Nuevo obispo de Juigalpa ruega “ser buen pastor en la lucha entre la oscuridad y la luz”

Desde las 4 de la mañana del jueves el teléfono de monseñor Marcial Guzmán Saballos no para de repicar. La primera fue de monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag para anunciarle que había sido elegido por por el papa Francisco como el nuevo obispo de la Diócesis de Juigalpa.

“En ese momento eran las 12 del mediodía en el Vaticano y el nuncio se enteró que en la Santa Sede se había emitido el decreto que me nombra oficialmente como el nuevo obispo de la Diócesis de Juigalpa y luego inicié a recibir mensajes y llamadas de felicitaciones durante todo el día y la noche, tras propagarse la noticia”, cuenta.

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Ante su ascenso en el gobierno eclesiástico dice que lo asume con la visión de fomentar la unidad, “que es lo que siempre busca la Iglesia Católica y pido a Dios que en todas las circunstancias me ilumine con su Espíritu Santo para ser buen pastor en esa lucha entre la oscuridad y la luz”, subrayó.

Su ingreso a la Conferencia Episcopal lo campara como el de un pescador que apenas está subiendo a una barca “Jesucristo es quién va a cargo del timón”, dijo confiando en que sea él quien lo conduzca hasta donde “hay más peces, para pescar tal y como lo hizo con Pedro”.

Reflexiona sobre los 27 años recorridos en la Iglesia y confiesa que el principal reto ha sido luchar día a día, “en medio de mis flaquezas humanas para servir con amor, generosidad, alegría y estar dispuesto a construir el reino de Dios. La tarea más difícil es encontrar personas que puedan colaborar con una parroquia, pero donde voy encuentro amigos y la amistad es lo fundamental”, valora.

PASÓ DE UN BANCO A LA IGLESIA

Monseñor Guzmán Saballos, de 55 años, es originario del municipio de Tola del departamento de Rivas. Antes de consagrar su vida al sacerdocio se graduó en Economía y trabajó en un banco. Pero el llamado divino -cuenta- que lo sintió desde muy niño, era “un sueño” y fue a los 19 cuando decidió seguir su vocación.

“Yo anhelaba ser sacerdote, pero antes de ingresar al Seminario estudié economía y trabajé por más de un año en un banco. Fue en 1984, cuando tenía 19 años, que inicié a cumplir mis sueños y mis padres siempre me apoyaron”, comparte a DESPACHO505 a solo horas de enterarse de la nueva responsabilidad que ha depositado Francisco en él.

La ordenación sacerdotal la recibió el 4 de diciembre de 1993. Posteriormente cursó estudios eclesiásticos de filosofía y teología en el Seminario Nacional de Managua y obtuvo una Licenciatura en Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. En la Iglesia ha ocupado diferentes cargos en la Diócesis de Granada. Desde desde 2017 hasta la actualidad ha fungido como Canciller Diocesano y los últimos 4 años ha estado al frente del Santuario Nacional de Popoyuapa.

MI NOMBRAMIENTO ES UN DESIGNIO DE DIOS

Sobre el proceso que se siguió hasta su designación como nuevo obispo de la Diócesis de Juigalpa, reveló que él hacía parte de la terna que la Jerarquía Católica nicaragüense presentó ante la Santa Sede.

“El Santo Padre me eligió en esta terna, nominándome sucesor de los apóstoles, porque todo obispo es un sucesor de los apóstoles y en este sentido sé que tengo una gran responsabilidad no solamente de honor sino de servicio. Mi nombramiento es un designio de Dios y él sabrá cómo conducirme, mientras voy tras los pasos de Jesucristo”, reflexionó al explicar que aunque conocía de su nominación el proceso se guarda en total sigilo hasta el pronunciamiento del Papa.

Monseñor Guzmán todavía no conoce la fecha en que asumirá la Diócesis de Juigalpa, porque es algo que se establece en el seno de la Conferencia Episcopal y esperará a ser convocado a una reunión.

Territorialmente, la Diócesis de Juigalpa abarca los departamentos de Chontales y Río San Juan.