán. Sandra Ramos, en una entrevista con este medio, habló del riesgo de que el régimen cerrará la organización que dirige y que apoya a mujeres maquiladoras del país. “Aún sea debajo de un palo de mango, ahí vamos a estar”, dijo la defensora.

“Sabemos que el machismo y el patriarcado están en el régimen y aunque Rosario Murillo sea una mujer, eso no le quitan sus concepciones súper arraigadas”. Y este viernes, cuando la Policía mantuvo sitiada las oficinas respondió con valentía: ¿Cuál es el miedo? Aquí nadie tiene miedo.

El régimen con la Ley de regulación de agentes extranjeros pretende controlar los fondos que reciben organizaciones por parte del exterior y faculta al Ministerio de Gobernación para que congele cuentes y confisque propiedades.

Al respecto, Mejía explica que si se llega a aprobar la iniciativa, lo más probable es que las primeras organizaciones de la sociedad civil que ataquen serán los grupos feministas. “Los movimientos de mujeres feministas son de los más fuerte en América Latina y en Nicaragua nos hemos posicionado bastante fuerte, pero, la persecución es constante porque le hemos puesto el dedo en la llaga a este régimen como violador de derechos humanos”, declaró.

Las mujeres están convencidas que la dictadura pretende legalizar la represión y suprimir todos los derechos constitucionales. La dictadura ha hecho desaparecer en los últimos años a nueve organizaciones no gubernamentales, entre ellas el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh)

“Muchas de las organizaciones han desaparecido sin necesidad de esa ley, el Ministerio de Gobernación tiene ahogadas a varias organizaciones con tantos requisitos y control. Los bancos le piden mucha vigilancia. Las organizaciones a parte que estamos acompañando a muchas mujeres víctimas de violencia, estamos cansadas de tanto asedio y represión”, dice Mejía, quien a la vez advierte que en el país se instauró un estado fascista.

Para Vilma Núñez de Escorcia, presidenta del Cenidh, los últimos ataques a las organizaciones de mujeres son actos de amedrentamiento y desesperación. “No es un acto de que nosotros estamos perdidos, es un acto de que ellos están perdidos haciendo estos atropellos”, afirmó.

La continuidad de las embestidas del régimen, agrega Núñez, dependerá de cuanto lo dejen avanzar las organizaciones de la sociedad civil y la población.

“Si hoy no reaccionamos todos acompañando realmente a estas protestas en defensa de nuestros derechos mañana serán nuestras propias casas”, destacó la presidenta del Cenidh. “La confiscación es un acto de abuso de poder de parte de un régimen totalitario, aunque ellos ya no son eso, son delincuentes que anda pretendiendo despojar a la gente de sus pertenencias”, declaró Núñez.

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