Salario versus comida: una carrera desigual que agudiza la pobreza
Los aumentos salariales en Nicaragua no son equiparables a los incrementos que ha sufrido la canasta básica en los últimos años, lo que agudiza la situación de los nicaragüenses.
- noviembre 18, 2024
- 08:42 AM
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En Nicaragua ni siquiera un profesional puede darse el “lujo” de comer carne todos los días. Hasta septiembre, el salario promedio de los asegurados al INSS (15,043.4 córdobas) apenas cubría el 73 por ciento del costo de la canasta básica. Poner alimentos en la mesa es cada vez más difícil debido al galopante incremento del costo de la vida que a la mayoría de los nicaragüenses no les queda otra salida que “ajustarse el cinturón”, comenta resignado un ciudadano.
Menciona otras opciones de sortear las carencias y “después resolver”: préstamos de dinero con intereses a conocidos, el fiado o las tarjetas de crédito, para quienes las tienen.
Eddy tiene 37 años, un salario de 15 mil córdobas mensuales de los que percibe 13,100 -después de la deducciones del INSS- y un gasto fijo de 17,500. Comparte casa con cinco familiares y aunque solo su padre depende directamente de él no logra cubrir lo esencial.
Para sobrevivir, Eddy ha tenido que aprender a racionar las compras, dice. Además, aprovecha su tiempo libre para buscar trabajo atendiendo eventos y ganar dinero extra. En los meses malos tiene que recurrir a prestar dinero para llegar a fin de mes.
Eddy es parte de los 644,566 trabajadores nicaragüenses que tienen un empleo formal cuyos sueldos no cubren ni los productos de consumo esencial que integran la Canasta Básica.
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Salarios y comida, aumento desigual
Desde enero de 2020 hasta agosto de este 2024, –último dato publicado por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide)--, el costo de la canasta básica ha incrementado un 44.5 %, pasando de 14,221.32 córdobas a 20,559.15. Esto mientras el salario mínimo promedio se ubicó en 6,407.84 córdobas en 2020 y 8,561.46 en 2024, con un incremento de 25.1 % en ese mismo período.
La brecha entre el salario y el precio de los 53 productos básicos se ensancha cada día más. En diciembre de 2021 (16,255.37 córdobas) la canasta básica se elevó un 11.90 % respecto al mismo mes de 2020 (14,526.33 córdobas).
Luego entre diciembre de 2021 y el mismo mes de 2022 (18,981.54 córdobas) subió 16.70 %. Para 2023 (19,800.85 córdobas) incrementó otro 4.31 % respecto al año anterior, y al comparar el dato diciembre de 2023 con agosto de este 2024 (20,559.15 córdobas) aumentó 3.8 %.
En tanto, los salarios solo han crecido entre un 1 y 10.1 % en los últimos cinco años. En 2020 el aumento del salario mínimo fue de 2.63 % respecto a 2019, en 2021 incrementaron 1 y 3 %, en 2022 un 7 %, 2023 en 10 % y en 2024 crecieron 8 % para quienes laboran en la Industria sujeta a régimen especial (zonas francas) y 10.1 % para el resto de sectores.
El salario más bajo en Nicaragua es el de la Micro y pequeña industria artesanal y turística nacional que este 2024 se sitúa en 6,027.72 córdobas y el más alto es el del sector Construcción; establecimientos financieros y seguros con 12,803.47 córdobas, en dependencia del rubro en el que se trabaje resulta más o menos imposible adquirir todos los productos básicos, la mayoría de nicaragüenses ni siquiera alcanzan a comprar los 23 productos alimenticios que hasta agosto de este año alcanzan un total de 14,738.29 córdobas.
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El aumento se traduce a más deducciones
Los salarios en Nicaragua son sujetos de la deducción del 7 % del aporte al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). En el caso de los trabajadores con sueldos que superen los 100 mil córdobas (8,333 al mes) tienen que pagar entre el 15 y hasta el 30 % en concepto de Impuesto sobre la renta (IR).
Eddy no se entusiasma con los aumentos al salario mínimo, porque este ajuste no aplica en su caso. Cobra el mismo monto desde hace años y ve cómo cada vez pierde poder adquisitivo debido al comportamiento alcista de los alimentos. “Muchas veces los aumentos de salarios son para el mismo gobierno, a más salario más te quitan y quedás en las mismas”, agrega.
A criterio del sociólogo, economista y analista político Oscar René Vargas la mayoría de los nicaragüenses viven en una situación de “pobreza laboral” en la que muy pocos pueden cubrir las necesidades básicas con sus salarios.
“Del total de afiliados al INSS de 799,057 personas cotizantes, a junio de 2024, solamente el 19.33 % del total (154,491 afiliados) tienen un salario superior al costo de la canasta básica. Lo anterior nos indica que 644,566 trabajadores formales afiliados al INSS viven en pobreza laboral, ya que su salario no les permite comprar una canasta básica”, explica Vargas citando cifras oficiales.
2.5 millones de nicaragüenses sin seguridad social
Nicaragua tiene una Población Económicamente Activa (PEA) de 3 millones 382 mil 352, al comparar con las cifras oficiales se desprende que más de 2.5 millones de nicaragüenses no cotizan a la seguridad social, por lo que se encuentran en el empleo informal y eso suscita otro impedimento para poder comprar la canasta básica en su totalidad.
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“No resulta difícil ni comer, ni asearse, ni vestirse en Nicaragua, con esos salarios resulta imposible. El número que se muestra con el salario mínimo es muy inferior a la canasta básica, que para muchos nicaragüenses no es alcanzable, ya que están en calidad de subempleo, lo que significa por definición que están recibiendo un salario menor al mínimo y trabajando horas menos de lo establecido por ley, de tal manera, que es todavía más difícil poder cubrir las necesidades básicas”, expone el economista Juan Sebastián Chamorro.
Eddy reconoce que le es imposible cubrir toda la cesta familiar y a veces hasta los 23 productos alimenticios, cada quincena tiene que ajustar su presupuesto, pues aunque funcionarios como el presidente del Banco Central Ovidio Reyes aseguren que la inflación se ha reducido y que por ende los costos de los productos deberían disminuir, en la realidad no es así, al hacer las compras en supermercados, mercados o pulperías la diferencia semana a semana es notoria.
“He dejado de comer carne seguido, solo una vez cada 15 días, y el cerdo me hace daño entonces tengo que comer pollo o estar comiendo jamón, mortadela, chorizo crillo, ya ni queso porque está caro. He visto a mis compañeros de trabajo que la mayoría no lleva ni carne ni pollo”, cuenta Eddy.
Este nicaragüense sigue teniendo el arroz, los frijoles, el pan y el huevo como los alimentos principales en su plato diario, “con sacrificio” le suma queso, crema y carne que generalmente suele ser molida porque su precio es levemente menor en comparación a cortes de posta o lomo. Dice que come “para sobrevivir” y que ante la difícil situación hace lo que puede.
Un huevo vale casi 9 córdobas
Durante años los nicaragüenses han tenido que sobrevivir con “el agua hasta el cuello”, los paulatinos incrementos en productos como el huevo hacen la diferencia a la hora de comprar y comer, en enero de 2020 uno costaba 4.85 córdobas y hasta agosto de este 2024 su costo se elevó a 6.22 córdobas, lo que muestra un incremento del 27.8 %. Este es el precio basado en los informes del Inide, que ubica la docena de huevos en 74.67 córdobas, pero al comprar en pulperías el monto se eleva hasta 104 córdobas y el precio unitario en casi 9 córdobas.
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“Con respecto al huevo es un producto que todavía se mantiene a salvo porque salvo el queso, la crema o la carne es más rentable invertir en comprar una cajilla de huevos que te cuesta 260 pesos (córdobas) a comprar libra y media carne que casi son 300 córdobas, y esos 30 huevos te pueden dilatar una semana o 10 días”, expone Eddy.
Además del trabajo extra, pequeños negocios, préstamos y el fiado, Juan Sebastián Chamorro añade el ingreso de remesas como una inyección a los ingresos familiares en Nicaragua para poder cubrir los gastos básicos; sin embargo, no todos los nicaragüenses cuentan con ello. Óscar René Vargas cita datos del Banco Mundial para afirmar que más del 50 % de los trabajadores formales y más del 80 % de los que laboran en el sector informal están por debajo de la línea de pobreza, por lo que las posibilidades de salir de ella “son muy bajas”.
“Más del 80 % de la población nicaragüense padece de pobreza multidimensional (vulnerables, pobres y pobreza extrema); es decir, que tiene carencia monetaria, limitado acceso a la educación, bajo nivel educativo de los adultos, viven en viviendas inadecuadas, habitan en hacinamiento, no cuentan con los servicios básicos y se encuentran en el desempleo o en la informalidad”, precisó Vargas.
Aumentos salariales no significan “mejoría”
Pero esta realidad no parece ser la misma que el régimen plantea, en los últimos dos años ha anunciado como “algo especial”, —en voz de Rosario Murillo—, los aumentos salariales a los trabajadores del Estado. En octubre de 2023 los ajustes fueron escalonados, los que ganaban hasta 10 mil córdobas tuvieron un ajuste del 7 por ciento; de 10 mil a 20 mil córdobas, 5 por ciento; de 20 mil a 30 mil, 4 por ciento; y los que devengaban entre 30 mil y 40 mil, 3 por ciento; para los que el salario fuera mayor no tuvieron aumento.
El pasado 23 de octubre de este año, Rosario Murillo anunció un nuevo ajuste salarial de 4 % para toda la nómina fiscal, lo que en términos de poder adquisitivo no significa que “haya una mejoría”, señala el economista Juan Sebastián Chamorro.
“El ajuste anunciado con bombos y platillos de 4 % en el salario de los funcionarios públicos, no cubre siquiera el aumento inflacionario general de la economía de Nicaragua, el aumento de los precios de los artículos de la canasta básica crecen encima de ese 4 %, no les da para cubrir”, argumenta Chamorro.
Si adquirir los 23 productos alimenticios de la canasta básica resulta difícil, el asearse, vestirse y limpiar el hogar supone una tarea prácticamente imposible, en los hogares tienen que prescindir de muchos de estos insumos y optar por otros alternativos que resulten más baratos.
“Me ha tocado modificar, ahora toca comprar de la marca del supermercado cuando antes compraba Irex, Fab, Terso, igual he prescindido de algunos de algunos productos de mi kit personal. En la higiene de la casa igual, ya no usamos aromatizante, ahora solo compramos lampazo, mecha y el detergente que compramos del supermercado y le echamos un poquito de gas al piso para quitarle chicuije”, explica Eddy.