Cobran hasta C$1,500 por cupo en la fila para apostillar en Cancillería
Negocio a costa de la necesidad: la venta de puestos en la fila para apostillar documentos en Cancillería ya alcanza los C$1,500. La falta de personal y la atención limitada generan caos y oportunismo.


- Managua, Nicaragua
- abril 06, 2025
- 05:00 AM
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Es de madrugada y, frente a la sede de la Cancillería de Nicaragua en Managua, ya se aglomera una multitud. Muchos controlan decenas de los primeros lugares en una extensa fila de sillas plásticas, que luego venden a quienes necesitan apostillar documentos, un trámite esencial para que tengan validez legal en el extranjero.
“A 1,500 pesos el lugar o no pasás hoy, vos mandás”, se escucha entre el bullicio. Cada día, cientos de personas acuden a esta institución, ubicada en la vieja Managua, con la esperanza de autenticar títulos profesionales, récords policiales, actas de matrimonio y certificados académicos.
La apostilla es una certificación oficial que permite validar documentos emitidos en Nicaragua para que tengan efectos legales en el extranjero. Es un trámite indispensable para quienes buscan estudiar, trabajar o residir fuera del país. En Nicaragua, este servicio lo brinda de forma gratuita la Cancillería, sin ningún costo para los ciudadanos. Sin embargo, el negocio ha surgido afuera, entre personas que lucran vendiendo espacios en la fila.
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Desde hace varios meses, ciudadanos han denunciado las interminables filas y el comercio ilegal que se ha instalado alrededor de este servicio. La alta demanda, impulsada por la migración y otras gestiones internacionales, ha superado la capacidad de atención de la Cancillería, abriendo la puerta a un mercado informal que explota la necesidad de la gente.
Según comerciantes de la zona, quienes iniciaron vendiendo lugares por entre C$300 y C$500 ahora exigen hasta C$1,500 por un puesto cerca del frente. Esto, debido a que la Cancillería solo entrega 200 números por día, conforme al orden de llegada.
Pagar o dormir en la calle para asegurar el turno
Este panorama deja a los ciudadanos con dos opciones: pagar por un lugar en la fila o pasar la noche a la intemperie para asegurar un turno.
“Los que entran son los primeros 200. El resto tiene que regresar al día siguiente”, relató una mujer originaria de Matagalpa que viajó a Managua para apostillar los certificados de notas de sus hijos.
Los usuarios acusan a la Cancillería y a la Policía de permitir que un grupo de personas acapare los primeros lugares para luego revenderlos. Aseguran que esta situación afecta especialmente a quienes vienen desde los departamentos y no tienen recursos para pagar.
“Es inhumano. Hay gente que pasa hasta dos días haciendo fila para lograr un número. Y quienes pagan, aunque lleguen tarde, entran igual. ¿Dónde está la justicia en eso?”, cuestionó un joven que intentaba apostillar documentos para emigrar.
Urge más personal y un mecanismo de citas
El escenario es siempre el mismo: al amanecer, las primeras filas están ocupadas por sillas vacías. Quienes controlan el negocio no permiten que nadie más se forme “como debería ser”, denuncian los usuarios.
Según un trabajador de la institución, quienes venden los lugares son, en su mayoría, dueños de pequeños negocios cercanos que también ofrecen café, refrescos y comida. Aunque se conoce esta práctica, hasta ahora las autoridades no han tomado acciones para frenarla.
Frente a este desorden, ciudadanos consultados por DESPACHO 505 consideran urgente que la Cancillería implemente un sistema más eficiente y transparente para realizar el trámite. Un mecanismo de citas previas por internet o por teléfono como el que se aplica en otras instituciones, podría eliminar el caos diario, evitar que las personas pernocten en la calle y acabar con el negocio ilegal que se ha montado en torno a la necesidad de apostillar.