Un mensaje sin luto: Ortega y Murillo reaccionan con reproches a la muerte del Papa

En un comunicado de más de 400 palabras, Ortega y Murillo no incluyen una sola expresión de pesar, dolor o luto y lanzan reproches contra el Papa ya muerto y la Iglesia.

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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • abril 21, 2025
  • 11:52 AM

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo de Nicaragua emitió un pronunciamiento cargado de reproches contra la Iglesia y el Papa Francisco tras conocer la muerte del Pontífice. No hay expresiones de duelo, ni se presenta una postura de respeto. El texto se enfoca en describir la relación como "difícil", marcada por “circunstancias adversas” y “manipulaciones”.

Aunque el documento divulgado por el régimen fue titulado como un “mensaje de condolencias”, el texto de más de 400 palabras evita cualquier expresión explícita de pesar, consuelo o luto. En su lugar, se concentra en repasar los desencuentros con el pontífice y las dificultades en la relación con el Vaticano. Lo más cercano: “enviamos nuestras oraciones por el eterno descanso del Papa Francisco”.

Pero el tono del mensaje se centra más en justificar el distanciamiento que en rendir homenaje como han hecho los líderes mundiales sin importar las ideologías. Ortega y Murillo califican la relación con el Papa como “difícil, accidentada”, y sugieren que estuvo influida por “circunstancias adversas y dolorosas que no siempre se entendieron”. 

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“Nuestras relaciones […] fueron difíciles, accidentadas”, dice el pronunciamiento. Y no se quedan ahí. Añaden que esas relaciones estuvieron marcadas por “manipulaciones que todos conocemos” y una “complicada y alterada comunicación” que, según ellos, impidió una verdadera interacción con el Vaticano. Es decir, incluso después de muerto, el Papa sigue siendo interpelado desde El Carmen por no haberlos comprendido.

La dictadura reclama, el pueblo católico ora 

La mención directa al cardenal Leopoldo Brenes y a la Iglesia católica en Nicaragua se reduce a una línea: “nuestras consideraciones en estos momentos de tránsito”. No hay menciones al clero perseguido ni a las tensiones vividas en los últimos años entre el régimen y las estructuras eclesiásticas del país.

El mensaje se apega a la narrativa sostenida por el régimen durante los últimos años: que la Iglesia católica fue manipulada, que sus voces críticas fueron “altisonantes” y que su mensaje se prestó a la “confusión”. La figura del Papa, que en 2023 calificó a Nicaragua como una “dictadura grosera” y comparó su sistema con las tiranías del siglo pasado, fue vista desde entonces como adversaria.

El mensaje no lo reconoce como pastor universal ni como promotor de justicia y reconciliación. Lo define apenas como “el Primer Papa de Nuestramérica-Caribeña” y elogia sus “recorridos por el Mundo promoviendo Paz”, sin entrar jamás en el rol que tuvo frente a la crisis nicaragüense.

Mientras el régimen publicaba su pronunciamiento, comunidades católicas en todo el país han empezado a realizar actos de oración y misas en memoria del pontífice. En Managua, el cardenal Brenes, ordenó a todas las parroquias celebraciones eucarísticas y el repique de campanas tres veces al día por la muerte del Papa.

Los ataques contra la Iglesia

La relación de la dictadura con el Papa Francisco se tensó gravemente tras el estallido social de abril de 2018. La Iglesia católica asumió un papel mediador en el diálogo nacional, pero también denunció la represión estatal, lo que provocó un progresivo deterioro del vínculo.

El punto de ruptura se produjo en marzo de 2023, cuando el Papa calificó a Nicaragua como una “dictadura grosera” y comparó al régimen con las del siglo XX. Poco después, Ortega rompió relaciones diplomáticas con la Santa Sede y se expulsó al nuncio apostólico.

Desde entonces, la persecución a la Iglesia se ha intensificado: encarcelamiento y destierro del obispo Rolando Álvarez, exilio forzado de sacerdotes, cancelación de congregaciones religiosas y confiscación de propiedades eclesiásticas, entre otras medidas.

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