La dictadura ha perpetrado 870 ataques contra la Iglesia católica desde 2018

La guerra declarada a la Iglesia católica de Nicaragua ha dejado 245 sacerdotes en el exilio, 19 propiedades confiscadas, 14 congregaciones católicas canceladas y censura

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Al menos el 70% del clero de la diócesis de Matagalpa ha sido desterrado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. CORTESÍA / DESPACHO 505
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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • agosto 15, 2024
  • 03:17 PM

Desde abril de 2018 hasta julio de 2024, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha perpetrado 870 ataques contra de la Iglesia católica de Nicaragua. El dato dimensiona la gravedad de la persecución religiosa en el país que, de manera particular se ha enseñado en la institución católica, y fue revelado en la quinta edición del informe “Nicaragua: ¿Una Iglesia Perseguida?”, elaborado por la abogada e investigadora Martha Patricia Molina.

Molina deja en claro que se trata de una "aproximación" del terror al que está siendo sometida la Iglesia en Nicaragua: exilio, destierro, cárcel, confiscación, censura, provación del ejercicio de la fe, asedio policial, amenazas de muerte, hostigamiento, profanación de templos, vigilancia permanente, difamación, criminalización, entre un largo historial de abusos al amparo del poder.

La investigadora explica que "han existido ataques que por su naturaleza (robos, profanaciones, amenazas de muerte, empujones, entre otros) no han sido denunciados por los sacerdotes porque la iglesia de Nicaragua vive en este momento un silencio impuesto con la esperanza de que la dictadura sandinista detenga por completo la persecución o cambie su actitud agresiva”.

La actualización de la sistematización de la cruzada sandinista contra la fe, que inició en el contexto de las protestas ciudadanas de 2028 que se extendieron en todo el país para exigir la salida de los Ortega Murillo del poder, fue presentado este jueves 15 de agosto, día en que la Iglesia católica celebra el dogma de la Asunción de María.

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Entre los datos más graves de lo que ocurra fronteras adentro con la Iglesia de Roma, la investigadora reporta el exilio de al  menos 245 sacerdotes y una escalada de la persecución religiosa. Entre enero y julio de 2024, la investigadora ha logrado documentar 92 “hostilidades en contra de la Iglesia Católica de Nicaragua”.

El informe también destaca que 9,688 procesiones fueron prohibidas a nivel nacional por la Policía sandinista, el principal brazo represor de la dictadura que, en este caso, realiza un trabajo de intimidación, por ejemplo con advertencias a los obispos y sacerdotes sobre la prohibición de realizar actos de piedad popular, los cuales solo son permitidos dentro de los templos.

Ante la prohibición de las procesiones, pocas parroquias son las que se han atrevido a realizarlas dentro de los templos. Muchos de los religiosos han sido amenazados que si desacatan la orden, serán enviados a prisión, en clara violación a libertad religiosa en el país.

Cierre de organizaciones católicas afecta a ciudadanos

La desmedida represión del régimen en contra de la Iglesia Católica en Nicaragua y sus pastores, también ha dejado como resultado 19 propiedades confiscadas y 14 congregaciones católicas canceladas por el Ministerio del Interior. El oficialismo a estas alturas ha desmantelado el tejido de la labor social de la Iglesia.

El régimen ha ordenado cerrar comedores infantiles a cargo de la Iglesia Católica en las zonas rurales del país, dejando en el desamparo a los beneficiados de las distintas obras sociales de la Iglesia, lo que ha causado un impacto negativo entre los pobladores porque muchos de los beneficiados no profesaban la fe católica, indica el informe.

“Esto ha tenido un impacto negativo en los fieles católicos, en obras de Iglesia católica en las que se ayudaba a personas que no profesa ninguna religión”, explicó Molina.

De acuerdo con Molina, la persecución del régimen en contra de la Iglesia en las diócesis de Matagalpa y Estelí, ambas pastoreadas por monseñor Rolando Álvarez, desterrado a Roma en enero de este año, se les ha prohibido a algunos feligreses y seminaristas “celebrar la Palabra” en donde hay ausencia de sacerdotes.

“Ha sido negativo porque en este momento se prohíbe a delegados de la palabra que celebren la palabra porque como no hay sacerdotes en la zona, son los laicos previamente formados quienes están asumiendo cierto rol que tienen los sacerdotes”, añadió la abogada.

Clero de Matagalpa en el exilio

El informe destaca que más de la mitad de los sacerdotes de la Diócesis de Matagalpa se encuentran en el exilio, lo que refleja un plan macabro del régimen sandinista para desarticular a la Iglesia en ese departamento.

También se contabilizan mensajes de odio pronunciados por Daniel Ortega y Rosario Murillo en contra de los sacerdotes, a quienes posteriormente se les han violentado sus derechos.

“Hay 72 mensajes de odio emitidos por la pareja dictatorial, para que funcionarios y autoridades de Policía Nacional, Ejército de Nicaragua, jueces, paramilitares, tengan luz verde para cometer delitos en contra los religiosos”, advierte Martha Patricia Molina.

Tras la saña de la dictadura en contra de Monseñor Rolando Álvarez, el obispo que decidió enfrentarlos al defender a la Iglesia, existe el temor entre los pocos sacerdotes que han quedado para asumir iglesias de esta diócesis.

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“Algunos sacerdotes, cuyos obispos están pensando a enviarlos a misión a la diócesis de Matagalpa, tienen miedo para asumir los roles porque están en la mira de la Policía y la dictadura Ortega Murillo, y podrían ser detenidos por el hecho de apoyar a esta diócesis”, aseveró Molina.

La abogada estima que el 70% de los sacerdotes de la diócesis de Matagalpa están en el exilio y cada uno de ellos era cabeza de la iglesia.

“De ahí podemos sacar una idea de cuántas iglesias están cerradas”, precisó la investigadora.

Seminarios podrían cerrar

Molina también advirtió que los seminarios donde se forman a los futuros sacerdotes podrían cerrar debido a la asfixia económica que les ha impuesto la dictadura con la finalidad de desaparecer a la Iglesia.

“Lo más probable es que estas instituciones tiendan a desaparecer, me refiero a las casas de formación, porque no hay dinero”, alertó Martha Patricia.

“Los seminaristas viven en casas de formación y ellos ahí almuerzan y cenan. Si no hay financiamiento para alimento (...), lo que la dictadura pretende es que caigan por su propio peso, esas casas de formación o colegios parroquiales”, continuó.

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La abogada invitó a los laicos a aportar financieramente a las iglesias y las casas de formación, para evitar los cierres de los seminarios o casas de formación, sobre todo las de Matagalpa y Estelí.

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