Monseñor Báez tras ser acusado de terrorista por Ortega: Las palabras nacidas del autoritarismo solo buscan mentir, dañar y someter

Monseñor Silvio Báez ha compartido dos lecturas bíblicas que desestiman las acusaciones lanzadas por el dictador Daniel Ortega

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  • septiembre 03, 2024
  • 11:15 AM

El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, respondió de manera indirecta al nuevo ataque del dictador Daniel Ortega citando dos lecturas bíblicas que desestiman las palabras surgidas desde el "autoritarismo".

Báez, exiliado desde el año 2019 tras recibir amenazas de muerte y ser instado por el papa Francisco a proteger su seguridad, no ha hecho alusión directa a las graves acusaciones que Ortega lanzó la noche de este lunes en contra suya y del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, tildándolos de terroristas y señalándolos como responsables de los graves crímenes cometidos en el contexto de la Rebelión de Abril de 2018, que el propio dictador ordenó exterminar por medio de las armas.

No obstante, el religioso que en los últimos meses se reserva comentarios sobre la coyuntura política y social en Nicaragua, colgó en su perfil en X un versículo del libro bíblico de Lucas que minimiza la agresión verbal: "Las palabras nacidas del autoritarismo y de la ambición de poder solo buscan mentir, dañar y someter". 

El veterano dictador nicaragüense aprovechó el discurso que ofreció en el acto del 45 aniversario del Ejército de Nicaragua en Managua, para reafirmarse como víctima de un intento fallido de golpe de Estado supuestamente financiado por Estados Unidos. Ortega tildó de "jauría internacional" a los organismos internacionales y a los países que criticaron su respuesta a la revuelta popular que estalló en Nicaragua, porque, a su juicio, creyeron que él se iba a rendir.

Además, volvió a defender la operación aramada que ordenó para desmantelar las protestas que exigían su salida del poder en y justificar el modelo de terror que ha instalado en el país y que en los últimos años se ha ensañado con la persecución a la Iglesia católica y a las organizaciones sin fines de lucro, hasta reducirlas a la mínima expresión.

En esta oportunidad Ortega regresó a mayo de 2018 cuando pidió la intermediación de la Iglesia como testigo y garante de un Diálogo Nacional propuesto para buscar una salida a la crisis en el país. La versión del dictador es que él tuvo buena voluntad para negociar, mientras "unos curitas" -monseñor Silvio Báez y monseñor Rolando Álvarez- defendían la violencia. 

"Y había unos cuantos curitas ahí, el cura (Silvio) Báez, y el otro (Monseñor Rolando Álvarez), el de Matagalpa, terroristas, terroristas, que cuando decíamos: Bueno, vamos a votar. ¿Quiénes están a favor de que se levanten los tranques? Levantaban la mano los delegados que estaban con los trabajadores, que estaban con los transportistas, pequeños empresarios también que estaban perdiendo... ¿Y quiénes están a favor de que se mantengan los tranques? Y levantaban la mano todos los bandidos esos que estaban con esos curas, y los curas levantando la mano también. No todos, pero sí Báez y el de Matagalpa, esos no faltaban ahí, levantando la mano", afirmó el dictador.

Baéz, en tanto publicó, un texto del libro de Mateo que calza como respuesta a las ofensas y acusaciones del dictador:  "Dichosos serán cuando los insulten, los persigan y, mintiendo, digan toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense porque su recompensa será grande en los cielos, pues del mismo modo persiguieron a los antiguos profetas".

En su largo discurso , Ortega dijo que no puede olvidar el 2018 porque antes del estallido social "Nicaragua era un país en paz", pero que ese año fue "doloroso, fatídico, donde se juntaron todos los demonios y se lanzaron a asesinar, a quemar" instituciones públicas y a quienes identificaban como sandinistas o como policías.

No obstente, sobre lo ocurrido en Nicaragua hace seis años, expertos designados por organismos de derechos humanos internacionales han determinado responsabilidad del régimen en la comisión de graves violaciones a los derechos humanos que califican como crímenes de lesa humanidad. Las protestas dejaron al menos 355 muertos según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos nicaragüenses elevan la cifra a 684, mientras que Ortega reconoce que fueron "más de 300" y deslinda responsabilidad.
 

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