Eddie González, el mayor en retiro que quiso estar “en el lado correcto” de la historia

El hombre sacado herido de bala de su casa en Estelí, tras una refriega contra policías y paramilitares, es un mayor en retiro nacido en cuna sandinista. Puso el pecho contra la dictadura en defensa de su hermana, la periodista Nohelia González.

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El exmayor en retiro Eddie González Valdivia.
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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • julio 16, 2024
  • 02:07 PM

En la página 196 de la memoria que el Ejército de Nicaragua imprimió en septiembre del año 2009, por su 30 aniversario, hay un nombre al que se le reconoce por su lucha contra la dictadura de los Somoza, su contribución a las tareas del gobierno revolucionario y a la fundación del cuerpo castrense: Eddie Moisés González Valdivia

Es el mismo hombre que este domingo fue sacado herido de su casa en Estelí, tras una refriega contra policías y paramilitares, que tenían órdenes de capturarlo por denunciar públicamente la detención y destierro de su hermana, la periodista y exjefa de Información del diario La Prensa, Nohelia González

En la misma memoria militar, aparece un Daniel Ortega, sonriente, vestido con chaqueta verde olivo y una gorra con la insignia de las fuerzas armadas junto con un mensaje en el que el ahora dictador agradece a los miembros históricos por su “abnegada entrega a la patria”. El general Omar Hallesleven, también acicalado con su uniforme militar de gala, le dedica la obra de 204 páginas a esos hombres que lucharon por “una Nicaragua libre”. 

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Otro nombre reconocido ligado a González Valdivia es el del general en retiro Humberto Ortega, quien en 1980 lo nombró capitán y lo enlistó en los primeros ascensos de la estructura militar como fundador del entonces Ejército Popular Sandinista (EPS), según el decreto 429-1980 de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, que dirigió el país tras la caída de la dictadura del último de los Somoza, en julio de 1979. 

Con la suerte de “los militares malqueridos” del régimen 

El documento es toda una ironía. Omar Hallesleven y el propio Humberto Ortega con todo y sus estrellas han sido víctimas de la represión. El primero fue llevado a El Chipote cuando a alguien se le ocurrió mencionarlo como candidato a la sucesión.  

Para el segundo, el pecado fue mayor: en una entrevista descartó a Rosario Murillo y a sus hijos como sucesores de Ortega, desdibujando el sueño de la dinastía. A las pocas horas, el expoderoso hermano de Daniel Ortega se vio rodeado de policías que se les llevaron hasta los radios de transistores de la casa y lo mantienen preso en Managua.   

A González Valdivia le tocó lo mismo este domingo. En un operativo conjunto, paramilitares y policías rodearon su vivienda en Estelí para apresarlo en represalia por los reproches por la represión contra su hermana, la periodista Nohelia González. Sobre ella se sabe que fue sacada de su casa y desterrada. Oficialmente, sigue desaparecida.

La última imagen que se ha visto de González Valdivia, un militar en retiro nacido en cuna sandinista, en San Juan de Río Coco, al Norte de Nicaragua, es en manos de policías cuando con violencia lo bajan de una patrulla y lo tiran sobre una camilla del hospital San Juan de Dios de Estelí.

Hasta este domingo, González Valdivia, de 65 años, vivía de la docencia y de su pensión de exmilitar. Salió del cuerpo armado con el grado de mayor y una larga trayectoria de guerrillero primero, militar disciplinado después y militante sandinista hasta 2018 cuando vio con claridad las distorsiones de este Frente Sandinista que Ortega y Murillo han llevado al despeñadero por ambición al poder. “Él y muchos de nosotros (la familia) ya estábamos del lado correcto de la historia”, dice a DESPACHO 505 un familiar que pide protección a su identidad.  

El pariente aclara que habla de la familia de sangre y de lucha. “Hay una molestia profunda también en el sandinismo histórico del Norte del país por lo que han hecho los represores contra dos miembros de una familia que llegó a ser base de la lucha antisomocista en Estelí”. 

Los Gonzalez Valdivia acuñaron la causa guerrillera como una herencia ideológica de sus abuelos, Cándida Rosa Rodríguez y Moisés González Espinoza, quienes en sus años de juventud apoyaron la rebelión del general Augusto C. Sandino en las montañas del Norte, entre 1927 y 1928. Después, le tocaría a sus padres Narciso González y Gloria Valdivia, apoyar a los guerrilleros sandinistas en sus andanzas contra la dictadura de Somoza y ellos, los hijos, estaban prácticamente destinados a ser parte de los rebeldes.        

El punto de quiebre fue en 2018, si bien Eddie González Valdivia,  apodado en los tiempos de guerrilla como “El Cejas”, nunca renegó de su ideología, adoptó una postura crítica. “Nunca estuvo de acuerdo en matar a los chavalos”, sostiene el familiar. 

Varios escritos de González Valdivia confirman lo que dicen sus familiares. En unos por ejemplo, llegó comentar con nostalgia “la mística” y “entrega desinteresada” de aquel Frente Sandinista de Liberación Nacional al que se integró. Sus críticas subieron de tono la semana pasada cuando la mano represora alcanzó a su misma familia en la persona de su hermana. Pero el costo que paga ahora es tan alto que compromete su propia vida.   

Preso con Somoza, futuro incierto con Ortega y Murillo     

Los familiares de González Valdivia dicen a DESPACHO 505 que el mayor en retiro creyó terminada su vida ligada a las armas el día que colgó su uniforme militar como parte del “PR1”, a como llamaron el primer plan de retiro de los militares en 1990. Nunca pensaron que los mismos que agitan la bandera a la que sirvió lo llevarían a volver a defenderse con armas. 

Este exmilitar se integró a las filas de la guerrilla rojinegra a los 14 años. Las fotos donde aparece, flaco, barbudo y de pelo solo “aquietado” por una gorra de campaña militar y con un arma cruzada al pecho, son parte de álbum de la historia de su vida ligada al sandinismo y que él mismo compartió para recordarles a los represores lo malagradecidos que son.

Nació un 1 de septiembre de 1958 en San Juan del Río Coco y creció en fincas  oyendo de las andanzas de sus abuelos con los integrantes del “Ejército loco de Sandino”, que se fajaron en las montañas del Norte a la Guardia Nacional de los Somoza apoyados por soldados a sueldo traídos de Estados Unidos. Seducido por los relatos de las hazañas de aquel héroe diminuto de estatura, nacido en Las Segovias, Eddie Moisés González Valdivia, su nombre de pila, no tardó en integrarse a la lucha armada que recogió, al menos, por un tiempo, el legado del que en Nicaragua conocen como “general de hombres libres”. 

“Está claro que la palabra libertad es lo que más lo define”, dice otro exguerrillero esteliano que luchó en su misma columna de rebelde. “Él es soldado de ese general (Sandino). Estuvo dispuesto a morir por ella, (por la libertad) este domingo estuvo dispuesto, otra vez y 40 años después, a morir por ella, a sacrificar su vida por la libertad que le quiere arrebatar otra dictadura”, comentó.

En septiembre de 1977 González Valdivia fue herido y capturado por la Guardia Nacional de Somoza. La edición del diario La Prensa recoge una imagen y una declaración de  “El Cejas”. En el artículo confiesa su participación en la lucha clandestina y dice sentirse orgulloso. “Es y siempre será un hombre de convicciones”, señala su excompañero de lucha. “No es como estos muchachos que se amarran una pañoleta y le agradecen a Rosario (Murillo) o al comandante Ortega que estén ahí, no hay mística, es ignorancia, todos brutos y borregos”, critica. 

A estos exguerrilleros les resulta otra ironía que después de haber estado en una cárcel de la dictadura de Somoza, ahora el mayor en retiro se encuentre en manos de un carcelero que fue un compañero de armas. “Un sandinista le quita la libertad a otro, eso está muy mal. Ya la lista es larga, el general Ortega (Humberto), el general Hugo Torres, el comandante Víctor Hugo y más,  decepciona la verdad”, asegura.              

Guerrillero, militar, investigador y ahora perseguido 

González Valdivia, padre de tres hijos, se había tomado en serio la ciencia de su carrera. Tras su salida del Ejército, estudió Ingeniería Agrónoma en la Universidad Agraria (UNA) y en el año 2000, alcanzó la oportunidad de hacer una maestría en Chile sobre uso del agua, ligado al agro.

Según sus familiares regresó con varios proyectos en los que pondría en práctica su máster y que supo combinar con su vida académica cuando la Universidad de Ingeniería (UNI) abrió su recinto en Estelí. Eso hizo que dejara Managua y volviera a la casa familiar que en el pasado fue también casa de seguridad para  guerrilleros conocidos como Bayardo Arce, Mónica Baltodano, Pedro Aráuz Palacios, Ariel Darce Rivera y José Benito Escoba, entre otros.

De esa misma casa los policías del régimen lo sacaron herido el domingo. “Es venganza”, dice el pariente. “Lo creen traidor, pero los traidores son otros, los conocemos  y todo el país conoce sus nombres. Habrá justicia, la conocieron los esbirros de Somoza, la conocerán los de ahora”, sentencia por su lado un excompañero de trinchera de González Valdivia.


 

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