Remesas familiares: el motor de la economía de Nicaragua en riesgo por la política migratoria de Trump

Nicaragua sobrevive gracias a las remesas. Los cambios en la política migratoria de Estados Unidos ponen en peligro la estabilidad financiera de miles de familias.

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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • marzo 31, 2025
  • 06:19 AM

Las remesas familiares son cruciales para la economía de Nicaragua. En 2024, estos envíos representaron un 26.6% del Producto Interno Bruto (PIB), superando a las exportaciones, la inversión extranjera y el turismo. Sin embargo, esta dependencia también conlleva un riesgo significativo: cualquier cambio en la política migratoria de los países emisores, principalmente Estados Unidos, podría poner en peligro la estabilidad financiera de miles de familias.

La mayoría de los hogares sobrevive gracias a las remesas. En 2024, el país recibió 5.243,1 millones de dólares en remesas, consolidándose como la mayor fuente de divisas para el país.

"El flujo de remesas familiares siguió mostrando un buen dinamismo, aunque moderado con relación al año anterior, con un incremento de 12.5 por ciento (44.5% en 2023), de forma que se ha consolidado como una fuente importante de ingresos de divisas para el país (26.6% del PIB)", reconoce el Banco Central de Nicaragua en su informe anual 2024.

Las remesas impactan directamente en el consumo interno, permitiendo a los hogares nicaragüenses acceder a alimentos, medicinas, electrodomésticos y materiales de construcción. 

Estados Unidos es el principal origen de estos envíos, representando el 83% del total recibido, seguido de Costa Rica (8%) y España (6%). Este dato subraya la dependencia de Nicaragua de su población migrante en el exterior, especialmente en territorio estadounidense desde donde llegan 83 de cada 100 dólares recibidos.

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El crecimiento sostenido de las remesas está directamente relacionado con la migración masiva de nicaragüenses. Desde abril de 2018, cuando el régimen de Daniel Ortega desató una ola de represión contra las protestas ciudadanas, cientos de miles de personas han abandonado el país en busca de seguridad y mejores oportunidades. Se estima que más de 900.000 nicaragüenses han emigrado en los últimos años, alimentando el flujo de remesas que hoy sostiene la economía.

Según el economista Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, más de un millón de hogares en Nicaragua dependen de las remesas enviadas por migrantes. Esta cifra representa aproximadamente el 70% de los hogares del país, considerando que Nicaragua cuenta con alrededor de 1.6 millones de familias.

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Si bien las remesas han servido como un salvavidas económico, también reflejan una realidad preocupante: la falta de oportunidades y el éxodo continuo de la población. La dependencia del dinero enviado desde el exterior expone la fragilidad de la economía nacional y plantea un reto urgente para el futuro del país.

Además, la incapacidad del régimen de Daniel Ortega de generar crecimiento económico sostenible en 18 años de gobierno ha profundizado esta dependencia. Hay crecimiento macroecnómico, pero no se traduce en una mjoría directa en las condiciones de vida de la gente o la economía del hogar.

"En lugar de fomentar un modelo productivo que permita el desarrollo interno, el gobierno ha convertido las remesas en una válvula de escape para la crisis social y económica. Esta situación deja a Nicaragua en una posición vulnerable, ya que cualquier cambio en la política migratoria de los países emisores podría afectar gravemente la estabilidad financiera de miles de familias", explica a DESPACHO 505 un economista nicaragüense. 

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En el caso de Estados Unidos, las políticas migratorias han representado una amenaza constante para la comunidad nicaragüense. La Administración de Donald Trump implementa deportaciones masivas de los indocumentados y ha eliminado programas de protección migratoria.

Recientemente, Trump canceló el programa de parole humanitario para más de 93.000 nicaragüenses beneficiados, lo que limitará el flujo de nuevos migrantes y, en consecuencia, la llegada de remesas.

Además, existe la posibilidad de que el Estatus de Protección Temporal (TPS) para nicaragüenses no sea renovado, lo que pondría en riesgo la estabilidad de miles de familias que dependen de los ingresos generados por su fuerza laboral en Estados Unidos.

Estos factores agravan la incertidumbre económica y subrayan la urgencia de un cambio estructural en la economía nicaragüense.

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