Nicaragüenses con parole trabajan 16 horas diarias antes de regresar con lo que puedan

Sin opciones de quedarse en Estados Unidos, paroleados duplican sus jornadas de trabajo para ahorrar lo suficiente antes de su regreso o para intentar empezar de cero en otro país.

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Pasajeros en el aeropuerto JFK de Nueva York. Uriel Velásquez
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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • abril 02, 2025
  • 08:00 AM

El final del parole humanitario ha dejado a miles de nicaragüenses en una carrera contra el tiempo. Con la obligación de abandonar Estados Unidos antes del 24 de abril, muchos han optado por trabajar jornadas dobles, extenuantes y sin descanso para reunir la mayor cantidad de dinero posible antes de su regreso obligado a Nicaragua.

DESPACHO 505 habló con migrantes que tras la orden de la Administración Trump no tienen otra opción que volver. La noticia de la cancelación del programa ha truncado sus planes y los ha sumido en una maratónica lucha por aprovechar hasta el último día en suelo estadounidense.

Se calcula que unos 60.000 nicaragüenses de los 93.000 que llegaron a Estados Unidos bajo este programa se enfrentarían a un proceso de deportación si no salen de Estados Unidos antes de la fecha señalada. Quienes estarían a salvo, de momento, son las personas que solicitaron un ajuste de estatus a una residencia o solicitaron asilo.

"No quiero llegar con las manos vacías"

Ana Francis, madre de dos niñas, llegó a Estados Unidos en septiembre de 2023 con la esperanza de construir un futuro más estable. Ahora, ante la orden de salida, ha intensificado su ritmo laboral.

"Desde que nos dieron la noticia, he duplicado mis horas de trabajo. No quiero regresar con las manos vacías, necesito asegurar el futuro de mis hijas", explica. Sus jornadas se han extendido a 16 horas diarias, sacrificando descanso y salud en un esfuerzo desesperado por ahorrar lo suficiente.

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Margine, originaria de Achuapa, León, también ha enfrentado esta difícil situación. Llegó hace 16 meses y, aunque logró estabilidad laboral, el repentino cambio en las políticas migratorias la ha obligado a reconsiderar su futuro.

"Nos dieron falsas esperanzas. Muchos de nosotros ya habíamos iniciado el proceso de ajuste de estatus, pero ahora nos obligan a irnos. Es injusto porque hemos venido a trabajar y no a hacerle daño a nadie", dice con pesar. Como Ana, ha optado por trabajar hasta la extenuación para aprovechar sus últimos días en el país.

El sacrificio de los migrantes

El parole humanitario, lanzado durante la administración de Joe Biden, permitió la entrada temporal de nicaragüenses con un permiso de trabajo por dos años. Sin embargo, la Administración Trump lo ha cancelado, argumentando que no cumplió sus objetivos y que no representaba un beneficio significativo para Estados Unidos. 

Este programa ofrecía una alternativa segura y legal para miles de migrantes que huían de la crisis económica y política en Nicaragua. Con su abrupta cancelación, muchos se ven obligados a retornar sin haber conseguido la estabilidad que esperaban.

La realidad de estos migrantes es dura. Muchos han trabajado hasta el límite de sus fuerzas, soportando barreras idiomáticas y largas jornadas sin descanso. "No solo trabajamos para nosotros, sino para nuestras familias en Nicaragua. Ahora nos toca volver y empezar de cero", dice Margine.

Una vuelta incierta

A pesar del agotamiento y la tristeza, Ana y Margine mantienen la esperanza de que su sacrificio no haya sido en vano. Ambas confían en que los ahorros que logren reunir en estas últimas semanas les permitirán emprender en Nicaragua.

"Doy gracias por la oportunidad de haber trabajado aquí, aunque haya sido por poco tiempo. Regreso con muchos sueños y metas por cumplir. Ojalá que la situación migratoria cambie para quienes, como yo, solo buscaban una mejor vida", concluye Ana.

Con la fecha límite cada vez más cerca, miles de nicaragüenses están agotando sus últimos días en Estados Unidos trabajando al máximo. La incertidumbre sobre su futuro en Nicaragua persiste, pero el esfuerzo no cesa hasta el último momento.

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